3 de noviembre de 2024

Las palomas y yo

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Andando por cualquier acera del barrio o sentados en una terraza al aire libre, es seguro que habremos convivido con palomas que picotean migas u otros restos que les sirven de alimento.

A mí no me habían causado especial molestia hasta hace un par de meses cuando han tomado la terraza de nuestra casa en el Parque de las Avenidas como lugar preferido donde hacer sus defecaciones.

Cada vez que me asomaba a la terraza había una paloma posada sobre el cajetín de la antena de televisión. De nada servía espantarlas. Volvían y cagaban a placer, sin respetar los almohadones de las butacas.

Me han aconsejado colgar cedés o espejos que, al parecer, las ahuyentan. Veremos.

Nunca había tenido manía a las palomas, que en el cine gozan de una idílica fama. Quiero recordar una escena de la película Mary Poppins, en la que una anciana da de comer a las palomas mientras suena la inolvidable canción “Feed the birds”, interpretada por Julie Andrews.

Como contraste a este amable “dar de comer” a las palomas, saltó a los medios de comunicación el pasado mes de agosto la batalla del Ayuntamiento de Burgos contra la sobrepoblación de palomas torcaces, no sólo con halcones y redes, sino hasta con una escopeta de perdigones.

La asociación animalista Pacma ha denunciado al Ayuntamiento por esta práctica que viola la Ley de Protección Animal.

Nunca, insisto, había tenido yo animadversión a estas aves invasoras.

Incluso ahora, cuando han elegido nuestra terraza como lugar preferido donde echar sus heces, me he negado a utilizar procedimientos que puedan causarles daño, como cubrir con una placa con pinchos el cajetín de la antena de televisión.

Pero tampoco me pidan que les dé de comer, aunque sólo sea con migas de pan.

 

  

27 de octubre de 2024

Las hijas y la mujer de Pedro Sánchez

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

No he visto ninguna de las entregas de “Moncloa. Cuatro estaciones”, el documental que El País publica al fracasar el intento de los productores de la serie de que una gran cadena de televisión o plataforma lo emitiese.

Pero he leído en la prensa cómo, en una escena del documental, Pedro Sánchez pasea por los jardines de Moncloa con Óscar López, entonces director del Gabinete de la Presidencia y hoy ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública (no me resisto a señalar lo alambicado de los nombres de los Ministerios del Gobierno de Sánchez), y le comenta: “Estoy sorprendido, macho, mi hija la mayor saca unas notas macho”, a lo que López contesta: “Qué bien, eso es importante”.

A esta escena quería llegar, pues en favor del presidente del Gobierno había yo anotado la discreción de no hablar de sus hijas. Lo único que yo sabía de ellas es que son dos. Ignoro sus nombres y edades, y nunca he visto una foto de las mismas.

A diferencia de las hijas del anterior presidente Rodríguez Zapatero, unas “góticas”, de las que aparecieron imágenes en distintos medios, y no precisamente para bien.

Insisto en que me parecía un acierto de Pedro Sánchez salvaguardar a sus hijas de los focos de los medios de comunicación.

Y esto me lleva a otra reflexión, también relacionada con la familia más próxima del presidente Sánchez. Su mujer Begoña Gómez había permanecido, al menos para mí, en un discreto anonimato hasta que su marido cometió el error de recomendarla al IE (Instituto de Empresa) para dirigir el Africa Center, lo que ella hizo entre 2018 y 2022, sin más avales que sus estudios de Bachillerato y mercadotecnia.

Desde entonces, Begoña Gómez, que ni siquiera es licenciada, ha codirigido varias cátedras en la Universidad Complutense de Madrid y no ha parado de salir en los medios, acompañada o no de su enamorado esposo.

Hasta que, “sic transit gloria mundi”, le han ido despojando de sus honores y cátedras, y ha acabado imputada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción privada, a los que después se ha añadido el de apropiación indebida.

Acabe como acabe su imputación, ¿no estaba Begoña más feliz en su discreto segundo plano como esposa y madre? Alegrándose con su marido de las “notas macho” de sus hijas.

 

20 de octubre de 2024

Mala vida

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Mala vida es el título de la novela de Mar del Olmo, publicada en 2024 por la Editorial Posidonia, a la que dedicamos la tertulia de “El libro del mes” de octubre. Una tertulia que contó con la participación de la autora y que tuvo un formato muy singular: dada la asistencia de muy pocos tertulianos, nuestra habitual anfitriona Isabel Codina dispuso la mesa de la presidencia en el centro de la sala y a su alrededor las sillas de la autora Mar del Olmo, de la presentadora Ana G. Novak y de los escasos asistentes.

Desde el comienzo de la tertulia Isabel nos sirvió vasos de agua, vino, cerveza y patatas fritas, que al final se vieron incrementados por una auténtica cena.

Mar y Ana dialogaron sobre la Mala vida, invitando también a intervenir a los asistentes.

La edición de la novela es primorosa y además con papel ecológico. La portada, en tonos verde claro con un recuadro beige para el título y el nombre de la autora, se estructura en hileras de triángulos, que luego supimos que eran el ojo de Dios, y platillos volantes.

La solapa primera presenta una foto y la biografía de la autora, nacida en Valdepeñas (Ciudad Real), filóloga e intérprete de formación, que trabajó en publicidad y, sobre todo, se dedicó a su verdadera vocación: escribir. Su primera novela, 45 días por año, fue galardonada como Best Women Issue’s Book. En 2021 publica su segunda obra, El mito del chiringuito, que fue finalista en el concurso convocado por Audi y Universo de Letras (Editorial Planeta).

Su blog www.mardelolmo.com nos brinda artículos de actualidad y relatos cortos.

La contracubierta ofrece un certero resumen del argumento de Mala vida, cuyo protagonista, Ezequiel Montes, que trabaja como funcionario de Correos, es un marido aburrido y un padre ausente, pero amigo de quienes con él comparten un partido de Champions. Su mujer, Carmen, harta de su conducta egoísta y machista, prepara una venganza “líquida”, y Ezequiel choca contra el bidé del baño y pierde el conocimiento. Despierta en la antesala del cielo, donde es recibido por el mismo Dios, quien le plantea un ultimátum: o sigue el camino de redención que le propone, o lo manda derecho al infierno. Deberá vivir otras vidas y superar los desafíos que se le presentan en cada una de ellas: se convertirá en madre de familia numerosa, en joven profesor de bailes caribeños, en anticuario sexagenario y homosexual y en meretriz no del todo desconocida para él.

La autora se vale de esta transmigración del protagonista para hacer una certera crítica de su machismo, su egoísmo, sus hipócritas creencias, crítica que se extiende a numerosos ámbitos de la sociedad.

Es una galería de personajes retratados de mano maestra por Mar del Olmo, que nos preguntó a los contertulios cuál era nuestro preferido. La mayoría se decantó por Juanillo, hijo pequeño de Mari, la madre de familia numerosa, que habla y actúa muy raro, lo que lleva a pensar a Juanillo si habrá sido abducida por un extraterrestre. El mismo Dios está retratado con un sentido del humor que resta afán moralizante a la vez que les da a los mortales la oportunidad de redimirse.

La figura de Anto, o sea Antonia, enferma de cáncer, que ha adoptado a Romeo, el profesor de bailes caribeños, y a la que va a cuidar María Auxiliadora Martín, o sea Mari, es a mi juicio, a pesar de no aparecer en el índice de personajes, la quintaesencia de la bondad.

Al final de la tertulia se planteó la pregunta de si saldrá a flote Ezequiel de la marea de dificultades que tiene que superar en su transmigración por diversos seres, a las que se añaden las descargas eléctricas que el mismo Dios le envía cada vez que pronuncia palabras o frases soeces.

Los capítulos, en general breves, hacen fácil la lectura de Mala vida. Pero, en especial, la cuidada escritura y las certeras observaciones de la autora sobre las distintas situaciones en que se ven envueltos los personajes invitan al lector a una profunda reflexión, a la vez que le entretienen y divierten.

Ana G. Novak, que ya presentó en nuestra tertulia sus novelas El despertar de Ukhat y Ni rastro de humanidad, contribuyó con su intervención a que los asistentes consiguiéramos una mayor comprensión de los distintos registros de la Mala vida.

Gracias, Mar del Olmo y Ana G. Novak, por una velada inolvidable.

 

 

 

 

 

13 de octubre de 2024

Pedro Sánchez, experto en resistencia

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Si alguien piensa que en esta ocasión la ola de corrupción ha llegado tan alto como para anegar a Pedro Sánchez, no conoce al personaje.

Un personaje que llegó al poder en 2018 mediante una moción de censura contra Mariano Rajoy, en la que tuvo un papel decisivo el discurso de José Luis Ábalos, entonces secretario de Organización del PSOE y portavoz de los socialistas en el Congreso de los Diputados, que acusó al PP de corrupto tras haber sido condenado por el caso Gürtel.

Una vez investido como presidente del Gobierno, el secretario general del PSOE Pedro Sánchez, enarboló la bandera de la lucha contra la corrupción,

Pues bien, quien le ayudó a alcanzar entonces la presidencia del Gobierno, José Luis Ábalos, fue destituido por Sánchez como ministro de Transportes en julio de 2021, sin mediar ninguna explicación. El propio Ábalos renunció a su cargo en la Secretaría de Organización, en la que le sustituyó Santos Cerdán.

Sin embargo, a pesar de verse implicado en el caso Koldo, en la fraudulenta compra de mascarillas durante el Covid, en el Delcygate y en el rescate de Air Europa, Ábalos no ha renunciado a su cargo de diputado y se ha pasado al grupo mixto.

Sánchez no duda en destituir a sus más estrechos colaboradores con tal de salir él a flote de cualquier marea que pueda alcanzarle. Ábalos es uno más de una larga lista de caídos en el tsunami que, según los más optimistas, amenaza cada vez más de cerca al presidente del Gobierno.

Experto en resistencia, Sánchez ha colonizado a dos de los bastiones que sustentan una democracia: la judicatura y la prensa.

El ejemplo del Tribunal Constitucional, presidido por Cándido Conde-Pumpido, quien fue fiscal general del Estado en el gobierno de Rodríguez Zapatero y protagonizó la negociación política con la banda terrorista ETA, tribunal en el que hay una mayoría izquierdista, mal llamada progresista, es paradigmático de otros órganos judiciales en los que la independencia frente al poder ejecutivo brilla por su ausencia.

En cuanto a la prensa, que ha podido ser considerada cuarto poder del Estado junto al ejecutivo, el legislativo y el judicial, está amenazada por el plan de regeneración democrática aprobado por el Consejo de Ministros del Gobierno de Sánchez el 17 de septiembre.

¿Saldrá a flote Pedro Sánchez después de que el informe de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil, entregado el pasado miércoles 9 de octubre al juez Ismael Moreno, haya demostrado, entre otras implicaciones del presidente del Gobierno, su conocimiento del viaje a España de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, y su asistencia como número "1” a la reunión en la que se fraguó el rescate millonario de la aerolínea Air Europe entre Víctor de Aldama, hoy en prisión, pero por su fraude en hidrocarburos, Nadia Calviño, entonces ministra de Economía, y el mismo Ábalos?

Desmontar el informe de la UCO no va a resultar fácil, Pero de otros embates ha salido indemne Pedro Sánchez,  experto en resistencia.

 

 

 

6 de octubre de 2024

La cocina


Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Le estoy cogiendo manía a la cocina. Y mira que es una habitación amplia y luminosa, provista de todos los electrodomésticos. Pero, claro, comienzo por el hecho de que nunca me ha gustado cocinar. He intentado diversos procedimientos para superar este rechazo, como pensar que estoy haciendo un acto de amor a mi mujer, que sólo hace la comida los domingos, cuando vienen a comer sus hijos y nietos. Aun esos días tengo que echar una mano en algunos preparativos culinarios.

Así que la cocina está asociada con faenas que no son de mi agrado.

Envidio a mi hijo Guillermo, que disfruta cocinando y lo hace muy bien. Cuando estamos juntos en la casa de El Espinar, le veo mirar por televisión algún programa de los muchos que emiten todas las cadenas y que a mí nunca me han interesado. A veces le pido alguna receta que me ayude a variar mis reducidos menús.

Tere Lamelas, hermana de mi mujer Angelina, ha publicado recientemente un libro de recetas que se titula Con mucho gusto y, entre primeros platos, recetas de carne, recetas de pescado, postres y tartas, contiene 97 de tales fórmulas, además caligrafiadas por la propia autora. La edición es una preciosidad pero, a efectos de lo que estoy tratando, muy pocas veces he echado mano de este voluminoso recetario.

Luego está, sin salir de la cocina, el problema de la limpieza y el orden. Siempre hay algo fuera de su sitio o sucio. Lo cual, para los maniáticos de la buena disposición de las cosas, aunque no lleguemos a padecer TOC (Trastorno obsesivo compulsivo), sí supone una cierta inquietud.

Una dietista nos recomendó mi mujer y a mí, teniendo en cuenta que ella es diabética, que procuráramos que las comidas tuvieran un contenido equilibrado de hidratos de carbono, proteínas y verduras.

Esto sí que procuro seguirlo, dentro de mi limitado repertorio de platos y no olvidando prescindir del azúcar y los dulces. A menudo, cuando estoy pensando en la comida y la cena del día siguiente, tengo la impresión de que repito algo que ya hemos tomado recientemente. Y, como dice el refrán, “todos los días gallina, amarga la cocina”.

Cuando las nueras de mi mujer echan una mano los domingos en la cocina, esta habitación deja de ser para mí un incordio y se convierte en un bienhallado oasis.

 

 

29 de septiembre de 2024

Cruceros y cayucos

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Estábamos este verano mi mujer y yo sentados en la playa del Puntal de Santander cuando a nuestra derecha aparece un enorme transatlántico de numerosos pisos que a cada intervalo de tiempo hace sonar la sirena. Cuando pasa por delante del punto donde nosotros estábamos, a mí, que nunca había visto un crucero de esas dimensiones tan cerca, me llama la atención, por supuesto su altura, pero también lo cerca que pasa de la línea de arena.

Tampoco he realizado un crucero, un viaje de placer en un barco de ese mismo nombre con escala en varios lugares. El transatlántico que sale del puerto de Santander y atraviesa la Bahía se dirige a Southampton, ciudad portuaria de la costa sur de Inglaterra. En alguna ocasión he comentado a mi mujer que me gustaría hacer esa travesía a Southampton en el ferri de marras.

Sin embargo, hace un par de noches soñé que, en efecto, estaba alojado en ese hotel flotante haciendo un crucero de placer. Pero, en el sueño, y a pesar de que me vi jugando al frontenis, mi deporte favorito, en un pequeño frontón con que contaba el buque, pronto deseé desembarcar y pasear por los amenos parajes que se divisaban en la costa.

Del crucero de lujo, y siempre en alas del sueño, ya más bien pesadilla, me vi trasladado a un cayuco, rodeado de jóvenes negros, mujeres y algún bebé, no sabría decir si procedentes de Mauritania, Gambia o Senegal, pero sí que se dirigían a Canarias.

Esta pesadilla me ha llevado, ya en vigilia, a interesarme por el problema de la inmigración ilegal e informarme con más detalle sobre las múltiples implicaciones de todo tipo que conlleva la llegada a España y, en este caso concreto, a la isla del Hierro, de centenares y miles de inmigrantes subsaharianos.

Después de leer y escuchar a numerosos políticos y expertos en el tema de la inmigración ilegal, he llegado a las siguientes conclusiones que resumo a continuación, más para aclararme a mí, que para enseñar a mis posibles lectores.

1. Mientras que casi a diario se nos muestran en televisión imágenes de cayucos abarrotados de inmigrantes ilegales, la información sobre inmigrantes legales brilla por su ausencia. ¿De dónde proceden, cómo son legalizados, en qué trabajan en España?

2. Muchos conocedores de las dificultades de navegar en cayucos, naves de fondo plano, muy frágiles y peligrosas, dudan de que alguno de los africanos que las abarrotan sea capaz de manejarlas y atravesar los 1500 kilómetros que separan su país de origen de las costas canarias. ¿No serán transportados por barcos mayores fletados por las mafias que, una vez en aguas de las islas Canarias, abandonan a su suerte los cayucos con su cargamento humano para que los guardacostas españoles se hagan cargo de ellos?

3. España tiene el derecho y la obligación de proteger sus costas y fronteras. No se trata de hacer obras de caridad que, en resumidas cuentas, sólo benefician a las mafias y fomentan el efecto llamada.

4. No es solución repartir a los inmigrantes indocumentados, de los que se ignora la nacionalidad y la edad, por las distintas provincias españolas y albergarlos en centros que no disponen de los medios adecuados.

5. Las soluciones de las que ha hablado el presidente del Gobierno español con los dirigentes de Mauritania, Gambia y Senegal son a menudo contradictorias e irrealizables. Tan pronto señala Pedro Sánchez la necesidad de España de recibir a 250000 inmigrantes, como asegura devolver a todos los ilegales a sus países de origen.

6. Problemas como la integración de los inmigrantes en una cultura que les es ajena, o la aparición de guetos en barrios donde ni la policía se atreve a entrar, como hemos podido ver en otros países europeos, son de difícil solución sin políticas europeas coordinadas.

7. La necesidad de mano de obra en sectores de la economía española como la agricultura, la construcción, la hostelería, y que parados españoles desdeñan, prefiriendo vivir del subsidio, tampoco se resuelve con inmigrantes.

 8. Por último, habrá que fomentar en España por parte de los poderes públicos la natalidad, hoy en mínimos, a riesgo de que en unos años nuestro país deje de ser el que nos legaron nuestros padres y abuelos.

Ante este panorama desolador, me entran ganas de volver a mi sueño en el crucero…

 

 

 

 

22 de septiembre de 2024

Plan de acción contra la democracia

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

El Consejo de Ministros del pasado martes 17 de septiembre ha aprobado un “Plan de acción por la democracia”. Como ya había anunciado el presidente del Gobierno el lunes anterior a sus disciplinados y aplaudidores senadores y diputados, se trata de poner en marcha un plan de “fortalecimiento de la democracia” o también de “regeneración democrática”.

Cualquiera de estas ambiciosas expresiones da por supuesto que en España la democracia necesita un plan de acción, que hay que regenerarla y fortalecerla. O sea que en nuestro país la democracia está en peligro, debilitada y degenerada. Y son el gobierno progresista de Pedro Sánchez y el PSOE los llamados a salvar la democracia.

Pero ¿quién gobierna (es un decir) en España desde la moción de censura que desalojó de La Moncloa a Mariano Rajoy en 2018 y de nuevo después de las elecciones generales del 23 de julio de 2023 que, aunque las perdió Pedro Sánchez, se las arreglo para ser investido presidente del Gobierno aliándose con Sumar, ERC, Junts, Bildu y PNV? Pues el mismo que ahora pretende regenerar la democracia, el secretario general de un PSOE servil.

Es decir, que si la democracia en nuestro país corre el riesgo de desaparecer, si requiere ser salvada, ¿a quién habrá que achacar esa debilidad, esa necesidad de regeneración?

La respuesta es obvia: a un presidente del Gobierno, a un Consejo de Ministros, a un PSOE y a unos socios de Pedro Sánchez, que sólo han velado y trabajado por sus intereses.

Si hay un responsable principal de la degeneración democrática en España el mismo tiene nombre y apellidos: Pedro Sánchez Castrejón. El cual ha conseguido copar en un ejercicio de partidismo sin igual todas las instituciones del Estado que podrían representar un contrapeso al poder ejecutivo: el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, el Consejo General del Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado, la Abogacía General del Estado, el Consejo de Estado, el Centro Nacional de Inteligencia, el Centro de Investigaciones Sociológicas, el Banco de España, Televisión Española, Radio Nacional de España, la Agencia EFE de Noticias…

Para colmo, el presidente del Ejecutivo ha anunciado que, a fin de llevar a cabo este plan progresista, está dispuesto a prescindir de las Cortes Generales. ¿Cabe un mayor ataque a la democracia y a la separación de poderes?

Y la puntilla a la libertad que ha de garantizar un régimen democrático son las medidas para vigilar y controlar a la prensa y a los medios de comunicación, contrapoder que en cualquier país de tradición demócrata ha supuesto un contrapeso a toda deriva autocrática del gobernante de turno.

Pero d eso se trata, de que no haya posibilidad de que ningún partido o agrupación política acceda legítimamente al poder.

Al ver a todos los senadores y diputados del PSOE en pie tributando un prolongado aplauso al amado líder, me ha venido a la mente la imagen del Partido Comunista Chino ovacionando a Ho Chi Minh. ¿Es esta la lección que se ha traído el autócrata español de su reciente viaje a China, junto con el fomento de la bicicleta como medio de transporte de los ciudadanos, mientras él no se baja del Falcon ni para ir a la vuelta de la esquina?

 

 

 

 

 

15 de septiembre de 2024

Comienzo del curso escolar

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

El pasado jueves 12 de septiembre han comenzado mis nietos de 12 años sus estudios de la ESO en el Instituto María Zambrano de El Espinar. Como ellos viven con sus padres en San Rafael, tienen que desplazarse al Instituto en uno de los autobuses de la empresa Saiz Garrido que el Ayuntamiento ha contratado para llevar a los alumnos de los distintos núcleos del municipio al citado centro escolar. Así que mis nietos tienen que ir andando desde su casa hasta la parada del autobús en la carretera de La Coruña y, a la vuelta de las clases, hacer el mismo recorrido.

Yo estaba, y aún estoy, un poco preocupado por este cambio que supone para mis nietos empezar la Secundaria en un instituto situado a varios kilómetros de San Rafael y al que asisten estudiantes de más edad, como los que cursan el Bachillerato, a quienes veo cruzar el paso de peatones cuando me detengo al ir en coche al pueblo y que me parecen, y lo son, mucho mayores que mis nietos. Claro que están en aulas separadas… Alicia y Mateo, así se llaman mis nietos, no comparten mi preocupación.

Como la educación es competencia de las comunidades autónomas, observo que el curso escolar ha comenzado en fechas distintas en unas y otras. Y se ha planteado el debate sobre la conveniencia de implantar la jornada partida, aduciendo, como ha hecho la presidenta de la Comunidad de Madrid en el Debate sobre el Estado de la Región, la ventaja que ese horario supondría para la conciliación laboral de los padres con sus responsabilidades familiares.

Yo estoy viendo a mi hija Gabriela ayudar en los deberes a mis nietos, y eso después de su jornada laboral, que es presencial dos días a la semana. Gracias a esta ayuda sacan los niños buenas notas. ¿Seguirían con estos resultados en una jornada partida?

No puedo por menos de recordar los larguísimos horarios que teníamos los estudiantes de Bachillerato de los años cincuenta en el Colegio de San José de Valladolid, con clases también los sábados y una hora de estudio los domingos por la mañana. Delante de cada clase había tres cuartos de hora de estudio. Cuando yo alguna noche pensaba en quedarme a estudiar antes de acostarme para preparar un examen me acordaba de ese tiempo de estudio y decidía irme a dormir.

Otros asuntos que recurrentemente salen a debate en los comienzos de curso son la importancia que se da en el aprendizaje a la memoria, o por el contrario al cultivo de las competencias, disyuntiva innecesaria a mi juicio: la memorización debe acompañarse del ejercicio de aptitudes o habilidades.

Así también se ha minusvalorado el esfuerzo personal en un equivocado intento de evitar el abandono escolar.

Leo en algunos medios de comunicación que ha disminuido la ratio de alumnos por clase, a la vez que ha aumentado el número de profesores de Secundaria. No creo que en el Instituto María Zambrano, al que acuden con mis nietos estudiantes de numerosos núcleos de población, haya pocos alumnos por aula.

Seguiré al tanto de esta nueva etapa en los estudios de mis nietos. Y contaré a los lectores de este blog, si les interesa, mis impresiones.

 

 

 

 

8 de septiembre de 2024

El rito en las fiestas del Cristo del Caloco

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Ayer, sábado 7 de septiembre, hemos ido mi mujer y yo a El Espinar para celebrar las fiestas del Cristo del Caloco. El Cristo, que el resto del año permanece en la ermita al pie del monte que lleva el mismo nombre, baja en procesión a la iglesia de San Eutropio, acompañado por el párroco, autoridades, cofrades y una multitud de gente que a mí este año me ha parecido más numerosa que nunca. Es un gesto de la venerada imagen para estar durante una semana cerca de vecinos y visitantes.

Todas las fiestas, y las de los pueblos muy en especial, se encadenan en una serie de ritos, de ceremonias que se repiten, y los que participan en ellas esperan con ilusión. En las del santo Cristo del Caloco, la misa a la puerta de la ermita, al terminar la cual una larga fila de fieles se acercan a venerar la imagen y a recoger el pan bendito, mientras la campana repica incansable. Mi mujer está muy disgustada pues en su móvil ha desaparecido la foto que un joven nos hizo a los pies del Cristo.

En días sucesivos, el Santo Cristo recorrerá el pueblo en procesión y retumbar de cohetes.

La repetición es parte esperada de todo rito. A menudo, al asistir a misa y rezar las oraciones que se suceden en ella, me llaman la atención sus fórmulas invariables, lo que facilita la participación de los fieles.

Hubo un tiempo en el que en el padrenuestro, la oración que el mismo Cristo nos enseñó, se pedía a Dios Padre el perdón de nuestras deudas, “así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, petición que fue sustituida por “perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, sustitución que me parece acertada.

No entiendo, en cambio, por qué, en la consagración del vino para convertirlo en la sangre de Cristo, antes se decía que será derramada “por todos los hombres” y ahora sólo “por muchos”.

El Cristo del Caloco baja al pueblo en solemne ritual para acompañar a todos los vecinos y todos los visitantes, que en esta semana de fiestas son, somos, multitud.

 

 

 

 

 

 

1 de septiembre de 2024

Mimetismo

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

De manera natural propendemos al mimetismo, a copiar o seguir las modas, a no ser que luchemos expresamente contra ellas.

Hubo un tiempo, especialmente en las décadas de los años sesenta y setenta, en que proliferó la piratería aérea, con distintas motivaciones y finalidades, sobre todo en Hispanoamérica, sin descartar el terrorismo y el contagio.

El mimetismo me continúa llamando la atención en algunos comportamientos que observo a mi alrededor y me pregunto cuáles serán los motivos que llevan a las personas a adoptarlos.

Así han proliferado, sobre todo en gente joven, los pantalones vaqueros con rotos y los bordes deshilachados, no por el uso, sino que ya los compran así en la tienda.

Sin salirnos del atuendo personal, una moda más reciente es la de mostrar las mujeres un escote más pronunciado de lo normal.

También en jóvenes y además en famosos observo una abundancia de tatuajes. ¿Qué encontrarán de placentero o atractivo en hacerse grabar dibujos, figuras o nombres en la piel? Lo que hace algún tiempo, no sabría decir cuánto, era una excentricidad, hoy se ha extendido como una plaga en individuos de distinta condición.

Me dicen que las tales marcas son indelebles o muy difíciles de quitar si te cansas de ellas, o si se trata del nombre de una pareja de la que te has separado, a la que has dejado de querer, o ella te ha abandonado a ti.

Me viene a la memoria la inolvidable copla de Concha Piquer, Tatuaje, después cantada también por Ana Belén y Víctor Manuel, a mi gusto sin comparación posible. “Él vino en un barco de nombre extranjero, / lo encontré en el puerto un anochecer / cuando el blanco faro sobre los veleros / su beso de plata dejaba caer. / Era hermoso y rubio como la cerveza, / el pecho tatuado con un corazón, / en su voz amarga había la tristeza / doliente y cansada del acordeón.”

Sí, el pecho tatuado con un corazón, pero también el brazo con un nombre de mujer. Ella le busca de puerto en puerto, de mostrador en mostrador…

¿Se arrepintió Melanie Griffith de haberse hecho tatuar el nombre de Antonio (Banderas), creo que en el hombro, cuando se divorciaron?

Nos empeñamos en que las cosas humanas sean perennes, cuando son por definición temporales. Los tatuajes son la prueba palpable de ese afán de hacer permanente lo efímero.

Me pregunta mi mujer cómo reconoceremos a los seres queridos en la otra vida, cuando ya no quede piel, ni tatuaje en ella si lo hubo.

¡Cómo si yo lo supiera! Los creyentes creen en la inmortalidad del alma. Yo, sin estar seguro, me agarro a mi identidad y a la identidad de aquellos a quienes conocí y amé.

Sin dejarme llevar por la tendencia a adoptar como propios los comportamientos o las opiniones ajenos.

 

 

25 de agosto de 2024

Veleros blancos en la bahía azul

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Cuando por la mañana voy al quiosco de Puertochico a comprar el periódico, me llaman la atención, frente al final de la calle de Castelar, las evoluciones, casi pasos de baile, de veleros blancos en la bahía azul.

Se lo cuento a Javier, el menor de los nueve hermanos Lamelas que sobreviven y que fue marino mercante, y él me informa, con todo lujo de detalles, que esos veleros se adiestran en el Centro Especializado de Alto Rendimiento Príncipe Felipe, bautizado con el nombre del actual rey de España.

En la página de Internet del Centro leo lo siguiente: “Desde su inauguración en 1995 como Centro de Alto Rendimiento y a partir de 2008 convertido en Centro Especializado de Alto Rendimiento, el CEAR Príncipe Felipe ha venido prestando grandes servicios al deporte de la vela tanto a equipos españoles como internacionales, siendo principalmente base y centro de preparación del equipo olímpico español”.

Buena parte de mi trayectoria editorial ha estado dedicada a confeccionar diccionarios, “Obras de referencia y consulta” llamábamos a estos y otros libros similares. Hoy, en cuanto nos surge una duda o queremos averiguar un dato, acudimos a Google. Todavía en algunas casas se conservan, en librerías y armarios heredados de nuestros mayores, los voluminosos tomos de la enciclopedia Espasa. En la casa de mi hija Gabriela en San Rafael, un armario con las iniciales FB, de mi abuelo materno Fernando Baró, en sus puertas de cristal alberga numerosos volúmenes del Espasa.

José Fúster, hijo de mi mujer Angelina Lamelas, me proporciona otra interesante información sobre el Centro de Alto Rendimiento: en las Olimpiadas del año 2000 se descubrió que el agua de la bahía de Sidney, donde se celebraron esos Juegos, tenía una composición similar a la de la bahía santanderina, la cual pasó a ser escenario de adiestramiento de regatistas olímpicos.

Así, la primera medalla de oro de vela en los Juegos Olímpicos de 2024 la han traído de París el suizo Florian Trittel y Diego Botín, nacido en Madrid, de ascendencia santanderina, quien a la edad de siete años ingresó en el Centro de Alto Rendimiento de Vela Príncipe Felipe.

¿Entrenan a regatear, cuando yo los veo por la mañana, los veleros blancos en la bahía azul de Santander?

 

18 de agosto de 2024

La playa no es para mí

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Decididamente no soy hombre de playa. O, a mis ochenta y cinco años, la playa no es para mí.

Y mira que he dedicado elogios, todos ellos merecidos, a las playas del Sardinero, y hasta a la de la Magdalena, en Santander.

Pero no puedo quitarme de encima mi condición de nacido en Valladolid, tierra de secano, donde sí íbamos de niños a las piscinas Samoa, y el mismo río Pisuerga, con sus pozas traicioneras, sólo lo surcábamos en barca.

Cuando en medio de las olas, no las del mar, sino de calor de este verano veo por televisión las imágenes de las playas tanto sean de Levante como de Andalucía, o incluso de las islas Canarias o las Baleares, no puedo por menos de preguntarme qué encantos encontrarán los bañistas en luchar bajo un sol de justicia por un metro cuadrado donde extender la toalla o plantar la sombrilla. Pues me dirán que les compensa entrar en el agua y refrescarse. ¿Refrescarse? Decía mi hermano Carlos, con su humor acre, que el agua del Mediterráneo está como babas.

Y la del Cantábrico, añado yo, muy fría para mi delgadez que se ha acentuado con los años.

Luego están los preparativos imprescindibles para vestirse y equiparse de playa. A la toalla o toallas de rigor hay que añadir el bañador, una o dos sillas y una sombrilla, más las cremas y espráis para protegernos del sol. Cargados con todos estos adminículos, es una auténtica batalla acceder al autobús, que puede ir hasta los topes y no abrir sus puertas para admitir a más pasajeros.

Si cualesquiera de estas operaciones nos las impusieran a la fuerza, lo consideraríamos de una crueldad intolerable. Ni siquiera valdría aquello de que “sarna con gusto no pica”.

Claro que pica la arena en los pies u otras partes del cuerpo, por más que la sacudamos o tratemos de quitárnosla.

Para que no todo sea negativo, quiero abrir un paréntesis de placer que se da especialmente en las playas del Sardinero. Ahí, sobre todo en marea baja, caminantes por la orilla, pisando la arena bañada por las olas, van de un lado a otro, entre los muros del Chiqui, cubiertos de lapas, y la tapia que limita la primera playa con la del Camello. Es grato y saludable mojarse y masajearse los pies con el agua y la arena de la playa. Mi mujer y yo lo hacemos.

De vuelta en casa será imprescindible ducharse. Esto sí que refresca, aunque yo lo haga con agua caliente, pues nunca he sido capaz de meterme bajo un chorro de agua fría.

Hay en Maremondo, cafetería y restaurante en el Sardinero, un salón abierto a la playa y al mar por un amplio ventanal, por el que, para aumentar la sensación de realidad, pasan rozando unas gaviotas que a mí me parecen más grandes que las normales. Ahí solemos merendar mi mujer y yo. Y ahí, años atrás, escribió Angelina, con las neuronas de la inspiración a tope, gran parte de los relatos de su libro Carne de cuento.

 

 

 

 

 

10 de agosto de 2024

Santander como premio

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

Desde hace ocho años, en agosto, Angelina mi mujer y yo nos premiamos con un mes en Santander. ¿Que por qué la capital de Cantabria es un premio para nosotros? En el caso de Angelina, la respuesta es fácil: ella nació en esta ciudad, en la calle de Castelar 3, y ahí vivió su infancia y juventud. Y aunque después sus estudios de Periodismo y su matrimonio con Francisco Fúster la llevaron a residir en Madrid, nunca ha olvidado a Santander, fuente inagotable de sus cuentos y poemas. Santander son sus once hermanos, de los que viven nueve, y en Santander habitan siete.

Santander es la bahía, son las playas del Sardinero, es la Magdalena, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el Palacio de Festivales, la ya mencionada calle de Castelar, el paseo de Pereda, que muchos santanderinos llaman el Muelle, la avenida de Reina Victoria, la plaza Porticada y la de Pombo, y dando un salto en el tiempo el moderno Centro Botín.

Yo, de la mano de mi mujer, he aprendido a amar todos estos lugares y a disfrutar de ellos.

Este año, en plenas olas de calor en Madrid y hasta en mi querido El Espinar, en la sierra de Guadarrama, Santander nos ha recibido con un cielo nublado y una brisa refrigerante.

Pero Santander son sobre todo sus gentes, para Angelina muy en especial sus hermanos María Luisa, José Antonio, fallecido pero vivo en el recuerdo de todos, Tere, Ana, Ricardo, Diego, Carmen, Elena, aunque esta viva en Benicassim, y Javier. A mí, han pasado de llamarme el Advenedizo y el Okupa, a considerarme uno más de la familia.

Santander son los Osorio, primos de la madre de Angelina, Alfonso, Juan Manuel, Conchita y Pili, ya fallecidos, pero nos quedan Alfonso, María Ángeles y Lucas, hijos de Alfonso, los hijos de Juan Manuel y los hijos de Conchita.

Santander son las Naveda, Belén, amiga del alma de Angelina y abuela del recientemente ganador de un Oro en los Juegos Olímpicos, Diego Botín, Lucrecia, Beatriz y Juan Jesús.

Santander son los Pombo, y muy en especial el escritor Álvaro Pombo.

Santander son la presidenta de la Asociación Cultural Plaza Porticada Elena García Botín y la secretaria Pilar de la Torre.

Santander son tantas amistades de Angelina, que han sido o son también mías, las Estrada, María Luisa García de los Ríos, María del Mar Cubría, Javier Casanueva y su hija Lucía.

Santander es José Ramón Sánchez, dibujante y pintor, devenido también gran escritor.

Santander es la comillana Carmen Mary, alumna mía de francés en mis años de estudiante en la Universidad Pontificia.

Seguro que me dejo a alguien importante en esta lista. Pero con los mencionados Santander ocupa un lugar privilegiado en mi corazón.

 

 

 

 

4 de agosto de 2024

Democracias populares y comunismo camuflado

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Tengo familiares y conocidos que en las décadas de 1950, 1960 y 1970 emigraron a Venezuela, en este país hicieron fortuna y regresaron a España. Eran tiempos en los que las élites gobernantes venezolanas, apoyadas en la riqueza de una nación con las mayores reservas de petróleo del mundo, mantenían una democracia partidista, en la que la corrupción campaba a sus anchas, sin que el pueblo, que mal que bien tenía trabajo, se rebelara.

Hasta que un joven militar llamado Hugo Chávez irrumpió en la escena política del país, fundando en 1997 el Movimiento Quinta República, que en 2007 se fusionó con otros partidos para crear el Partido Socialista Unido de Venezuela, y en las elecciones de 1998 fue elegido presidente.

Junto a algunas mejoras en las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas que consiguió este líder populista y socialista, que gozó de una amplia popularidad, su paso por la presidencia de Venezuela estuvo lastrado por la corrupción, el tráfico ilegal de drogas, el apoyo a movimientos terroristas, la censura a la prensa y a los medios de comunicación y la violación de los derechos humanos de los ciudadanos.

Nunca he entendido el afán de dictadores y autócratas de toda laya, y muy especialmente de izquierdas, que no se denominarán comunistas, en pretender que su acceso al poder ha sido conseguido por medios democráticos.

Esta pretensión es particularmente llamativa en el sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro. ¿Qué atractivos y qué ventajas encuentra este tirano en hacer pasar por democracia lo que no es sino una toma por asalto del poder, sin ninguna garantía de respeto al resultado de las urnas, en medio de una persecución sistemática de los líderes de la oposición, a los que encarcela y asesina, como persigue y mata a cualquiera que se manifieste en contra del régimen, apoyado en una policía y unas fuerzas armadas compradas?

Con estos apoyos y unas leyes encaminadas a someter a todos los órganos representativos del Estado, no tenía Maduro ninguna necesidad de montar un circo electoral para acabar proclamándose vencedor de unas elecciones fraudulentas sin observadores neutrales, a los que no dejó entrar en el país.

¿Qué países han reconocido la victoria de Maduro y le han felicitado? Pues la Rusia de Putin, la China de Xi Jinping, la Cuba de Díaz-Canel, fiel sucesor de los Castro, el Irán de los ayatolas, la Nicaragua de Daniel Ortega y algún otro dentro de la órbita comunista o populista.

Países que, insisto, quizá salvo en el caso de China y Cuba, se cuidarán muy mucho de denominarse comunistas, sino que se camuflarán bajo denominaciones como repúblicas populares. El caso más llamativo es el de Corea del Norte, que se autoproclama República Popular Democrática de Corea del Norte, han leído bien, “Democrática”.

Para rebatir a quienes sostienen que el comunismo sólo crea pobreza allí donde se implanta, suele aducirse el ejemplo de China, o sea la República Popular de China, que hoy se considera la segunda potencia económica del mundo por su PIB. Sin entrar a valorar las condiciones de vida del pueblo chino, su avance económico ha sido debido principalmente a la implantación de los métodos del capitalismo. Y, de nuevo, sus pretendidas elecciones democráticas son controladas férreamente por el único partido reconocido, el Partido Comunista.

Tomen notas los políticos comunistas disfrazados bajo otros nombres, como los militantes de Podemos y Sumar en España.

Claro que su camuflado comunismo está en contradicción –¿o no?– con su apego al lujo y a la riqueza, en cuanto pueden alcanzarlos.

 

 

  

28 de julio de 2024

Jardín como yo

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Bastaría con levantar la mirada por encima del seto hacia el sur para divisar los montes de Cueva Valiente y Peña la Casa.

Sé que por el este se alzan el Montón de Trigo, la Peña del Águila y la Peñota, aunque el seto crecido me impida verlos.

Por el norte, sí puedo avistar, entre árboles que yo planté hace años, el cerro del Caloco.

Y por el oeste, la pared blanca de la casa no me deja ver Cabeza Renales.

Pero esta tarde nublada con atisbos de tormenta, que se quedará en nada, aunque hayan sonado un par de truenos, voy a circunscribirme a los encantos de este jardín, que sus anteriores propietarios bautizaron juntamente con la casa como “El sexto pino”, aunque para mí no está más lejos que el quinto pino.

Está bien cerca, se confunde con mi ser. Curzio Malaparte, de quien releo estos días Mujer como yo, diría “Jardín como yo”.

Por doquier está mi mano, que siega el césped, tan difícil de mantener verde y raso, aunque a mi hijo Guillermo le gusta crecido y salvaje, cuajado de margaritas y otras flores silvestres.

Ya he dicho que planté diversos árboles, como un arce y un pino, que han crecido desmedidamente.

También planté un arce japonés, regalo de mi amigo de siempre y hoy consuegro Fernando Matute.

Ya me encontré plantados y exuberantes el membrillero y las mimosas. El año pasado no sabíamos qué hacer con tantos y voluminosos membrillos en el septiembre de Antonio López, que este año una helada tardía ha reducido, si cuajan, a un par escaso.

Hay rosas rosadas y rojas, que el viento deshoja sin atender al consejo de Juan Ramón: “No le toques ya más, que así es la rosa”.

¿Veré yo convertidos en árboles hechos y derechos los jóvenes tilo, arce y serbal de los cazadores plantados de la mano de Guillermo, como de la mano de fray Luis brotó su huerto?

Se ha alejado el conato de tormenta, se ha acentuado el silencio y revolotean los gorriones picoteando las migas de pan que les echamos.

Placidez de alma, serenidad del cielo que ha tornado en azul.

¿Sabían que al final de su azarosa vida Curzio Malaparte se convirtió al catolicismo?

Yo, una tarde más, doy gracias a Dios por el regalo ubérrimo que es un jardín como yo.

 



21 de julio de 2024

El valor supremo de la información

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

En un momento en el que se ciernen sobre la prensa libre española graves amenazas, aún sin concretar, del presidente del Gobierno de España Pedro Sánchez, la primera autoridad del Reino, el jefe del Estado Felipe VI, ha acudido al diario ABC en compañía de su esposa para presidir la entrega de los prestigiosos premios Mariano de Cavia, Luca de Tena y Mingote que, como subraya el propio rey, “desde hace más de un siglo, reconocen la excelencia de la profesión periodística”.

El diario ABC ha tenido el acierto de reproducir en la tercera página del viernes 19 de julio las palabras de Felipe VI en la entrega de los citados premios, que este año han recaído en Rodrigo Cortés el Mariano de Cavia, en Rosa María Calaf el Luca de Tena y en Saíd Khatib el Mingote. Así, quienes no hemos asistido al acto de entrega de los premios podemos leer despacio la excelente alocución del rey que lleva el título de “El valor supremo de la información”

Como resumen de las palabras de Felipe VI se recogen los siguientes párrafos:

“Me gustaría destacar la vigencia de lo que se conoce como la gran prensa, que ha sabido responder a cada etapa sociológica, a la tecnología del momento y a los distintos avatares históricos y profesionales, destacar a periódicos que, como ABC, continúan informando siendo fieles a sus objetivos fundacionales y enriqueciendo el debate público. También valorando y promoviendo el buen periodismo, como el que hoy se reconoce y premia”.

Soy lector asiduo de ABC y no se me escapa su postura crítica y siempre fundamentada frente a muchas de las actuaciones del presidente del Gobierno y de los miembros de su Consejo de Ministros.

Permítaseme un breve inciso personal: mi padre, el periodista y escritor Francisco Javier Martín Abril, fue asiduo colaborador de la “tercera de ABC” y recibió en el año 1941 el premio Mariano de Cavia.

Pone el acento el rey, al referirse a la relación de los premiados desde hace más de un siglo, en su inmenso talento: “Cada uno con su estilo y criterio, ha demostrado calidad literaria, lucidez analítica, inquietud intelectual, sagacidad periodística y, en definitiva, pasión por contar las cosas que pasan”.

Supongo que esta estima de Felipe VI por el diario ABC, crítico, como he dicho, con tantas actuaciones de Pedro Sánchez, y muy en especial con su empeño por coartar la prensa libre, digo que no habrá gustado a un personaje pagado de sí mismo hasta el extremo de querer silenciar a los medios y periodistas que no le halagan, sino que señalan sus innumerables desafueros y su demostrado desprecio por los hechos y por la verdad.

Debido al papel que la Constitución Española circunscribe al rey, Felipe VI ha tenido que firmar decretos y leyes dictados por el Gobierno de Pedro Sánchez con los que no es posible, a tenor de sus discursos y otras manifestaciones, que el monarca esté de acuerdo, muy en especial, con la ley de Amnistía, que choca frontalmente con su discurso del 13 de octubre de 2017.

Pero mientras el rey Felipe VI goza del aprecio unánime de los españoles, el presidente del Gobierno no puede salir a la calle sin exponerse a ser abucheado por un pueblo harto de su egoísmo, de sus mentiras y de sus desmanes.

 

 

14 de julio de 2024

José Antonio Abella, el triunfo de la palabra y la bondad

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

El sábado 6 de julio me entero de la muerte de José Antonio Abella a través de la noticia que mi amiga Margarita Arribas cuelga en el grupo de wasap “El libro del mes”:

“El médico, escultor y escritor, nacido en Burgos pero apasionado de Segovia, José Antonio Abella ha fallecido este viernes en Madrid víctima de un cáncer que ha combatido durante varios años. Nacido en 1956, fue operado de un cáncer de colon en fase avanzada con metástasis hepáticas en las navidades de 2021”.

Inmediatamente, los contertulios del grupo expresan su pesar por el fallecimiento de un gran amigo y excepcional escritor que había presentado de la mano de Ignacio Sanz y de mí mismo en nuestra tertulia varios de sus libros.

Pido a Ignacio Sanz, íntimo de Abella y primer lector de sus obras, después de su mujer María Jesús, que me facilite el teléfono de esta para hacerle llegar mi condolencia y las de los miembros de la tertulia. Lo que hago con palabras quebradas por el sentimiento.

Como transido de profunda emoción está el escrito que comparte con nosotros Juan Andrés Saiz Garrido, quien, como él mismo confiesa, ha tenido siempre en José Antonio Abella un amigo y un guía:

“Abella ha sido –es, pues su ejemplo y su obra quedan– un ser especial y a la vez muy sencillo, de esos que, con su simple presencia, nos alientan a ser más buenos y a buscar la excelencia en los proyectos que afrontamos”.

Cuando de la mano de Ignacio Sanz conocí a José Antonio Abella, debía de correr el año 2011, y a mí me pareció un joven estudiante, aunque para entonces ya ejercía de médico de atención primaria. Y mi primer contacto con él no fue como escultor y escritor que ya había dado a luz varias obras, sino como editor de La Isla del Náufrago, que publicó en abril de 2012 mi libro Cómo hablamos y escribimos. Tengo ante mis ojos este volumen, con la foto en la cubierta de una bella joven pensativa que se acerca un bolígrafo a la boca y que, como me dijo el propio Abella, era una sobrina suya.

Si el organizador de “La tertulia de los martes” Ignacio Sanz me publicó en 2004 El cuaderno de San Rafael, abriéndome el camino a otras publicaciones sobre El Espinar, y me dio la idea de crear con un grupo de amantes de la lectura la tertulia “El libro del mes”, José Antonio Abella ha compartido con nuestros contertulios sus obras La sonrisa robada, El hombre pez, Aquel mar que nunca vimos (esta en reunión no presencial por la pandemia) y El corazón del cíclope.

Gracias a su disponibilidad, incluso cuando ya luchaba contra el cáncer, he podido adentrarme en su forma de trabajar concienzuda y a la vez inspirada. Abella es un escritor que cincela las frases –en cierta ocasión afirmó que los seres humanos no sólo estamos hechos de células, sino también de palabras–, bucea en las fuentes, se implica en la acción, como si él mismo la viviese.

Los importantes premios literarios que recibió, La Hucha de Oro como autor de cuentos, y como autor de novelas el Premio de la Crítica de Castilla y León y el Premio Ateneo Ciudad de Valladolid, no hacen sino refrendar la vocación de este escritor, que incluso en medio de su enfermedad trabajaba entre 10 y 15 horas diarias.

Cada vez que me adentro en Segovia admiro su Monumento a la Trashumancia. Otra escultura suya, que representa a un diablillo en actitud de hacerse una autofoto y que dio lugar a una polémica y hasta un proceso judicial, le inspiró a nuestro autor la novela Agnus diaboli (Valnera, 2022).

Sí, editor, escultor, médico y escritor, en todas estas facetas sobresalió José Antonio Abella. Pero él fue, ante todo, un hombre bueno y generoso, al que ya echamos de menos cuantos tuvimos la fortuna de conocerle y tratarle.

7 de julio de 2024

No hacer nada

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

El horario de la mayor parte de los trabajadores viene marcado por la entrada al trabajo y la salida del mismo, compaginado con las horas que imponen el sueño, el desayuno, la comida y la cena.

¿Y qué deja usted para el ocio, para el entretenimiento o simplemente para no hacer nada? me preguntará el atento lector.

Pues he ahí el problema del que quiero tratar: el no hacer nada.

Los italianos tienen una hermosa expresión para este no hacer nada: el dolce far niente.

A mí me parece que, por supuesto, somos capaces de divertirnos, de viajar, de ir al cine o, menos, al teatro, de visitar museos, de asistir a conciertos, de escuchar música, de leer…

Pero llegan momentos en la vida, a mí me ocurre, en los que, acabadas las tareas necesarias para el mantenimiento del cuerpo y –llamémoslo así– del espíritu, sobrevienen tiempos muertos.

Digo que a mí, jubilado desde hace veinte años, me sucede: me he levantado de la cama hacia las ocho u ocho y media –un médico me aconsejó en cierta ocasión mantener una hora fija para levantarme–, he hecho unos ejercicios de gimnasia, como flexiones y estiramientos, me he afeitado y duchado, he preparado y tomado el desayuno, he ido a la compra, que hago a diario por aquello del pan reciente y del periódico (en papel) del día; de vuelta a casa, leo el periódico y hago los crucigramas (he dejado de hacer el sudoku por poco gratificante), consulto el correo en internet y leo algo de prensa digital… Y he aquí que, antes de ponerme a preparar la comida, puede presentarse uno de esos paréntesis en que no tengo nada que hacer. Miro en torno de mí, por si alguna tarea inacabada me llama la atención. Tampoco es tiempo adecuado para ponerme a leer un libro o escuchar música, dos actividades que tengo algo descuidadas: la lectura, por mi degeneración macular, que hace que me bailen las letras y las sílabas, y la música, porque su escucha requiere cierto recogimiento…

¿Soy incapaz, somos incapaces, de estar simplemente sentados en una butaca y no hacer nada, ni pensar en nada? ¿Sería dulce, dolce, ese far niente?

El molino de nuestros pensamientos es prácticamente imparable. El silencio interior que los ascetas y más los místicos nos recomiendan para la meditación y la oración, ¡qué difícil es de conseguir, si acaso lo intentáramos!

La tarde, tras el para mí obligado contrapunto, no de una siesta formal, sino de un relajarme en un sofá con los pies sobre la mesa de centro, digo que la tarde es otra cosa: ver alguna película en la televisión, dar un paseo o salir a merendar con mi mujer, que es “una señora que merienda”, quedar con unos amigos, ir al cine, al teatro o a un concierto… Cuando no hay que asistir a algún funeral. Se mueren nuestros coetáneos. Le digo a mi mujer que somos unos supervivientes.

A lo mejor, o a lo peor, esos tiempos muertos de los que hablo son precisamente eso, un anticipo de la muerte.

 

30 de junio de 2024

Guerra de togas

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

Los jueces y magistrados, como cualquier ciudadano español, tienen el derecho de declararse de izquierdas o de derechas, progresistas o conservadores, y de asociarse en agrupaciones acordes con sus ideas.

Nos hemos acostumbrado a que los jueces y magistrados, y también los fiscales, actúen de acuerdo con los principios de las asociaciones a las que pertenecen, siempre, por supuesto, que esos principios no choquen con la imparcialidad que se les exige en el desempeño de sus funciones. Así, si en una votación del Tribunal Constitucional participan siete jueces progresistas y cuatro conservadores, ya sabemos de antemano cuál va a ser el resultado de esa votación.

El Artículo 161 de la Constitución Española establece que: “1 El Tribunal Constitucional tiene jurisdicción en todo el territorio español y es competente para conocer a) Del recurso de inconstitucionalidad de leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley. (…) b) Del recurso de amparo por violación de los derechos y libertades referidos en el artículo 53 de esta Constitución, en los casos y formas que la ley establezca.”

Es decir, el Tribunal Constitucional es competente para decidir si una ley o disposición es constitucional o no.

Pero, bajo la presidencia de Cándido Conde-Pumpido, el Tribunal Constitucional (TC), el pasado martes 18 de junio, ha amparado a la exministra socialista Magdalena Álvarez contra las sentencias de la Audiencia de Sevilla y del Tribunal Supremo que, a juicio de la mayoría progresista del TC, incurrían en una “incontestable ilegalidad”.

Así, el TC, excediéndose de sus funciones, invalida una condena emitida con todas las garantías procesales contra una de las implicadas en el caso de los ERE, el mayor caso de corrupción de la democracia, que provocó en la Comunidad Autónoma Andaluza un agujero de 680 millones de euros.

Guerra de togas entre los magistrados progresistas del TC y los jueces de la Audiencia de Sevilla y del Tribunal Supremo. El TC se convierte de este modo en un tribunal de apelación, anulando una condena de 9 años de prisión por prevaricación continuada a Magdalena Álvarez.

Este fallo absolutorio fue anunciado y adelantado por Pedro Sánchez en el mitin del Partido Socialista en Benalmádena, atribuyendo esa condena a la máquina de fango de la derecha y la ultraderecha.

La asociación católica NEOS, presidida por Jaime Mayor Oreja y de la que forman parte la Fundación Villacisneros y la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, denuncia que el TC se ha convertido en un instrumento en manos del Gobierno al servicio de su proyecto y de sus intereses.

En la guerra de togas, es el gobierno de Pedro Sánchez y los jueces progresistas que se pliegan a sus deseos de autócrata los que llevan las de ganar, a no ser que asociaciones como NEOS, los partidos de la oposición y medios de comunicación libres se opongan con todas sus fuerzas a esta deriva que pone en peligro la democracia en España.

23 de junio de 2024

Tráfico de influencias

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Begoña Gómez era hace unos meses desconocida para la mayoría de los españoles. Como mucho, los más informados sabían que era la mujer del presidente del Gobierno y que este, siguiendo su costumbre de favorecer a allegados y amigos, la había puesto al frente del Africa Center, un centro del Instituto de Empresa creado para “promover la innovación, el liderazgo ejecutivo, el entendimiento y el desarrollo de proyectos de acción social en el continente africano”. ¿Quién mejor preparada que su esposa para dirigir este centro? Lo que hizo entre agosto de 2018 y junio de 2022.

Desde 2023, Begoña Gómez es codirectora de la cátedra de Transformación Social Competitiva en la Universidad Complutense de Madrid, a pesar de carecer de un título universitario.

El 16 de abril de 2024, ante una denuncia de Manos Limpias, el juez Juan Carlos Peinado, del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid abrió diligencias para investigar a Begoña Gómez por los presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias.

La corrupción es un concepto, a mi juicio, demasiado genérico, por lo que en este blog me centraré en el delito de tráfico de influencias. Este delito puede ser cometido por un funcionario público o autoridad, o por un particular. Como Begoña Gómez, a pesar de que el portavoz del PSOE en el Congreso la llamara “presidenta del Gobierno”, es una particular, voy a ceñirme al tráfico de influencias realizado por un particular. Así lo define el “Diccionario panhispánico del español jurídico”: “Delito que realiza el particular que influye en un funcionario público o autoridad, prevaliéndose de cualquier situación derivada de su relación con este o con otro funcionario público o autoridad, para conseguir una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero”.

En la investigación abierta por el juez Peinado a raíz de la denuncia de Manos Limpias se incluye la relación de Begoña Gómez con el empresario Carlos Barrabés, cuya consultoría, en unión temporal con otra sociedad, logró en 2020 y 2021 adjudicaciones del ente público Red.es, dependiente del Ministerio de Economía. Y habría conseguido dichas adjudicaciones con el apoyo de Begoña Gómez, quien presuntamente daba su aval a la empresa de Barrabés. Así el presunto tráfico de influencias cometido por Begoña Gómez consistiría en esa recomendación o aval a la empresa de Barrabés ante el ente público Red.es, y ella se beneficiaría del apoyo del empresario al Máster que codirigía en la Universidad Complutense de Madrid.

En este, y en otros casos de tráfico de influencias, habría que investigar al funcionario o particular que influye en un funcionario público o autoridad, y también al funcionario público o autoridad que se deja influir, en este caso el ente público Red.es y el Ministerio de Economía.

Ya con anterioridad, en 2020, la actuación de la mujer del presidente del Gobierno se había puesto en cuestión por su relación con Globalia, que obtuvo del Gobierno el aval para rescatar a su aerolínea Air Europa con más de 475 millones de fondos públicos. Se ha publicado en varios medios la carta firmada por Begoña Gómez recomendando a Globalia. Los beneficios de la esposa del presidente Pedro Sánchez estarían en el patrocinio y ayudas de Globalia al Africa Center que ella dirigía. Y en este caso, de nuevo, habría que imputar al presidente del Gobierno y al Consejo de Ministros que concedieron ese rescate.

Según distintas publicaciones, también existiría un vínculo entre Begoña Gómez y Víctor de Aldama, uno de los principales acusados en la trama Koldo, que está siendo investigada en la Audiencia Nacional.

Ante estas y otras acusaciones, el presidente Pedro Sánchez, en lugar de rebatirlas con argumentos, las achaca a la “máquina de fango” puesta en marcha por la derecha y la ultraderecha mafiosas. Y pasea a su esposa por mítines y otros actos públicos para que sus incondicionales la jaleen “Free Bego”.

 

 

16 de junio de 2024

La identidad europea

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

La elevada abstención, de un 50,78 %, que se ha registrado en España en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, unida a la victoria de formaciones de extrema derecha, como la del partido Reagrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia, y la irrupción en España de “Se Acabó la Fiesta”, agrupación contestataria liderada por Alvise Pérez, que consiguió tres diputados, han llevado a  algunos analistas a hablar de euroesceptisimo, incluso de rechazo expreso a las instituciones de la Unión Europea.

A mí me ha llamado más la atención el hecho de que se haya permitido participar en estas elecciones a partidos comunistas como Sumar y Podemos, aunque hayan obtenido un magro resultado de 3 y 2 escaños respectivamente. Y digo que me ha extrañado tal participación, porque el 18 de septiembre de 2019 el mismo Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que se condenaba expresamente los terribles crímenes cometidos por los comunistas en toda Europa sin excepción. Crímenes que los actuales miembros de Sumar y Podemos nunca han condenado, por lo que deberían estar ilegalizados y, desde luego, no poder participar en elecciones al Parlamento Europeo, autor de la mencionada resolución.

Verdad es que el poder ejecutivo en la Unión Europea reside en la Comisión Europea y no en el Parlamento Europeo. Pero la correlación de fuerzas parlamentarias lleva a la creación de los grandes grupos que, a su vez, deciden los cargos de la Comisión Europea, del Consejo Europeo y del Tribunal de Justicia, entre otros organismos.

A mi juicio, no existe en España un rechazo expreso a las instituciones de la Unión Europea. Lo que sí existe es la impotencia en que se ven los ciudadanos de determinados sectores cuando se encuentran perjudicados por decisiones comunitarias ante las que se sienten impotentes. Un ejemplo de esta indefensión son las imposiciones de normas de la PAC (Política Agrícola Común), que les han llevado a huelgas y otras protestas, mientras que las autoridades españolas de los distintos ministerios no han sido capaces de defender los justos intereses del campo español.

La Unión Europea nació como una comunidad supraestatal con intereses sobre todo económicos, recordemos la Comunidad Económica Europea y el Mercado Común. Pero no olvidemos que los líderes que inspiraron la Unión Europea promovieron una zona de paz y estabilidad en un momento histórico en el que acababa de concluir la más cruel guerra entre países europeos que hoy conviven en paz.

Recojo como colofón de este artículo las conclusiones de Ángel Rivero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, en un artículo publicado en ABC el pasado jueves 13 de junio:

“(…) más allá del europeísmo y del euroescepticismo la identidad europea también se ha expresado con éxito a través de relatos que daban sentido a su proyecto y lo han acompañado en su desarrollo. Los más importantes son los siguientes:

1) Europa como un espacio de paz, formulado tras la Segunda Guerra Mundial, es un relato tan asentado en el imaginario europeo que se daba por descontado hasta la guerra de Ucrania. 2) Europa como espacio de la libertad, acuñado tras la derrota del fascismo, cuando Europa occidental se convirtió en tierra de libertad frente al totalitarismo soviético. (…) Por último, 3) Europa como la tierra del bienestar y seguridad social”.

Con todas las limitaciones que puedan ponerse a estos tres relatos, no dejemos que su verdad se olvide, sobre todo por generaciones jóvenes y por vendedores de “fin de fiesta”.

 

9 de junio de 2024

Conversaciones con los estoicos

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

En la última tertulia de “El libro del mes” del presente curso, que tuvo lugar como de costumbre en el restaurante El Espino de El Espinar, bajo la cálida acogida de Isabel Codina, el pasado 6 de junio, el protagonista fue el filósofo espinariego José Manuel García González, a quien presentó con una sabia introducción Javier de la Nava.

Presente estaba en el ánimo de todos los asistentes el fallecimiento de nuestro querido compañero Germán Prieto, al que yo dediqué un emocionado recuerdo, que con dificultad pude acabar de leer entre lágrimas en presencia de su mujer María. María, aquí tienes siempre a un montón de amigos, aunque nada ni nadie podrá sustituir a Germán.

Esta sentida conmemoración sirvió de prólogo a la presentación de Javier de la Nava, quien, como es habitual en él, desmenuzó y amplió las líneas maestras del libro Conversaciones con los estoicos.

¿Y quiénes son estos estoicos con los que conversaron Javier de la Nava y José Manuel García González? Pues, encabezados por Lucio Anneo Séneca, le siguen en el orden de este libro, Francisco de Quevedo, Marco Tulio Cicerón, Epicteto, Marco Aurelio, Epicuro, Michel de Montaigne y Erasmo de Rotterdam. Personajes de muy distintas épocas procedencias y caracteres, a los que une su adscripción al estoicismo.

Así Séneca, además de filósofo, intelectual y orador, destacó en Roma como político, siendo uno de los senadores más influyentes y respetados, y fue preceptor de Nerón entre los años 54 y 62 d. C.

A Francisco de Quevedo le conocemos como poeta en el Madrid de los siglos XVI y XVII.

Con Cicerón nos trasladamos de nuevo a Roma en el siglo II y, como Séneca, fue afamado orador, político y filósofo.

Los comienzos de la vida de Epicteto fueron difíciles, pues fue esclavo hasta que su amo le hizo estudiar con un filósofo estoico y después lo liberó. En Accio Epicteto fundó una escuela que tuvo notable éxito y fama.

Marco Aurelio Antonino fue emperador del imperio romano y, a pesar de sus constantes batallas y ocupaciones en los asuntos de estado, pudo escribir libros de filosofía.

Epicuro de Samos fue fundador de la escuela de pensamiento llamada epicureísmo y su vida transcurrió en Grecia entre el siglo IV y el III a. C.

Montaigne vivió en Francia en el siglo XVI, alternando años dedicados al estudio y la meditación con otros en los que se ocupó de funciones políticas y diplomáticas.

Por último, Erasmo de Rotterdam, nacido en esta ciudad en 1466, fue sacerdote de la orden de los agustinos y un gran latinista, consejero del emperador Carlos V. En plena Reforma, se mantuvo fiel a la Iglesia católica.

Pues bien, con todos estos personaje conversa José Manuel. En letra negrita aparecen en su libro sus preguntas, que tratan de acercar a nuestro tiempo y a nuestros problemas actuales el pensamiento de los distintos autores, que se reproduce en letra cursiva tomado de sus obras.

Ya en el diálogo con Séneca se nos presentan las virtudes que el estoicismo ofrece como guía en las distintas situaciones de nuestra vida, a saber conocimiento, templanza, justicia y coraje. Y se nos invita a hacer ejercicios prácticos para superar las dificultades cotidianas.

Con Cicerón aprendemos que “Un deber es, según la definición estoica que yo (o sea Cicerón) asumo, una acción sobre la que puede darse un motivo razonable de por qué se ha hecho”. Y se pone como ejemplo la natación.

”Lo apropiado es, según Cicerón, lo que corresponde a la excelencia del hombre, allí donde su naturaleza se aparta de los demás seres vivos”. Y se nos invita a repasar nuestras actividades, deseos, trabajos y aficiones, para ver si son “apropiadas”.

En el capítulo sobre Epicteto, nos propone José Manuel un ejercicio sencillo a partir de la frase con la que comienza a responder el filósofo: “Hay cosas que están bajo nuestro control y otras que no lo están” Epicteto pone ejemplos de ambas y nos invita a aplicar sus consejos en nuestras situaciones actuales, pues el ejercicio de la virtud es necesario para poder desarrollarla.

Marco Aurelio nos ofrece diez consejos sobre nuestras relaciones con los demás. De los diez resumo los siguientes: “En primer lugar, meditar sobre la relación que me vincula con los demás”. “En segundo lugar, observar cómo se comportan en la mesa, en la cama y en los demás”. “En tercer lugar, si con rectitud hacen lo que hacen, no hay que molestarse, pero si no es así, lo hacen contra su voluntad y por ignorancia”. “En cuarto lugar, aprendamos que también nosotros cometemos numerosos fallos”. “En quinto lugar, es preciso aprender muchas cosas para poderse manifestar cabalmente sobre una acción ajena”. “En sexto lugar, piensa que la vida del hombre es muy corta y dentro de poco todos estaremos enterrados”. “En noveno lugar, la benevolencia sería invencible si fuera noble y no burlona ni hipócrita”.

A Epicuro se le ha achacado la idea de que la felicidad consiste en el placer. Desde luego, no fue estoico porque vivió antes del comienzo del estoicismo. Sin embargo, los propios estoicos le citan, como es el caso de Séneca en sus Cartas a Lucilio.

Es representativo de su pensamiento lo que dice de la muerte: “El más estremecedor de los males, la muerte, no es nada para nosotros, ya que mientras nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, entonces nosotros no somos”.

José Manuel, según nuestra asidua contertulia Pilar García de Santos, explica los pensamientos estoicos mejor de palabra que en el libro que nos ocupa.

No obstante, yo invito a mis lectores a que lean detenidamente lo que José Manuel dice a propósito de Montaigne, por ejemplo: “El bienestar y la indigencia dependen de la opinión de cada uno”. Y, por último, con Erasmo de Rotterdam, atender a aquello que puede producirnos la felicidad.

Como colofón a este diálogo con los estoicos, podemos quedarnos con lo que el autor afirma en el Epílogo del libro: “Si algo tienen en común todos ellos, es su llamada a utilizar nuestra razón para obrar con juicio (…) en lo que nos sucede”.