24 de noviembre de 2024

La posible insania y la innegable maldad de Vladimir Putin

 

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Hay quienes sostienen que Putin está loco. Y basan su afirmación en la amenaza del presidente ruso de utilizar armas nucleares contra Ucrania como respuesta al uso de Zelenski de misiles estadounidenses y británicos capaces de alcanzar suelo de Rusia.

Sin descartar en el autócrata ruso algún tipo de demencia, yo me inclino a considerarlo sobre todo como un personaje malvado, capaz de las mayores atrocidades sin que se le mueva un pelo de su ridícula persianilla capilar.

No hay más que recorrer su trayectoria asesina desde que el 24 de febrero de 2022 decidió invadir Ucrania bajo el falso nombre de “operación militar especial”. Sus crímenes de guerra, y muy en especial la deportación ilegal de niños ucranianos a Rusia, han sido condenados por la Corte Penal Internacional de La Haya, que mantiene contra él una orden de arresto. Lo que no impide al exagente, por lo demás mediocre, de la KGB moverse libremente por el mundo de los llamados BRICS, formados por Brasil, India, China y Sudáfrica.

Si la Primera Guerra Mundial se decidió sobre todo en el barro de las trincheras, la Segunda asistió a un predominio de los combates aéreos. A la vista del intercambio de misiles hipersónicos entre Rusia y Ucrania, lanzados sin ningún miramiento contra la población civil e instalaciones no militares, me inclinaba yo a pensar que una tercera conflagración mundial se libraría por medio de todo tipo de cohetes y drones, descartados los enfrentamientos de soldados de a pie.

Si en el ámbito nacional ruso, Putin no ha dudado en deshacerse de sus opositores mediante asesinatos, destierros y supuestos suicidios, a la vista del escaso entusiasmo bélico de la población civil ha recurrido a tropas mercenarias, con el resultado adverso de todos conocido. ¿Dónde está ese ejército reluciente de las paradas militares en la plaza del Kremlin?

Y para colmo de la vergüenza de la milicia rusa y de su máximo jerarca, ha tenido que acudir en ayuda de Rusia un contingente de 10.000 soldados de Corea del Norte, entre los cuales no faltan ya desertores.

¿No se les cae la cara de vergüenza a Putin, a su ministro de Defensa y a todo el estamento militar ruso?

Veo en los medios de comunicación fotos de civiles ucranianos refugiados en el metro de Kiev.

¿Habrá búnker capaz de resguardar a los humanos de los letales efectos de las armas nucleares? ¿Se creerá a salvo de su mortífero poder el siniestro y quizá trastornado máximo dirigente ruso Vladimir Putin?

 

 

 

 

 

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