1 de diciembre de 2024

Lecciones de la DANA

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Nunca deberíamos olvidar las consecuencias más trágicas de la DANA, las 227 víctimas mortales, los cuerpos aún no hallados de las personas desaparecidas y los incontables destrozos en viviendas, negocios, enseres, carreteras y vehículos.

Sin embargo, desde el punto de vista de las responsabilidades políticas, tampoco hay que pasar por alto tres lecciones que la DANA nos ha dado.

La primera es la calamitosa actuación de los políticos responsables de prevenir los daños de la DANA y, una vez producidos, remediarlos. La acusación pesa tanto sobre el Gobierno central, con el presidente Pedro Sánchez a la cabeza, como sobre el Gobierno autonómico, con el presidente Carlos Mazón al frente.

Las responsabilidades se extienden también a los ministros del gabinete de Sánchez, implicados de una manera o de otra, en los catastróficos sucesos de la DANA, como son la ministra de Defensa, el ministro de Interior y la ya exministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Una frase del presidente del Gobierno en su comparecencia cinco días después de la DANA quedará para la historia de la infamia tratando de descargar todo el peso de la catástrofe valenciana en el Gobierno autonómico: “Quien quiera ayuda, que la pida”.

No menos infame y cobarde fue la actuación de Pedro Sánchez en su visita del 3 de noviembre, acompañando a los Reyes y al presidente Mazón, a Paiporta, donde los vecinos del pueblo recibieron a la comitiva con gritos de “¡Asesinos!”. Pedro Sánchez creyó más oportuno abandonar el pueblo en su coche oficial y luego acusar a la ultraderecha de los daños producidos al vehículo. Mientras, los Reyes se solidarizaban y se abrazaban con las víctimas de la tragedia.

El Ejército, del que es responsable la ministra de Defensa Margarita Robles, tardó tres días en llegar al lugar de la tragedia. Y Robles sólo hizo acto de presencia en un sótano inundado de Paiporta el 11 de noviembre para abroncar a los afectados: “Yo no tengo la culpa. No tengo la culpa”.

El ministro de Interior, responsable de la Guardia Civil y la Policía Nacional, asiste el 2 de noviembre a la reunión del Cecopi (Centro de Coordinación Operativo Integrado), sin que conste su visita a los lugares dañados.

Pero, con mucho, la principal responsable de los mayores daños causados por la DANA en Valencia, después del presidente del Gobierno central, es Teresa Ribera, exministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, pues de ella dependía la Cuenca Hidrográfica del Júcar, a su vez encargada de las obras de canalización y limpieza del barranco del Poyo, que nunca se llevaron a cabo. Mientras, Teresa Ribera estaba ausente, ocupada en preparar su candidatura a comisaria de la Unión Europea.

La segunda lección que debería extraerse de la DANA de Valencia es la necesidad de que el presidente del Gobierno de España y los ministros con él responsables de no haber puesto los medios necesarios para prevenir y remediar los daños presenten su dimisión irrevocable, independientemente de las responsabilidades penales que puedan derivarse de su actuación antes y después de la catástrofe valenciana, e independientemente también de las consecuencias judiciales de los casos de corrupción que afectan a la cúpula socialista.

La tercera lección de la DANA atañe a la Comunidad Autónoma valenciana y a su gobierno que por supuesto deberá dimitir en cuanto haya puesto en marcha la reconstrucción de la zona afectada.

Pero, a mi juicio y el de muchos españoles, esta catástrofe ha puesto de manifiesto la inutilidad de la organización de España en autonomías que no sólo no resuelven los problemas estructurales y operativos del gobierno de la nación, sino que los agravan. España, aunque la Constitución aún vigente (?) las ampare, no puede permitirse la sangría económica que suponen 17 Gobiernos autonómicos, 17 Parlamentos, 17 Tribunales Superiores de Justicia y el maremágnum de estructuras y órganos superfluos.

Para una relación más estrecha de los ciudadanos con la Administración bastarán los Ayuntamientos, sobrando también las Diputaciones y otros organismos que sólo sirven para colocar a personas del color político del partido gobernante.

Abogo, y conmigo más de un 50 % de los ciudadanos según algunas encuestas, por preguntar en referendo a los españoles si son partidarios de la actual organización del Estado en Comunidades Autónomas, o bien de reformarlas, o de suprimirlas.

 

24 de noviembre de 2024

La posible insania y la innegable maldad de Vladimir Putin

 

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Hay quienes sostienen que Putin está loco. Y basan su afirmación en la amenaza del presidente ruso de utilizar armas nucleares contra Ucrania como respuesta al uso de Zelenski de misiles estadounidenses y británicos capaces de alcanzar suelo de Rusia.

Sin descartar en el autócrata ruso algún tipo de demencia, yo me inclino a considerarlo sobre todo como un personaje malvado, capaz de las mayores atrocidades sin que se le mueva un pelo de su ridícula persianilla capilar.

No hay más que recorrer su trayectoria asesina desde que el 24 de febrero de 2022 decidió invadir Ucrania bajo el falso nombre de “operación militar especial”. Sus crímenes de guerra, y muy en especial la deportación ilegal de niños ucranianos a Rusia, han sido condenados por la Corte Penal Internacional de La Haya, que mantiene contra él una orden de arresto. Lo que no impide al exagente, por lo demás mediocre, de la KGB moverse libremente por el mundo de los llamados BRICS, formados por Brasil, India, China y Sudáfrica.

Si la Primera Guerra Mundial se decidió sobre todo en el barro de las trincheras, la Segunda asistió a un predominio de los combates aéreos. A la vista del intercambio de misiles hipersónicos entre Rusia y Ucrania, lanzados sin ningún miramiento contra la población civil e instalaciones no militares, me inclinaba yo a pensar que una tercera conflagración mundial se libraría por medio de todo tipo de cohetes y drones, descartados los enfrentamientos de soldados de a pie.

Si en el ámbito nacional ruso, Putin no ha dudado en deshacerse de sus opositores mediante asesinatos, destierros y supuestos suicidios, a la vista del escaso entusiasmo bélico de la población civil ha recurrido a tropas mercenarias, con el resultado adverso de todos conocido. ¿Dónde está ese ejército reluciente de las paradas militares en la plaza del Kremlin?

Y para colmo de la vergüenza de la milicia rusa y de su máximo jerarca, ha tenido que acudir en ayuda de Rusia un contingente de 10.000 soldados de Corea del Norte, entre los cuales no faltan ya desertores.

¿No se les cae la cara de vergüenza a Putin, a su ministro de Defensa y a todo el estamento militar ruso?

Veo en los medios de comunicación fotos de civiles ucranianos refugiados en el metro de Kiev.

¿Habrá búnker capaz de resguardar a los humanos de los letales efectos de las armas nucleares? ¿Se creerá a salvo de su mortífero poder el siniestro y quizá trastornado máximo dirigente ruso Vladimir Putin?

 

 

 

 

 

17 de noviembre de 2024

El relevo

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

‘El libro del mes’ es una tertulia literaria que viene celebrándose desde el 12 de enero de 2005, primero en la Biblioteca de San Rafael y después en el restaurante El Espino de El Espinar, que regenta mi amiga y admirada Isabel Codina en la Plaza del Altozano, 4.

La idea surgió, como digo, en la Biblioteca de San Rafael, que por entonces dirigía mi hija Gabriela. Un amigo y yo estábamos hablando de la novela El código da Vinci y mi hija nos llamó la atención porque estábamos molestando a los que allí trabajaban. Y nos propuso celebrar en el salón anejo a la Biblioteca unas reuniones en las que tratáramos de los libros que nos interesaran, invitando a participar a otras personas.

Yo me hice cargo de coordinar las tertulias, que han llegado a contar con la participación de hasta 118 personas, por supuesto no todas a la vez.

Proponíamos un título de un libro para leer y sobre el que tratar en la siguiente reunión, responsabilizándose algún contertulio de presentar la obra y moderar el coloquio con los asistentes.

Con el tiempo, el prestigio de ‘El libro del mes’ fue extendiéndose y han sido muchos los autores que han presentado sus obras en las tertulias. Sin ánimo de ser exhaustivo, hemos contado con la participación presencial de Ignacio Sanz, José Antonio Abella, Lorenzo Silva, Carmen Gallardo, Javier Lostalé, Javier Moro, Angelina Lamelas, Inma Chacón, Hortensia Búa, Alejandro Palomas, Juan Andrés Saiz Garrido, Bernardo Souvirón, Marifé Santiago Bolaños, Emilio Pascual, Enrique Gracia Trinidad, Soledad Serrano Fabre, Ana G. Novak, Mar del Olmo, Javier Palacios, León Arsenal, Javier Reyes, Verónica Martín, Celestina Santos Duque, María José Garrido, Alejandra Díaz Ortiz, José Manuel García González, Francisco Rodríguez Tejedor, Germán Ubillos, Carmen Gracia, Emilio Miguel López Laorga, Mariano Fresnillo, Luis López Rodríguez, Melchor Rius.

Durante la pandemia, celebramos las tertulias por wasap.

Estoy seguro de que la juventud y la experiencia en el mundo editorial y del libro de Ana Guerrero Novak harán que mi relevo en la coordinación de ‘El libro del mes’ sea celebrado con satisfacción por todos los asistentes habituales.

 

 

10 de noviembre de 2024

Después de la DANA

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Antes de embarrarme con el fango de la DANA levantina, quiero llorar por los fallecidos, acercarme y abrazar a sus familiares, a quienes han perdido sus casas, sus posesiones, sus negocios, sus coches y, olvidándome por un momento de la tragedia, participar en la ola de solidaridad y ayuda que ha llegado de todas partes sin esperar a que los obligados por sus cargos acudan a remediar los efectos de la catástrofe.

Desde estas líneas, me uno a cuantos han pedido la dimisión de todos los políticos estatales, autonómicos y locales que no han hecho frente en su debido momento a los desastres de una naturaleza desmadrada.

Más aún, me adhiero a la querella que han presentado Vox y otras asociaciones por el delito de “omisión de socorro” cometido por el presidente del Gobierno, sus ministros y los mandos responsables del Ejército y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Mientras una ingente procesión de personas armadas simplemente con escobas, cepillos o sus solas manos era capaz de llegar a los lugares de los funestos hechos, las máquinas pesadas que hubieran podido retirar escombros, vehículos volcados y apilados, y montones de enseres, brillaron por su ausencia.

Pero esas máquinas responden a decisiones tomadas por individuos y organismos que no han sabido hacerse cargo de una situación catastrófica, por lo que, insisto, deben dimitir o ser apartados de sus puestos.

¿Para qué sirve todo el entramado de instituciones, organismos, consejos, que a la hora de la verdad, entrampados por la burocracia y sus interesas espurios, no son capaces de tomar decisiones eficaces?

Se nos muestran imágenes de una calle antes y después de ser retirados los montones de coches y muebles por las máquinas pesadas que, tarde, pero por fin llegaron. Y me pregunto, ¿adónde se han llevado esos coches y muebles, que unidos a los residuos de las fábricas, a las basuras domésticas y a los desechos de todo tipo, forman vertederos que contaminan otros parajes, convirtiendo el mundo en un enorme basurero? ¿Qué se hace con todos esos desechos, se los quema, se los recicla?

A menudo me hago estas preguntas y otras parecidas en mi humilde ámbito personal y doméstico cuando deposito en una bolsa azul de basura los restos, más o menos orgánicos, de la comida, en otra amarilla los envases y otros residuos de plástico y en una tercera también azul el vidrio, que no el cristal. Estos desechos, unidos a los de papel, hay que llevarlos a los grandes contenedores que hay en las calles para ser reciclados. ¿Funciona realmente el reciclaje de tanto residuo como arrojamos a diario?

Volviendo a la DANA de Valencia, pasada la tragedia, habrá que emprender otro tipo de acciones en prevención de futuras catástrofes. Aquí deben intervenir los expertos en planes hidrográficos, habrá que drenar y limpiar los ríos y los arroyos, cambiar determinados cauces, como en su momento se hizo con el del Turia, no edificar en ramblas ni construcciones de una sola planta que, al quedar anegada, sus moradores no pueden subir a un piso superior que no existe.

Muchas de estas medidas eran sabidas desde hace tiempo. Pero siempre es más fácil pensar que la naturaleza no volverá a desmadrarse que afrontar el coste de lo que en su momento podrá salvar vidas y haciendas.

 

 

 

 

3 de noviembre de 2024

Las palomas y yo

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Andando por cualquier acera del barrio o sentados en una terraza al aire libre, es seguro que habremos convivido con palomas que picotean migas u otros restos que les sirven de alimento.

A mí no me habían causado especial molestia hasta hace un par de meses cuando han tomado la terraza de nuestra casa en el Parque de las Avenidas como lugar preferido donde hacer sus defecaciones.

Cada vez que me asomaba a la terraza había una paloma posada sobre el cajetín de la antena de televisión. De nada servía espantarlas. Volvían y cagaban a placer, sin respetar los almohadones de las butacas.

Me han aconsejado colgar cedés o espejos que, al parecer, las ahuyentan. Veremos.

Nunca había tenido manía a las palomas, que en el cine gozan de una idílica fama. Quiero recordar una escena de la película Mary Poppins, en la que una anciana da de comer a las palomas mientras suena la inolvidable canción “Feed the birds”, interpretada por Julie Andrews.

Como contraste a este amable “dar de comer” a las palomas, saltó a los medios de comunicación el pasado mes de agosto la batalla del Ayuntamiento de Burgos contra la sobrepoblación de palomas torcaces, no sólo con halcones y redes, sino hasta con una escopeta de perdigones.

La asociación animalista Pacma ha denunciado al Ayuntamiento por esta práctica que viola la Ley de Protección Animal.

Nunca, insisto, había tenido yo animadversión a estas aves invasoras.

Incluso ahora, cuando han elegido nuestra terraza como lugar preferido donde echar sus heces, me he negado a utilizar procedimientos que puedan causarles daño, como cubrir con una placa con pinchos el cajetín de la antena de televisión.

Pero tampoco me pidan que les dé de comer, aunque sólo sea con migas de pan.

 

  

27 de octubre de 2024

Las hijas y la mujer de Pedro Sánchez

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

No he visto ninguna de las entregas de “Moncloa. Cuatro estaciones”, el documental que El País publica al fracasar el intento de los productores de la serie de que una gran cadena de televisión o plataforma lo emitiese.

Pero he leído en la prensa cómo, en una escena del documental, Pedro Sánchez pasea por los jardines de Moncloa con Óscar López, entonces director del Gabinete de la Presidencia y hoy ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública (no me resisto a señalar lo alambicado de los nombres de los Ministerios del Gobierno de Sánchez), y le comenta: “Estoy sorprendido, macho, mi hija la mayor saca unas notas macho”, a lo que López contesta: “Qué bien, eso es importante”.

A esta escena quería llegar, pues en favor del presidente del Gobierno había yo anotado la discreción de no hablar de sus hijas. Lo único que yo sabía de ellas es que son dos. Ignoro sus nombres y edades, y nunca he visto una foto de las mismas.

A diferencia de las hijas del anterior presidente Rodríguez Zapatero, unas “góticas”, de las que aparecieron imágenes en distintos medios, y no precisamente para bien.

Insisto en que me parecía un acierto de Pedro Sánchez salvaguardar a sus hijas de los focos de los medios de comunicación.

Y esto me lleva a otra reflexión, también relacionada con la familia más próxima del presidente Sánchez. Su mujer Begoña Gómez había permanecido, al menos para mí, en un discreto anonimato hasta que su marido cometió el error de recomendarla al IE (Instituto de Empresa) para dirigir el Africa Center, lo que ella hizo entre 2018 y 2022, sin más avales que sus estudios de Bachillerato y mercadotecnia.

Desde entonces, Begoña Gómez, que ni siquiera es licenciada, ha codirigido varias cátedras en la Universidad Complutense de Madrid y no ha parado de salir en los medios, acompañada o no de su enamorado esposo.

Hasta que, “sic transit gloria mundi”, le han ido despojando de sus honores y cátedras, y ha acabado imputada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción privada, a los que después se ha añadido el de apropiación indebida.

Acabe como acabe su imputación, ¿no estaba Begoña más feliz en su discreto segundo plano como esposa y madre? Alegrándose con su marido de las “notas macho” de sus hijas.

 

20 de octubre de 2024

Mala vida

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Mala vida es el título de la novela de Mar del Olmo, publicada en 2024 por la Editorial Posidonia, a la que dedicamos la tertulia de “El libro del mes” de octubre. Una tertulia que contó con la participación de la autora y que tuvo un formato muy singular: dada la asistencia de muy pocos tertulianos, nuestra habitual anfitriona Isabel Codina dispuso la mesa de la presidencia en el centro de la sala y a su alrededor las sillas de la autora Mar del Olmo, de la presentadora Ana G. Novak y de los escasos asistentes.

Desde el comienzo de la tertulia Isabel nos sirvió vasos de agua, vino, cerveza y patatas fritas, que al final se vieron incrementados por una auténtica cena.

Mar y Ana dialogaron sobre la Mala vida, invitando también a intervenir a los asistentes.

La edición de la novela es primorosa y además con papel ecológico. La portada, en tonos verde claro con un recuadro beige para el título y el nombre de la autora, se estructura en hileras de triángulos, que luego supimos que eran el ojo de Dios, y platillos volantes.

La solapa primera presenta una foto y la biografía de la autora, nacida en Valdepeñas (Ciudad Real), filóloga e intérprete de formación, que trabajó en publicidad y, sobre todo, se dedicó a su verdadera vocación: escribir. Su primera novela, 45 días por año, fue galardonada como Best Women Issue’s Book. En 2021 publica su segunda obra, El mito del chiringuito, que fue finalista en el concurso convocado por Audi y Universo de Letras (Editorial Planeta).

Su blog www.mardelolmo.com nos brinda artículos de actualidad y relatos cortos.

La contracubierta ofrece un certero resumen del argumento de Mala vida, cuyo protagonista, Ezequiel Montes, que trabaja como funcionario de Correos, es un marido aburrido y un padre ausente, pero amigo de quienes con él comparten un partido de Champions. Su mujer, Carmen, harta de su conducta egoísta y machista, prepara una venganza “líquida”, y Ezequiel choca contra el bidé del baño y pierde el conocimiento. Despierta en la antesala del cielo, donde es recibido por el mismo Dios, quien le plantea un ultimátum: o sigue el camino de redención que le propone, o lo manda derecho al infierno. Deberá vivir otras vidas y superar los desafíos que se le presentan en cada una de ellas: se convertirá en madre de familia numerosa, en joven profesor de bailes caribeños, en anticuario sexagenario y homosexual y en meretriz no del todo desconocida para él.

La autora se vale de esta transmigración del protagonista para hacer una certera crítica de su machismo, su egoísmo, sus hipócritas creencias, crítica que se extiende a numerosos ámbitos de la sociedad.

Es una galería de personajes retratados de mano maestra por Mar del Olmo, que nos preguntó a los contertulios cuál era nuestro preferido. La mayoría se decantó por Juanillo, hijo pequeño de Mari, la madre de familia numerosa, que habla y actúa muy raro, lo que lleva a pensar a Juanillo si habrá sido abducida por un extraterrestre. El mismo Dios está retratado con un sentido del humor que resta afán moralizante a la vez que les da a los mortales la oportunidad de redimirse.

La figura de Anto, o sea Antonia, enferma de cáncer, que ha adoptado a Romeo, el profesor de bailes caribeños, y a la que va a cuidar María Auxiliadora Martín, o sea Mari, es a mi juicio, a pesar de no aparecer en el índice de personajes, la quintaesencia de la bondad.

Al final de la tertulia se planteó la pregunta de si saldrá a flote Ezequiel de la marea de dificultades que tiene que superar en su transmigración por diversos seres, a las que se añaden las descargas eléctricas que el mismo Dios le envía cada vez que pronuncia palabras o frases soeces.

Los capítulos, en general breves, hacen fácil la lectura de Mala vida. Pero, en especial, la cuidada escritura y las certeras observaciones de la autora sobre las distintas situaciones en que se ven envueltos los personajes invitan al lector a una profunda reflexión, a la vez que le entretienen y divierten.

Ana G. Novak, que ya presentó en nuestra tertulia sus novelas El despertar de Ukhat y Ni rastro de humanidad, contribuyó con su intervención a que los asistentes consiguiéramos una mayor comprensión de los distintos registros de la Mala vida.

Gracias, Mar del Olmo y Ana G. Novak, por una velada inolvidable.