26 de mayo de 2024

Germán: In memoriam

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

He conocido, tratado y admirado a Germán Prieto Yerro en la tertulia literaria “El libro del mes”. Germán asistía puntualmente con María, su mujer, a esta reunión en el restaurante El Espino de El Espinar, donde nos acoge a principios de cada mes Isabel Codina. Germán se sentaba cerca de la mesa donde estaban el presentador y el autor o la autora del libro que se iba a tratar y tomaba notas. Notas que después me enviaba a mí por el correo electrónico, para que yo las hiciera llegar a los contertulios.

No es tarea fácil escuchar con atención lo que se trata en una reunión y a la vez tomar notas de lo dicho por los distintos intervinientes. Germán lo hacía de maravilla. Además reproducía en su documento la portada del libro tratado en la tertulia.

Hace dos meses y medio recibo en mi correo un mensaje de Germán, en el que me comunicaba que le habían diagnosticado un cáncer de riñón y que no podría asistir a las tertulias. Le contesté dándole ánimos y deseándole una pronta recuperación.

El pasado martes 21 de mayo Pilar García de Santos me manda un wasap en el que me dice que han sedado a Germán, pues tiene metástasis en el pulmón y se ahoga. El miércoles recibo de María la noticia de que Germán ha fallecido a las 5:30 de la madrugada.

En el grupo de wasap “El libro del mes” se acumulan los pésames de los tertulianos a María. Sí, Germán era muy querido y todos ya le echamos de menos.

A mí me suele ocurrir que, cuando muere un amigo, lamento con toda mi alma no haber profundizado más en su amistad. Así, no sabía que Germán trabajaba en el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), donde también trabaja María su mujer. Hace 21 años se vinieron a vivir a San Rafael, como hice yo cuando me jubilé. Era el único varón con seis hermanas, que le mimaban.

María me manda unas hermosas fotos en las que se ve al matrimonio con su hija Marta.

María y Marta, os acompaño con todo corazón en vuestro dolor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

19 de mayo de 2024

Las elecciones catalanas como escenario del fracaso del sistema de partidos políticos

 

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

El lamentable espectáculo de las elecciones catalanas ha hecho revivir en mí un arraigado rechazo al sistema de democracia representativa basado en las votaciones a unos candidatos propuestos en listas cerradas por los partidos políticos.

La elevada abstención, de casi la mitad del electorado, que se ha registrado en estas elecciones autonómicas, me induce a pensar que no estoy solo en el mencionado rechazo.

Rechazo que, en mi caso, se basa en las siguientes razones:

1. Por qué voy a dar mi voto a unas personas de las que, la mayoría de las veces, no conozco más que el nombre y su afiliación a un partido político.

El elector catalán medio no conoce a los candidatos propuestos por los partidos, fuera de los que encabezan las listas de las principales formaciones, Salvador Illa, Carles Puigdemont y Pere Aragonès.

2. Por qué voy a elegir a un determinado partido político, y no a otro, cuando prácticamente ninguno de ellos ofrece propuestas para resolver los problemas reales de los ciudadanos y, cuando las incluye en su programa, luego no las cumple.

En el caso de las elecciones catalanas, ¿qué han ofrecido los partidos políticos a los votantes aparte de un nacionalismo vacío de contenidos realistas, o un independentismo irrealizable, o vagas promesas de autodeterminación y soberanía utópica, sin afrontar las graves cuestiones de la inmigración ilegal y falta de seguridad, únicamente planteadas por Vox y, de algún modo, por el PP?

3. Que a estas alturas de la historia se sigan calificando las formaciones políticas de derechas o de izquierdas, unos calificativos que surgieron en 1789 en la Asamblea constituyente francesa por la situación de las sillas, a la derecha las de los representantes conservadores partidarios de la monarquía y, a la izquierda, las de los revolucionarios que tenían una visión opuesta.

En el panorama político catalán, ¿cabe hacer una clara distinción entre derecha e izquierda? Los revolucionarios franceses de 1789 se carcajearían de las pretensiones “progresistas” del PSC y de ERC, y los partidarios de una monarquía constitucional no hallarían una derecha conservadora en el prófugo de Waterloo, por más que este nombre les sonara a reminiscencias napoleónicas.

4. Me niego a que unos partidos políticos, cuando llegan al poder, me impongan una ideología, en vez de dedicarse a gestionar la enseñanza, la sanidad, la economía, la agricultura, el transporte y demás campos donde se concretan las cuestiones que preocupan a la gente de a pie.

Ninguno de los partidos políticos catalanes cuenta con candidatos expertos en cualquiera de los ámbitos que atañen a las realidades sociales, culturales, económicas, sanitarias, alimentarias que preocupan a los habitantes de Cataluña, como a los del resto de España. El ganador de las elecciones del 12-M, Salvador Illa, no puede presentarse como buen gestor teniendo en su pasado como ministro de Sanidad la calamitosa gestión del Covid-19, en la que a estas alturas aún ignoramos el número de muertos y sí sabemos que no hubo expertos de ningún género.

5. Abogo por un gobierno de tecnócratas, elegidos por sus méritos y capacidades en un sistema de oposiciones decididas por especialistas de reconocido prestigio.

¿Dónde están los catalanes de reconocido prestigio que velaran por dotar a las instituciones de candidatos expertos en las distintas materias? ¿Illa, Puigdemont, Aragonès, Junqueras, Rufián, Marta Rovira…?

Claro que, en el panorama del resto de España, la situación de los partidos no es mejor. Habrá que recurrir a asociaciones y fundaciones independientes, estas sí, sin ánimo de lucro, donde trabajan por el bien común profesionales prestigiosos al margen de los partidos políticos.

 

 

 

 

12 de mayo de 2024

Tres ciudades y una villa

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Escribo esta entrada de mi blog semanal en la villa, o sea en El Espinar. Y en seguida las tres ciudades aludidas, a saber Valladolid, Madrid y Santander, reclaman hacer acto de presencia en mi escrito.

Y lo piden con justa causa, pues las tres han desempeñado, y siguen desempeñando, un destacado papel en mi vida.

Me había propuesto, desde la atalaya espinariega, evocar algunos hitos de mi vida, y dichas ciudades representan anclajes inolvidables del devenir de mi existencia.

En Valladolid, la ciudad natal de mi padre, el escritor Francisco Javier Martín Abril, nací también yo, el tercero de seis hermanos, fui al colegio, primero al de las Balmori y, después del ingreso, al de San José de los jesuitas.

En Madrid se ha desarrollado la mayor parte de mi trabajo profesional, primero en la Editorial Guadarrama y después, tras cuatro años en la Editorial Miñón de Valladolid, veinte años en la Editorial Santillana.

En Madrid, también, se había casado mi padre con mi madre Alicia Baró, y me casé yo con Ana Bermejo. En Madrid nacerían mis hijos Guillermo y Gabriela.

Madrid es el Parque del Oeste, el Paseo del Pintor Rosales, el barrio de Argüelles y el Parque de las Avenidas, donde actualmente resido la mayor parte del año con mi segunda mujer, Angelina Lamelas, mientras que las cenizas de mi primera esposa descansan en El Espinar.

En El Espinar transcurrieron los felices veraneos de mi infancia, en la casa de mis abuelos maternos, Fernando Baró y Luisa Morón, o sea, papá Fernando y mamá Luisa, en la calle que hoy lleva el nombre del abuelo.

El Espinar es también San Rafael, donde hoy viven mi hija Gabriela, mi yerno Gonzalo Matute y mis nietos mellizos Alicia y Mateo.

El Espinar son los montes de Aguas Vertientes, Cueva Valiente, La Peñota, Peña el Águila, Montón de Trigo, la Mujer Muerta en la ladera donde pierde su silueta yacente, la sierra del Quintanar y el Caloco, a cuyos pies está la ermita del mismo nombre con el Cristo, “santo Cristo del Caloco, de El espinar tan querido”…

¿Y Santander, qué ha venido a significar en mi vida la capital cántabra? Santander es la ciudad natal de Angelina Lamelas, que la comparte conmigo en sus Recuerdos y presencias, su más reciente poemario.

Santander es la Bahía, “que se extiende a sus pies”, son las playas del Sardinero, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en la península de La Magdalena, con su oferta literaria y cultural, y el Palacio de Festivales, que llena de música nuestra estancia anual en agosto.

¿Y será “de Madrid al cielo” donde acabe mi periplo vital?

 

 

 

 

 

 

 

  

5 de mayo de 2024

Decálogo para el próximo presidente del Gobierno de España

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

1.    No plagiaré mi tesis de Doctorado.

2.    No me aliaré con un partido comunista para poder formar Gobierno, después de asegurar que hacerlo me quitaría el sueño.

3.    No indultaré a independentistas condenados por delitos de sedición y malversación.

4.    No aceptaré ser investido presidente del Gobierno de España con los votos de un prófugo de la justicia española.

5.    No aprobaré una ley de amnistía inconstitucional después de rechazarla antes de las elecciones generales.

6.    No me apoyaré en los herederos de ETA para aprobar los presupuestos generales y dar estabilidad a mi legislatura.

7.    No levantaré un muro entre la izquierda seudoprogresista y la derecha y la ultraderecha tachadas de fascistas.

8.    No convertiré las sesiones de control al Gobierno en ataques a la oposición.

9.    No utilizaré mi presidencia para colocar a familiares y amigos en empleos públicos o concederles otros tipos de favores al margen del principio de mérito y capacidad.

10. No amagaré con dimitir para después atacar a la prensa libre y a los jueces.

Todos estos mandamientos se resumen en uno: defender el Estado de Derecho y la separación de poderes en que se basa la democracia.