Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Existe una guerra abierta del Ejecutivo y, lo que manda madre, del ministro de Justicia contra jueces y fiscales, pretendiendo aprobar una ley para controlarlos. Y jueces y fiscales se han manifestado en toda España amenazando con ir a la huelga si Bolaños no desiste de una reforma que busca someterlos.
No
sé en qué acabará este nuevo ataque del Gobierno de Pedro Sánchez al poder
judicial en su empeño por controlar todas las instituciones del Estado.
Me
admira la paciencia y el rigor jurídico de los jueces que hacen su trabajo sin
dejarse llevar por salidas de tono ni responder a los insultos que reciben un
día sí y otro también de los ministros de Pedro Sánchez y del propio presidente
del Gobierno de España.
Pero
me van a permitir esos pacientes y rigurosos jueces que exprese un deseo, aun
sabiendo que no va a cumplirse. Ese deseo podría resumirse en la satisfacción,
si quieren maligna, de ver sentarse en el banquillo de los acusados y en la
consiguiente condena a inhabilitación, multa pecuniaria y, si procede, a pena
de cárcel de tanto político corrupto imputado o investigado.
He
repasado los casos más sonados de personajes corruptos sometidos a procesos
judiciales, desde el famoso Tito Berni, el no menos famoso Koldo García, el
exministro de Transportes José Luis Ábalos, el fiscal general del Estado Álvaro
García Ortiz y el número tres del PSOE Santos Cerdán, hasta los familiares de
Pedro Sánchez, incluido el propio presidente del Gobierno.
En
todos los casos, los jueces que se han hecho cargo de su investigación, muchos
de ellos desconocidos por el gran público y los medios de comunicación, están
respetando todas las garantías y recursos que el ordenamiento jurídico vigente
pone a disposición de los encausados.
El
pasado jueves 12 de junio estaba yo escribiendo el blog sobre los ataques del
Ejecutivo a jueces y fiscales, cuando se hace público el informe que la UCO,
nada menos que 490 páginas, sobre el secretario de organización y número tres
del PSOE Santos Cerdán, había entregado al juez instructor del Tribunal Supremo
Leopoldo Puente, quien vio indicios de participación de dicho secretario de
organización en una trama de corrupción. El número tres del PSOE habría amañado
contratos de obra pública y gestionado mordidas de más de un millón de euros,
planeadas junto con el exministro de Transportes José Luis Ábalos y su asesor
Koldo García, que se cobrarían a grandes constructoras a cambio de la garantía de
contratos de ampliación de tramos de carretera.
En
la sesión de control a Gobierno del Congreso, Santos Cerdán y demás diputados
socialistas consultaban en las pantallas de sus escaños y en sus móviles el
informe de la UCO.
No
se ha cumplido mi maligno deseo de ver sentados en el banquillo de los acusados
y condenados a las correspondientes penas de cárcel y multas pecuniarias a
tantos políticos corruptos, pero sí he tenido la satisfacción de ver dimitir de
todos sus cargos a Santos Cerdán, uña y carne del presidente Pedro Sánchez
desde las primarias del PSOE de 2014 y 2017, en las que ganó Sánchez a los
otros candidatos y en las que hay claros indicios de que Santos Cerdán ordenó A
Koldo García meter dos papeletas de más en una urna.
Preguntado
por este pormenor, el presidente del Gobierno respondió que en las dos
primarias a las que se presentó, 2014 y 2017, sus victorias superaron los
16.000 votos. “Ha habido garantías en ambas elecciones primarias. El PSOE es
una organización seria”, insistió el secretario general socialista.
Tan
seria que el presidente Sánchez se ha visto obligado a pedir perdón a la
ciudadanía, aunque él no sabía nada de lo que ocurría con su más cercano
colaborador Santos Cerdán.
Y,
por supuesto, ni va a adelantar elecciones, ni habrá crisis de Gobierno, ni
moción de confianza, y culpa al PP de atacarle.
“Me
provoca una enorme indignación que todo un proyecto político del que dependen millones
de personas se vea afectado por la conducta de unos pocos”.
Pero
¿qué proyecto ni qué niño muerto, si ni siquiera ha conseguido sacar adelante
los presupuestos generales del Estado? Su
gobierno Frankenstein se mantiene gracias al apoyo de sus de sus socios comunistas,
independentistas y proetarras, que
aprovechan la debilidad del presidente para sacar provecho propio y atacar al
Estado español.
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