Las
palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Tengo la impresión de
que la paternidad está en baja. El último Día del Padre, celebrado hace menos
de una semana, me parece a mí que ha pasado sin pena ni gloria.
Me felicitaron mis
hijos, sí, y les agradecí que se hubieran acordado de mí. Pero no he visto el
despliegue informativo, publicitario y comercial que otras efemérides suscitan,
y que ocasionaba esta misma conmemoración otros años.
Ni color, en
cualquier caso, con el reciente Día Internacional de la Mujer, que sacó a la
calle a miles de mujeres –muchas de las cuales secundaron la huelga laboral
convocada, no tanto para pedir la igualdad entre sexos, cuanto para protestar
por las más variopintas cuestiones– y que llenó páginas enteras en la prensa
escrita e innumerables programas de radio y televisión.
Para colmo, el día de
San José, santo patrono de los padres, ni siquiera es ya festivo en España,
aunque la Iglesia mantenga que es de precepto asistir a misa en tal fecha.
Si ser padre hoy no
cotiza al alza, nos estaría bien empleado a los hombres, tras siglos de
patriarcado preeminente y opresor. Qué digo siglos, milenios, una larguísima
historia, y más larga aún prehistoria, en que la mujer era “relegada” a ser
madre, al cuidado de los hijos y a las labores del hogar.
Y nos estaría bien
empleado, porque durante siglos, qué digo siglos, milenios, no hemos atendido a
los hijos en plano de igualdad con sus madres, las mujeres. Aun hoy día los
hombres nos resistimos a compartir con nuestras mujeres la atención y la
educación de la prole, por otro lado cada vez más escasa.
Si no está de moda
ser padre, quizá no lo ha estado nunca. Entre las prioridades del varón, ¿se ha
contado alguna vez la paternidad?
Para los judíos del
Antiguo Testamento sí era una bendición de Dios tener una larga y nutrida
descendencia. Pero conforme transcurría el devenir de la historia, al menos en
la civilización occidental, una fecunda paternidad fue dejando de ser una meta
y una esperanza de los varones.
¿Y la maternidad? ¿Está
hoy también en declive ser madre? ¿Se celebrará el próximo Día de la Madre con
la misma intensidad que, por ejemplo, el Día de la Mujer Trabajadora?
Leo la entrevista con
la socióloga israelí Orna Donath que recoge Gonzalo Ayuso en El Adelantado del
19 de marzo. Donath publicó en 2016 el libro Madres arrepentidas, en el que
daba voz a 23 mujeres que aseguraron arrepentirse de haber tenido hijos.
“Es muy común –afirma
esta socióloga– que se diga que los que no tienen hijos se arrepentirán en
algún momento, pero nadie habla de las personas que se arrepienten de haberlos
tenido”.
Esta investigadora de
la maternidad niega que el instinto maternal sea un “componente biológico” de
la mujer, para ella es más bien una construcción cultural, puesto que la maternidad
ha estado ligada a las expectativas que la sociedad patriarcal pone en las
mujeres.
Según Donath, no se
trata de una cuestión de clase o condición social, “es simplemente que no todas
las mujeres deseamos ser madres”.
Considera Donath que
“hay que dejar de ver ese tipo de madre mítica, casi superhumana, y ver a la
mujer como un ser normal, permitir un rango de emociones más amplio”. Este
cambio de enfoque, difícil en la tradición judía, también lo es en la
cristiana, donde la Madre de Dios es el modelo “per se” de madre.
¿Está esta mujer, de
la que ignoro si es madre, en contra de la maternidad y de la paternidad, como
se la ha acusado en Israel? Ella lo niega: “No es así, no estoy en contra de
las madres, ni de los hijos, ni de dar a luz a tus hijos. Si fuera así, estaría
en el mismo nivel que la sociedad patriarcal que yo critico, no quiero imponer
nada, no puedo saber lo que cada mujer, cada hombre, quieren; se trata de
dibujar un mapa más completo de posibilidades para todas las mujeres”.
¿Hay muchas mujeres,
me pregunto yo, arrepentidas de haber sido madres? ¿Es científico sacar
conclusiones de las declaraciones de 23 mujeres entrevistadas y de algunos
otros testimonios que la autora del libro dice haber recogido en sus
presentaciones y charlas?
¿Está en baja, no
solo la paternidad, el ser padre, sino también la maternidad, el modelo de
mujer madre?
Si así fuera, no me
extraña que la natalidad en España y en otros países europeos, ya de por sí
dificultada por numerosas razones laborales y económicas, esté bajo mínimos.