28 de octubre de 2020

Más censura que moción

 Las palabras y la vida Alberto Martín Baró  

Se han esgrimido tres razones contra la moción de censura de Vox ya antes de producirse. La principal ha sido que no contaba con los apoyos necesarios para prosperar, o sea, que de entrada estaba condenada al fracaso por la composición de la Cámara y la férrea disciplina de voto de los partidos que la integran. De llevar al extremo esta razón, lo mejor sería cerrar el Parlamento y retirar el sueldo a los parlamentarios, porque cualquier propuesta de la oposición no tendría prácticamente ninguna posibilidad de ser aceptada por la suma del PSOE, Unidas Podemos y toda la parafernalia nacionalista, separatista y filoterrorista movida por intereses ajenos al bien común.

La segunda razón que se ha expuesto contra la moción de censura ha sido su inoportunidad, en un momento en que la segunda ola de la pandemia registra niveles de contagios, hospitalizaciones y muertes que amenazan con superar a los de la primera ola. Esta razón es fácil de desmontar si tenemos en cuenta que el Gobierno de Sánchez e Iglesias es, después del virus, el principal causante de la crisis sanitaria y económica que padecemos.

La tercera razón contra la moción de censura reside en que esta no debe limitarse a censurar al presidente, sino ser constructiva y presentar una alternativa de gobierno y un candidato a la presidencia. A posteriori cabe afirmar que tanto la intervención de Ignacio Garriga como la primera de Santiago Abascal insistieron más en la crítica al Gobierno y a Pedro Sánchez, muy bien fundada, que en la presentación de un programa capaz de sacar a España del actual desastre sanitario y económico. Sí que enumeró Abascal, y mejor Iván Espinosa de los Monteros, propuestas concretas de actuación en los distintos frentes, en la agricultura, en la industria, en el mercado laboral, en el saneamiento de la economía, en la educación, en la política fiscal…

Me negué a escuchar a Sánchez, pues en un discurso puede decir una cosa y en el siguiente, o a veces en el mismo párrafo, la contraria.

Sí escuché el no de Inés Arrimadas y el no, mucho más contundente y agresivo, de Pablo Casado. Mientras el PP, Vox y Ciudadanos se desgarren entre sí, no habrá alternativa al Gobierno Frankenstein, ni esperanza para millones de españoles que sufren en sus vidas, en su salud, en su trabajo y en su convivencia la peor gestión y más sectaria de los cuarenta años de democracia en España.

18 de octubre de 2020

Jueces y magistrados

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró         

Los jueces y magistrados españoles, como cualquier ciudadano en la España actual, son muy libres de profesar las ideas políticas que prefieran. Pero lo que les está prohibido expresamente por la Constitución de 1978 en su Artículo 127 es, mientras estén en activo, pertenecer a partidos políticos y sindicatos. Sí pueden asociarse a cualquiera de las asociaciones judiciales, como la Asociación Profesional de la Magistratura, la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, Juezas y Jueces para la Democracia y el Foro Judicial Independiente.

Las asociaciones judiciales tienen como finalidad principal defender los derechos de sus afiliados, a la vez que velan por la salvaguarda del Artículo 117 de la Constitución que establece: “La justicia emana del pueblo y es administrada en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley”.

Esto no impide que las mencionadas asociaciones tengan un marchamo político conservador o progresista. Lo cual no debería ser óbice para que sus miembros, en el ejercicio de sus funciones, fueran independientes y se guiaran únicamente por el “imperio de la Ley”.

La nueva proposición de ley presentada el pasado 13 de octubre por los grupos parlamentarios del PSOE y Unidas Podemos pretende que vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) puedan ser nombrados por mayoría absoluta de las Cámaras, frente a la mayoría de tres quintos en vigor actualmente. Asimismo, que los miembros no renovados del CGPJ no puedan nombrar jueces para altos puestos de la magistratura.

Se ha calificado esta proposición de ley de ataque a la justicia y de asalto del Poder Judicial por parte del Gobierno socialista podemita. Yo no dudo de que el propósito de Sánchez e Iglesias sea controlar a jueces y magistrados. Ahora bien, este intento de control es la mayor descalificación de jueces y magistrados por el ejecutivo, que supone que, al depender su nombramiento del Gobierno, se plegarán a sus consignas y no administrarán justicia con independencia y rigor jurídico.

Quiero confiar en que un juez o magistrado, ya sea de ideología progresista o conservadora, no se deje influir por sus preferencias ideológicas, sino que se rija por el “imperio de la Ley”.

14 de octubre de 2020

La separación de poderes

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

Desde distintos ámbitos políticos y jurídicos se acusa al Gobierno de Pedro Sánchez de querer acabar con la división de poderes en España.

La división o separación de los tres poderes clásicos, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, es uno de los principios fundamentales de la democracia.

En la Constitución española de 1978 no se formula explícitamente la separación de poderes, pero se deduce del Título III, De las Cortes Generales; del Título IV: Del Gobierno y de la Administración; y del Título VI: Del Poder Judicial. Así, en el Artículo 66, 2, se establece: “Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban los presupuestos y controlan la acción del Gobierno”. El Artículo 97 reza como sigue: “El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes”. Y el Artículo 117, 1 determina: “La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”.

¿En qué sentido se sostiene desde ciertos ámbitos que el Gobierno de Sánchez pretende socavar la independencia del poder legislativo y del judicial? Se aduce que, en la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, su anteproyecto ha sido elaborado y presentado por el Ministerio de Igualdad, dependiente del Gobierno. Y que el anteproyecto de la Ley de Memoria Democrática ha sido aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 15 de septiembre. Los expertos que han elaborado estas leyes ¿son técnicos adscritos a los ministerios que dependen del Ejecutivo? Eso parece.

En cuanto a la independencia del poder judicial, hay dos hechos que la cuestionan. El primero consiste en que los jueces y magistrados deben regirse en sus juicios por las leyes emanadas del legislativo, que a su vez puede estar supeditado al ejecutivo. El segundo se refiere al nombramiento por el poder político de los miembros del Consejo General del Poder Judicial.

No es de extrañar que el Gobierno de Sánchez, ocupado en intentar controlar el poder legislativo y el poder judicial, descuide la gestión de las funciones que, estas sí, tiene expresamente asignadas por la Constitución.

11 de octubre de 2020

Caballero castellano y señora de rojo sobre fondo gris

 

Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró  

Es espléndida la exposición sobre Miguel Delibes Setién que, para celebrar el centenario de su nacimiento, han montado en la Biblioteca Nacional de Madrid la propia Biblioteca y la Fundación Miguel Delibes, y cuyo comisario ha sido el escritor y periodista madrileño Jesús Marchamalo, que en 1999 ganó el Premio Miguel Delibes de Periodismo. La exposición fue inaugurada el 18 de septiembre y estará abierta al público hasta el 15 de noviembre de 2020.

Me precio de haber conocido personalmente a Miguel Delibes y, a través de la amistad que le unió a mi padre Francisco Javier Martín Abril, Paco, o Pacorris, como Miguel le llamaba, yo también me considero su amigo.

La foto a gran tamaño de Miguel y Ángeles, los dos riendo abiertamente, que puede verse en la exposición en el apartado “Miguel Delibes familiar”, es la única que yo conozco con esa amplia risa, pues la mayoría de los retratos nos muestran a un Miguel serio y pensativo. Se expone la máquina de escribir que Ángeles regaló a Miguel, aunque este siempre prefirió escribir a mano.

Yo ya sabía que Delibes comenzó su andadura en El Norte de Castilla publicando unas caricaturas de personajes famosos, de las que la exposición recoge las hechas a varios artistas del cine de Hollywood. Con los años Miguel llegaría a ser director de dicho diario.

Es hermoso el dato de que los años de nacimiento de sus siete hijos coincidieron con la publicación de algunas de sus obras más importantes. Su hija menor lleva el nombre de Camino por el título del libro homónimo.

Castilla, sus gentes, sus campos, sus problemas, fueron temas recurrentes en su obra. Su libro preferido, como también lo es para mí, era Viejas historias de Castilla la Vieja, que tuvo una primera edición con el título de Castilla.

También dedica la exposición un amplio apartado a la relación de Miguel Delibes con el teatro y el cine. Cinco horas con Mario, Los santos inocentes, Señora de rojo sobre fondo gris son algunos de sus libros que fueron llevados con gran éxito a la escena o a la gran pantalla.

Cuando murió su mujer, Miguel quedó sumido en una profunda depresión, pues Ángeles, como Ana, la protagonista de Señora de rojo sobre fondo gris, era “una mujer que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir”, de este caballero enamorado y defensor de Castilla y de sus gentes.