28 de enero de 2024

El proyecto de ley de amnistía y el terrorismo

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Estamos asistiendo en el proceso de elaboración de la ley de amnistía a continuos cambios en su redacción, no debidos a cuestiones técnicas y jurídicas, sino a su capacidad de librar a Puigdemont y otros encausados por el procés de cualquier culpa.

Uno de estos cambios se refiere a los delitos de terrorismo. El pasado martes 23 de enero PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV, Junts y Podemos acordaron excluir del proyecto de la ley de amnistía los delitos de terrorismo “siempre y cuando de forma manifiesta y con intención directa hayan causado violaciones graves de los derechos humanos” como matar y torturar.

Esta enmienda aprobada por la Comisión de Justicia del Congreso permitiría amnistiar a los 12 miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) y a los 10 encausados por los disturbios promovidos por Tsunami Democrátic que han sido investigados por la Audiencia Nacional. Es decir, que lo ocurrido en el Procés no es terrorismo porque no supuso una violación grave de los derechos humanos, sino “un acto de radicalidad democrática de la sociedad catalana”, como argumentó Pilar Valluguera, diputada del Congreso por Esquerra Republicana de Cataluña. Le faltó añadir “de la sociedad catalana separatista”, aunque para un separatista esa es la única sociedad catalana que merece tal nombre.

Como han puesto de relieve los expertos juristas no colonizados por el PSOE y demás socios del Gobierno de Pedro Sánchez, según la citada enmienda al proyecto de ley de amnistía habría un terrorismo que viola los derechos humanos y otro terrorismo que no los viola y, por tanto, no es terrorismo.

Los redactores de esta enmienda ignoran, o fingen ignorar, la definición de terrorismo de la Unión Europea. “Según el Derecho de la Unión, los delitos de terrorismo son actos cometidos con la intención de:

·       intimidar gravemente a una población;

·       obligar indebidamente a los poderes públicos o a una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo;

·       desestabilizar gravemente o destruir las estructuras políticas, constitucionales, económicas o sociales básicas de un país o de una organización internacional”.

 Según esta definición de los actos de terrorismo, no hay duda de que los graves desórdenes y hechos violentos que se produjeron en el procés tuvieron la intención de destruir las estructuras políticas y constitucionales de la nación española.

Aunque el terrorismo de ETA es una violación grave de los derechos humanos, incluido el más sagrado, que es el derecho a la vida, ello no significa, como pretendía el ministro de Justicia Félix Bolaños en su intervención ante los periodistas, que los actos violentos, los ataques con piedras a las fuerzas del orden con resultados de policías gravemente heridos, el vandalismo en el aeropuerto del Prat y los cortes de autovías y calles de diversas ciudades queden excluidos de la definición de terrorismo.

Y veremos si una próxima enmienda al proyecto de ley de amnistía, esta promovida por Bildu, no excluye también del concepto de terrorismo al terrorismo de ETA.

21 de enero de 2024

Funerales por amistades de mi mujer

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

En la semana pasado he asistido a dos funerales de amistades de mi mujer: el martes 16 de enero, el celebrado en la iglesia de los Sagrados Corazones de Madrid en memoria del periodista Miguel Ángel Gozalo, que falleció el 20 de octubre de 2023; y el viernes 19, el celebrado en la basílica de La Milagrosa de Madrid en memoria de Ana Estrada, fallecida el 30 de diciembre de 2023.

He pasado a formar parte de la vida de la que hoy es mi mujer, Angelina Lamelas, en fecha tardía, cuando ya nuestros periplos vitales contaban con un largo recorrido. Lo que significa, entre otras peculiaridades, que haya familiares y amistades de ambos que desconocíamos y que hemos ido descubriendo en los más de siete años de nuestra convivencia.

Como avezada narradora que es, Angelina me ha contado y me cuenta más historias de su familia y de sus amistades que yo de las mías. Aparte de que sobre familiares, amigas y amigos ella ha escrito preciosos y precisos relatos en varios de sus libros, muy en especial en Personajes de mi vida (Valnera, 2021), obra ilustrada además con numerosas fotografías.

¿Y todo esto qué tiene que ver con mi asistencia a los citados y a otros funerales? Pues tiene que ver y mucho. Aunque a algunos de los recordados en esas exequias yo no los he conocido en persona, a otros sí y a todos a través de la palabra y los escritos de Angelina. Por lo que forman ya parte de mis allegados y no puedo por menos de celebrar con mi mujer las honras fúnebres en su memoria.

Mi conocimiento en persona de Miguel Ángel Gozalo se limitó a la celebración en el Jai Alai de Madrid de sus ochenta años. Miguel Ángel Gozalo había sido compañero de mi mujer en la antigua Escuela de Periodismo, de la calle Zurbano, 55, y habían mantenido una amistad que se extendía igualmente a su hoy viuda Maribel Hernando, también alumna de dicha escuela, que compaginaba las clases con el trabajo en el diario Arriba.

Angelina dedicó a Miguel Ángel un obituario en El Diario Montañés el 29 de diciembre, “El periodista que prestaba oído a la noticia y la ilustraba con su lápiz”. “Miguel Ángel era un joven valiente y audaz y brillaba como las farolas que dan luz a todo su entorno. Muy amigo de Jesús Hermida y amigo nuestro, de Francisco Fúster y mío. […] Pienso en los importantes cargos que ocupaste Miguel Ángel, presidente de la Agencia Efe y director de TVE, entre otros. Ahora te has ido, pero te quedas con nosotros mientras tengamos vida”.

 Ana Estrada era la sexta de diez hermanos, ocho chicas y dos chicos: Chata, Pepe, Pizca, Mary, Merce, Ana, Nacho, Loli, Cristi y Chiqui. De ellos sobreviven Loli y Chiqui.

 “Los padres –cuenta Angelina en Personajes de mi vida– eran Pepe Estrada Conde y Carmen Blanc Lorda, gente muy buena. Pepe Estrada, farmacéutico, atendía en su farmacia de Juan de la Cosa, 1, lo mismo a los profesionales de las calles Castelar y el Muelle que a los pescadores de Puertochico”. Destaco, como hace Angelina, la bondad de los padres de Ana Estrada, porque esta fue una característica que heredó su hija Ana, como resaltaron en el funeral tanto el sacerdote oficiante como otros miembros de la familia que la recordaron, en especial sus hijos con Ana Renilla a la cabeza.

 “En el cuarto azul de las chicas Estrada nos doctoramos en bailes de salón Belén y Lucrecia Naveda y María Luisa Lamelas y yo. […] Merce y Ana ya estaban muy sueltas en esos temas por la perfección que habían aprendido de sus hermanas mayores, sobre todo de Mary”. Las Naveda, incluida Beatriz, asistieron al funeral en el mismo banco que Angelina y yo. Mi conocimiento en persona de Ana se produjo precisamente en la casa de Belén Naveda en el Bosque. Ana irradiaba alegría de vivir y una fe religiosa que su pertenencia a la comunidad de los Kicos acentuó. Los Kicos con sus canciones y sus guitarras acompañaron la ceremonia del funeral por Ana.

En el libro de Angelina que acaba de ser publicado el día de Reyes de este año, Recuerdos y presencias, también evoca “El cuarto azul”: “Eran diez hermanos los Estrada, / lo mismo que nosotros los Lamelas, / y dos fueron tan amigas Merce y Ana, /que formamos un grupo, las seis Bulnes: / dos Naveda, dos Estrada y dos Lamelas”. Y en el capítulo “La puesta de largo” recuerda Angelina a Ana Estrada de blanco, que formó pareja con su hermano Pepe… Ana estará de blanco en el cielo azul, donde se habrá encontrado con sus padres y sus hermanos, menos Loli y Chiqui, la menor, quien nos abraza emocionada en el funeral.

14 de enero de 2024

Anticipación

 Las  palabras  y  la  vida  

Alberto  Martín  Baró

Comentaba  yo  en  mi  blog  “Las  luces  de  la  Navidad”  que  me  llamaba  la  atención  el  cada  vez  mayor  adelanto  con  que  se  inauguraba  en  las  ciudades  la  iluminación  navideña. 

Hoy  quiero  hablar  de  otro  tipo  de  anticipación,  esta  más  personal,  que  desde  siempre  me  ha  intrigado  en  mi  manera  de  actuar.  Estoy  ocupado  en  cualquiera  de  las  acciones  cotidianas  que  se  repiten  en  mi  día  a  día,  por  poner  un  ejemplo,  me  estoy  lavando  los  dientes  después  de  comer,  y  ya  mi  mente  está  anticipando  lo  que  voy  a  hacer  a  continuación,  que  puede  ser  el  pequeño  relax,  no  se  le  puede  llamar  siesta,  al  que  dedico  como  una  media  hora  sentado  en  una  butaca  con  los  pies  apoyados  en  la  mesa  delantera.

¿Y  qué  tiene  de  particular,  me  preguntará  el  lector,  este  adelanto  de  la  mente  a  lo  que  usted  va  a  realizar  después?  Pues  tiene  de  particular,  o  a    se  me  antoja,  que  nunca  estoy  a  lo  que  estoy,  el  futuro  se  solapa  al  presente  y  no  me  concentro  en  lo  que  hago.

Esta  particularidad  no  tiene  mayor  importancia  en  las  acciones  rutinarias,  que  no  requieren  especial  atención.  Lo  cual  conlleva  también  que  luego  olvidemos  que  las  hayamos  realizado.  ¿He  tomado  la  pastilla  para  dormir?

Pero  a  cualquiera  se  le  alcanza  que,  si  uno  está  pensando  en  lo  que  va  a  hacer  después,  la  tarea  presente  puede  no  llevarse  a  cabo  con  la  dedicación  precisa.  Claro  que  esto  no  ocurre,  al  menos  a  mí,  con  aquellas  acciones  que  verdaderamente  importan.  Como  estar  ahora  escribiendo  esta  entrada  para  mi  blog,  lo  que  me  exige  los  cinco  sentidos  y  alguno  más  si  lo  tuviera.

Lo  cual  me  lleva,  a  veces,  a  responder  de  malos  modos  a  una  pregunta  de  mi  mujer.  O  me  molesta  que  en  esos  momentos  suene  el  móvil.

Existe  otro  tipo  de  anticipación,  que  esta    es  necesaria  o,  al  menos,  conveniente.  Se  trata  de  prevenir  ciertos  males  o  amenazas,  que  sabemos  pueden  producirse  u  ocurrirnos.  Se  nos  aconseja  en  estos  fríos  días  de  invierno  que  nos  prevengamos  de  la  gripe y  de  los  resfriados,  incluso  de  la  nueva  variante  del  covid,  que  nos  vacunemos  y  volvamos  a  utilizar  la  mascarilla.  Esta  es  ya  obligatoria  en  los  hospitales  y  centros  de  salud.

Aunque  tanto  las  vacunas  como  la  mascarilla  tienen  sus  detractores,  no  exentos  de  razones.

En  la  publicidad  de  los  medicamentos  se  añade  el  siguiente  aviso:

“Lea  las  instrucciones

de  este  medicamento

y  consulte  al  farmacéutico”.

Yo  creo  que,  si  leyéramos  las  instrucciones  de  los  medicamentos  –los  “cantables”  los  llamaba  el  inolvidable  actor  Manolo  Morán–,  no  tomaríamos  ninguno.

Pero  no  me  hagan  caso  y,  si  el  médico  se  los  ha  recetado,  anticípese  al  mal  y  tómelos.

 

 

 

 

 

 

 

 

7 de enero de 2024

El eremita

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

He estado dudando si titular este blog con el término eremita o ermitaño, que es más clásico en el lenguaje de los penitentes que se retiraban al desierto para llevar una vida, no sólo en soledad, lejos de la civilización, sino también ascética y austera. Al final me he decidido por la palabra eremita, más cercana al inglés “eremite”, que es el título de la última exposición de mi hijo Guillermo Martín Bermejo en la galería James Freeman de Londres del 30 de noviembre al 2 de diciembre de 2023.

En esta ocasión, mi mujer y yo no hemos asistido en vivo a la exposición, como hicimos en diciembre del año pasado. Para gran disgusto de mi viajera esposa, nos hemos tenido que contentar con las noticias de Guillermo y con el espléndido catálogo y la no menos espléndida introducción al mismo, obra de ese gran galerista y encantadora persona que es James Freeman.

Como él mismo informa en dicho prólogo, la idea de los dibujos de esta exposición arranca de una visita de Guillermo a la National Portrait Gallery de Londres y la adquisición por esta Gallery de una obra del autor, uno de los retratos de Auden dibujados por Guillermo.

Así figuran en la exposición de la galería James Freeman retratos en antiguas páginas de viejos libros: de Celia Paul, Dylan Thomas, las hermanas Bronte, Dante Gabriel Rosetti y John Everett Millals.

Aparte de los retratos en pequeño formato de estos y otros autores, algunos más aparecen en escenarios de mayor tamaño, dentro de un mundo de paisajes agrestes, de naturaleza, bosques y aves.

Esta predilección de Guillermo por la naturaleza silvestre y por ciertas aves como el petirrojo y el mirlo guarda relación con su amor por El Espinar, sus aves y cascadas. Incluso su iglesia, la parroquia de San Eutropio, aparece en el ángulo superior del dibujo “La juventud de san José”, que yo creo que es la única representación del santo carpintero de joven, antes de que el gran misterio de la encarnación del hijo de Dios de una madre virgen formara parte de su vida.

Sí, eremita es Guillermo cuando se adentra en la vida solitaria, agreste y boscosa, siguiendo a los ermitaños que a fines del siglo III y principios del IV abandonaban las ciudades del imperio Romano y se establecían en el desierto en busca de una unión con Dios.

Así Guillermo participa y nos hace participar en los estigmas de san Francisco de Asís, el santo más fundido con la naturaleza. Incluso, en el comienzo de la pasión de Jesús, le acompaña en su angustia y soledad en el huerto de Gethsemaní.

Se exhiben en la exposición dos dibujos que llevan por título “El viento” y “El viento II”. Pero el viento, que a mi modo de ver es también un fenómeno atmosférico predominante en El Espinar, está presente en otros dibujos.

Me ha llamado la atención que los rostros y los personajes azotados por el viento muestran una serenidad impertérrita. Y es que, como bien señala James Freeman en la introducción al catálogo, el dominio técnico de Guillermo a veces trasciende el arriba y abajo, lo interior y lo exterior, el marco y el contenido. Pero siempre con una finalidad expresiva, como la efigie del historiador Johann Winckelman partiendo de la naturaleza en busca del ideal de belleza en un joven cuyas mejillas están marcadas por unas cicatrices debidas a un accidente escalando.

Discutía yo con nuestra gran amiga Isabel Codina, anfitriona de las tertulias literarias de “El libro del mes” en su restaurante El Espino, que no había a mi juicio en los recientes dibujos de Guillermo influencia cubista. Pues sí, existe esa influencia a juicio tanto del propio Guillermo como de James Freeman.

En cualquier caso, predomina la inmersión en una naturaleza a la par bella y salvaje.