7 de enero de 2024

El eremita

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

He estado dudando si titular este blog con el término eremita o ermitaño, que es más clásico en el lenguaje de los penitentes que se retiraban al desierto para llevar una vida, no sólo en soledad, lejos de la civilización, sino también ascética y austera. Al final me he decidido por la palabra eremita, más cercana al inglés “eremite”, que es el título de la última exposición de mi hijo Guillermo Martín Bermejo en la galería James Freeman de Londres del 30 de noviembre al 2 de diciembre de 2023.

En esta ocasión, mi mujer y yo no hemos asistido en vivo a la exposición, como hicimos en diciembre del año pasado. Para gran disgusto de mi viajera esposa, nos hemos tenido que contentar con las noticias de Guillermo y con el espléndido catálogo y la no menos espléndida introducción al mismo, obra de ese gran galerista y encantadora persona que es James Freeman.

Como él mismo informa en dicho prólogo, la idea de los dibujos de esta exposición arranca de una visita de Guillermo a la National Portrait Gallery de Londres y la adquisición por esta Gallery de una obra del autor, uno de los retratos de Auden dibujados por Guillermo.

Así figuran en la exposición de la galería James Freeman retratos en antiguas páginas de viejos libros: de Celia Paul, Dylan Thomas, las hermanas Bronte, Dante Gabriel Rosetti y John Everett Millals.

Aparte de los retratos en pequeño formato de estos y otros autores, algunos más aparecen en escenarios de mayor tamaño, dentro de un mundo de paisajes agrestes, de naturaleza, bosques y aves.

Esta predilección de Guillermo por la naturaleza silvestre y por ciertas aves como el petirrojo y el mirlo guarda relación con su amor por El Espinar, sus aves y cascadas. Incluso su iglesia, la parroquia de San Eutropio, aparece en el ángulo superior del dibujo “La juventud de san José”, que yo creo que es la única representación del santo carpintero de joven, antes de que el gran misterio de la encarnación del hijo de Dios de una madre virgen formara parte de su vida.

Sí, eremita es Guillermo cuando se adentra en la vida solitaria, agreste y boscosa, siguiendo a los ermitaños que a fines del siglo III y principios del IV abandonaban las ciudades del imperio Romano y se establecían en el desierto en busca de una unión con Dios.

Así Guillermo participa y nos hace participar en los estigmas de san Francisco de Asís, el santo más fundido con la naturaleza. Incluso, en el comienzo de la pasión de Jesús, le acompaña en su angustia y soledad en el huerto de Gethsemaní.

Se exhiben en la exposición dos dibujos que llevan por título “El viento” y “El viento II”. Pero el viento, que a mi modo de ver es también un fenómeno atmosférico predominante en El Espinar, está presente en otros dibujos.

Me ha llamado la atención que los rostros y los personajes azotados por el viento muestran una serenidad impertérrita. Y es que, como bien señala James Freeman en la introducción al catálogo, el dominio técnico de Guillermo a veces trasciende el arriba y abajo, lo interior y lo exterior, el marco y el contenido. Pero siempre con una finalidad expresiva, como la efigie del historiador Johann Winckelman partiendo de la naturaleza en busca del ideal de belleza en un joven cuyas mejillas están marcadas por unas cicatrices debidas a un accidente escalando.

Discutía yo con nuestra gran amiga Isabel Codina, anfitriona de las tertulias literarias de “El libro del mes” en su restaurante El Espino, que no había a mi juicio en los recientes dibujos de Guillermo influencia cubista. Pues sí, existe esa influencia a juicio tanto del propio Guillermo como de James Freeman.

En cualquier caso, predomina la inmersión en una naturaleza a la par bella y salvaje.

 

 

 

 

 

 

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