Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Hay quienes ya celebran la debacle de Vox después del abandono de Juan García-Gallardo, que renuncia a su puesto de vicepresidente de la Junta de Castilla y León, haciendo duras críticas al núcleo dirigente del partido, incluido su presidente José Abascal.
Este abandono se suma a las salidas del partido de otros miembros importantes como los fundadores Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, y la ruidosa marcha de Macarena Olona.
Al mismo tiempo, las encuestas coinciden en vaticinar el crecimiento de Vox, que cuenta en la actualidad con 33 escaños después de haber obtenido 52 diputados en las elecciones generales de 2019, su mejor resultado.
¿Quiero decir con estos datos que en los partidos políticos no importan sus miembros dirigentes?
Sí importan, pero no tanto como las ideas que defienden. Y, en este sentido, Vox tiene la ventaja, frente al PSOE de Pedro Sánchez y al PP de Alberto Núñez-Feijoo, de la lealtad a su ideario:
“Nuestro proyecto se resume en la defensa de España, de la familia y de la vida, en reducir el tamaño del Estado, garantizar la igualdad entre los españoles y expulsar al Gobierno de la vida privada”.
¿Cuál de las ideas de Pedro Sánchez, si es que se le puede atribuir alguna, ha sobrevivido a sus continuos “cambios de opinión”?
El progresismo, del que tanto él como sus seguidores de izquierda alardean, no es más que una etiqueta vana, que no se concreta en ninguna mejora de la vida de los ciudadanos.
Cuando a Pedro Sánchez se le llena la boca alardeando del crecimiento del PIB de España, de que la “economía va como una moto” o “como un cohete”, ¿en qué se traduce en la gente de a pie, que no puede llegar a fin de mes, o en los jóvenes, que no pueden abandonar la casa de sus padres, ni alquilar y menos aún comprar una vivienda?
Ha hecho fortuna el término “sanchismo” para definir el proyecto e ideario del PSOE de Pedro Sánchez. Yo reto a los que utilizan este término a que detallen en qué se traduce en mejoras de la vida concreta de la gente.
El único proyecto de Pedro Sánchez es permanecer en el poder al frente del Gobierno y dormir en La Moncloa. Y la única preocupación de sus ministros y seguidores del PSOE es conservar sus prebendas.
Que fuera hace mucho frío para quienes nunca han trabajado
fuera de la agencia de colocación de la PSOE.