24 de septiembre de 2023

La DANA en El Espinar

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Después de las olas de calor que hemos pasado en el mes de agosto, han llegado las DANA en septiembre. Y una de ellas ha tenido efectos catastróficos en El Espinar y San Rafael, sobre todo en forma de inundaciones de sótanos y garajes.

Recuerdo que, antes de que se pusiera de moda el término DANA, solía hablarse de “gota fría”, fenómeno que el diccionario de la Real Academia Española define como “Masa de aire que se desprende de una corriente muy fría y que desciende sobre otra de aire caliente produciendo grandes perturbaciones atmosféricas acompañadas de precipitaciones muy intensas”.

Hacia mediados de los años ochenta, la expresión gota fría comenzó a ser sustituida por el acrónimo más apropiado de DANA, que según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), es una “depresión aislada en niveles altos”. La precisión de “niveles altos” se utiliza para diferenciar las DANA de otro tipo de depresiones, como las de origen térmico que se dan en la península Ibérica durante los meses cálidos en capas bajas.

Sea lo que fuere de estas precisiones de los meteorólogos, lo que nos interesa a los que sufrimos una DANA es cómo defendernos de sus desastrosos efectos.

Hemos cubierto las ciudades, las calles, las carreteras, de asfalto, de cemento, de enlosados, de edificaciones de todo tipo, y cuando las precipitaciones de lluvia se acumulan en cantidades anormales por metro cuadrado, el agua no tiene por donde salir y se producen inundaciones.

Mi calle en El Espinar se llama del Prado, porque en efecto nuestra urbanización era antes una extensa pradera. Mi garaje no se ha inundado, pero sí lo han hecho otros de mis vecinos.

Cuando me dirijo en coche por la carretera de Ávila a mi casa, observo a ambos lados zonas de tierra o hierba, que pueden absorber el agua de la lluvia. Pero en zonas en pendiente, la tierra invade el asfalto. Las llamadas “zonas verdes”, los parques y jardines, los alcorques de los árboles, los arriates tienen entre otras virtudes la de filtrar las precipitaciones.

Han sufrido los mayores daños las calles del Arroyo Merlero –eufemismo por Merdero, porque el tal arroyo recogía en tiempos las aguas fecales– y Yecla, por el reventón de la canalización del arroyo.

En muchos lugares de España se ha construido en ramblas o cauces de corrientes fluviales. ¿Y nos quejamos cuando esas corrientes reclaman su derecho de paso?

Otra queja habitual de los afectados por las riadas es la falta de limpieza o dragado de los ríos y arroyos. Más de una vez he denunciado en mis escritos la suciedad de las márgenes del arroyo del Boquerón, por poner sólo un ejemplo.

En las pasadas fiestas del Cristo del Caloco, cuando crucé la carretera de La Coruña para dirigirme con mis hijos y nietos a la ermita, me asomé al arroyo de la Soledad y vi que corría con dificultad entre ramajes y matojos. ¿Qué ocurre cuando se produce una tromba de agua? El agua se desborda y arrastra cuanto encuentra a su paso.

También observé que se había derrumbado la pared trasera del cementerio. Me dicen que causó la muerte de dos caballos.

Las inundaciones, como los incendios, se evitan antes de producirse. No culpemos a la DANA ni al socorrido cambio climático. Lo que tenemos que cambiar son nuestros hábitos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

17 de septiembre de 2023

Amnistía, sí, independencia, no

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

Desde luego, los independentistas catalanes condenados por su participación en el ‘procés’ quieren la amnistía. Y saben que Pedro Sánchez se la va a conceder, por más voces que dentro del PSOE se alcen en contra de esta concesión. Son voces de socialistas que ya no tienen ningún poder efectivo en la política nacional y que, además, a pesar de todos los pesares, votan y votarán al PSOE.

Otra cosa es que los independentistas catalanes quieran realmente la independencia. Sus dirigentes, tanto dentro de ERC como de Junts, saben que los catalanes partidarios de la independencia de Cataluña, según encuestas realizadas por centros de estudios nada sospechosos de favorecer el sentimiento español, no superan el 48 %, de acuerdo con los datos del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de abril de 2023, o incluso el 40 %, de acuerdo con la encuesta del Institut de Ciències Politiques i Socials ((ICPS) de la Universidad Autónoma de Barcelona de enero de 2023.

La Diada del lunes pasado 11 de septiembre ha contado con la menor participación de toda su historia: 115.000 personas según la Guardia Urbana.

Pero hay un hecho aún más decisivo que demuestra que el Gobierno de la Generalitat no está por la labor de una República Catalana independiente, y es la declaración de independencia del entonces presidente Carles Puigdemont el 10 de octubre de 2017: “Asumo presentarles los resultados del referéndum, el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en Estado independiente en forma de República”. Para a continuación añadir: “Proponemos suspender durante unas semanas la declaración de independencia para entrar en una etapa de diálogo”. Así, la República de Cataluña independiente ¡duró ocho segundos! Y Puigdemont se fugó a Bélgica.

Saben los dirigentes políticos catalanes que la independencia sería ruinosa para Cataluña y para ellos mismos. Sin los fondos millonarios que les transfiere el "opresor" Estado español la ruina de la República Catalana independiente sería inevitable y las empresas abandonarían Cataluña para trasladarse a otras ciudades de España o del extranjero.

A los dirigentes políticos catalanes les trae más cuenta amenazar, amagar y no dar. Nunca tan pocos votos, 462.883 de ERC, un 1.89 % del total de votantes en las elecciones generales del 23J, y 392.634 de Junts, un 1.60 % del total, han conseguido tantos beneficios.

Saben que esos exiguos votos los necesita Pedro Sánchez para seguir en La Moncloa.

Los independentistas catalanes “apretarán” lo justo para que el Gobierno de Pedro Sánchez no cierre el grifo de transferencias y concesiones.

Pero de República de Cataluña independiente, ‘res de res’, nada de nada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

10 de septiembre de 2023

No obstante, votan al PSOE

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

En una entrevista que le hizo Carlos Alsina en Onda Cero el martes pasado 5 de septiembre, el expresidente del Gobierno Felipe González declaró que “En la Constitución no caben ni la amnistía ni la autodeterminación”. Según el histórico socialista, una posible amnistía a los condenados por el golpe de Estado del 1 de octubre de 2017 en Cataluña no sólo borraría el delito, sino que condenaría el ordenamiento jurídico y daría la razón a los que se han levantado. Esta medida equivaldría a decir que los que quebrantaron la ley son víctimas de la represión y el descalificado es el régimen opresor.

Además, manifestó Felipe González, que el amnistiado “debe reconocer que se le está perdonando una pena, que se está aliviando su situación”, pero que también “debe decir: esto no lo voy a volver a hacer”. Lo que sucede es que los condenados por el ‘procés’ “quieren que se les amnistíe para volver a hacerlo”.

En el transcurso de la entrevista confesó que “sí” había votado al PSOE en las elecciones generales del 23J, pero que le había costado más que otras veces y que experimenta un sentimiento de “orfandad” al prever la repetición del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez con el apoyo necesario de las fuerzas independentistas.

Recordó que reformar la Constitución sólo sería posible con un acuerdo PP-PSOE.

Vale, Felipe, sabias y acertadas consideraciones. Pero, a pesar de todos los pesares y de ese sentimiento de “orfandad”, votaste al PSOE de Pedro Sánchez, sabiendo que también él lo volverá a hacer: aliarse con Sumar, o sea el comunismo, y con todos los partidos independentistas, y reeditar el Gobierno Frankenstein.

A eso, Felipe, se le llama coherencia. No te gusta el PSOE de Sánchez, pero le votas. Tengo amigos socialistas y comunistas que incurren en la misma contradicción. “No querrás que vote al corrupto PP o a la extrema derecha de Vox”. Ya sé que eso repugna a los que se consideran “izquierda progresista”. Pero hay otras opciones, como son la abstención o la papeleta en blanco.

El PSOE actual está fagocitado por Pedro Sánchez. Ya he escrito más de una vez en este blog que no existe el “sanchismo”, malhadado término, incluso desde el punto de vista léxico, que ha hecho fortuna, hasta entre los críticos de Sánchez. Y también he demostrado con las propias declaraciones del presidente en funciones, que él no tiene ninguna convicción ni ningún proyecto, salvo el de continuar en La Moncloa. Así, respecto a la amnistía, afirmó el 20 de julio de 2023: “El independentismo pide la amnistía, algo que este Gobierno no va a aceptar y que desde luego no entra en la legislación ni en la Constitución”.

A Pedro Sánchez le traen al pairo el federalismo, la nación de naciones, la desjudicialización del ‘procés’, el encaje de Cataluña en España… Si le beneficiara, volvería a apoyar la implantación del 150 en Cataluña, como hizo en su día con el PP de Mariano Rajoy.

Pero, hoy por hoy, su permanencia al frente del Gobierno está condicionada por el apoyo de comunistas, independentistas y terroristas, todos ellos fuerzas de progreso y defensores de la igualdad de los españoles.

¿Qué digo? ¿Españoles? No, catalanes, vascos, gallegos, con sus naciones y repúblicas propias, y ciudadanos de segunda, que han tenido la desgracia de nacer en regiones atrasadas, sin raíces históricas, castellanos, leoneses, navarros, andaluces, asturianos, cántabros, aragoneses, riojanos, extremeños, valencianos, murcianos, canarios, baleares… ¡Vaya por Dios! A excepción de Castilla La Mancha, Navarra y Asturias, las Comunidades Autónomas gobernadas, tras las elecciones del 28 de mayo, por el PP, aliado o apoyado por Vox. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3 de septiembre de 2023

El beso

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

El beso es, desde siempre, en los seres humanos manifestación de amor, de amistad, de ternura, de felicitación, de respeto, de reverencia, así como expresión y medio del deseo y de la unión sexual, que se lleva a cabo tocando u oprimiendo con los labios distintas zonas del cuerpo, como las manos, las mejillas, la boca, o hasta partes pudendas.

A lo largo de la historia, el beso ha sido plasmado en numerosas obras de arte. Así me vienen a la memoria entre otros famosos:

–Los besos de amantes griegos representados en ánforas y otros recipientes de cerámica de varios siglos antes de Cristo.

–El beso materno de la Virgen eleusa o de la ternura a su hijo, propia del arte bizantino.

–Los besos surrealistas del tríptico de El Bosco El jardín de las delicias, de principios del siglo XVI.

–La imagen de Psique despertada por el beso de amor del dios Cupido, talla de Antonio Canova de finales del siglo XVIII.

–La bellísima escultura en mármol blanco El beso de Rodin, ya en el siglo XIX.

–El colorido Beso pintado por Gustav Klimt a principios del XX.

Famosas se han hecho las fotos de un marinero y una enfermera besándose apasionadamente para celebrar el final de la Segunda Guerra Mundial, captadas por Alfred Eisenstaedt y Victor Jorgensen.

Pero, ay, en la España de estos tristes días, no hay otro beso digno de mención que el malhadado y justamente vilipendiado de un oscuro presidente de la Real Federación Española de Fútbol.

Y así, en vez de alegrarnos y celebrar por todo lo alto la victoria en la Copa Mundial Femenina de la FIFA de la selección española de fútbol, los medios de comunicación ocupan sus programas con el triste beso de un personaje que debería ser vilipendiado mucho más por sus numerosas corruptelas.

Pero al seudofeminismo progre le interesa más revolcarse en la mugre de la agresión sexual a una jugadora que desvelar y condenar tales casos de corrupción.

Y los políticos, embarcados en hacer concesiones anticonstitucionales a independentistas, secesionistas y terroristas para conseguir la investidura, prefieren que la opinión pública siga anestesiada dándole vueltas a un ósculo que mancilla la iconografía secular de la historia del arte.

El beso de los amantes ha sido en el cine imagen de final feliz. Que no nos quiten esos besos, como se cortaban en el cine de mi juventud y en la película Cinema Paradiso.