17 de septiembre de 2023

Amnistía, sí, independencia, no

 Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

Desde luego, los independentistas catalanes condenados por su participación en el ‘procés’ quieren la amnistía. Y saben que Pedro Sánchez se la va a conceder, por más voces que dentro del PSOE se alcen en contra de esta concesión. Son voces de socialistas que ya no tienen ningún poder efectivo en la política nacional y que, además, a pesar de todos los pesares, votan y votarán al PSOE.

Otra cosa es que los independentistas catalanes quieran realmente la independencia. Sus dirigentes, tanto dentro de ERC como de Junts, saben que los catalanes partidarios de la independencia de Cataluña, según encuestas realizadas por centros de estudios nada sospechosos de favorecer el sentimiento español, no superan el 48 %, de acuerdo con los datos del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de abril de 2023, o incluso el 40 %, de acuerdo con la encuesta del Institut de Ciències Politiques i Socials ((ICPS) de la Universidad Autónoma de Barcelona de enero de 2023.

La Diada del lunes pasado 11 de septiembre ha contado con la menor participación de toda su historia: 115.000 personas según la Guardia Urbana.

Pero hay un hecho aún más decisivo que demuestra que el Gobierno de la Generalitat no está por la labor de una República Catalana independiente, y es la declaración de independencia del entonces presidente Carles Puigdemont el 10 de octubre de 2017: “Asumo presentarles los resultados del referéndum, el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en Estado independiente en forma de República”. Para a continuación añadir: “Proponemos suspender durante unas semanas la declaración de independencia para entrar en una etapa de diálogo”. Así, la República de Cataluña independiente ¡duró ocho segundos! Y Puigdemont se fugó a Bélgica.

Saben los dirigentes políticos catalanes que la independencia sería ruinosa para Cataluña y para ellos mismos. Sin los fondos millonarios que les transfiere el "opresor" Estado español la ruina de la República Catalana independiente sería inevitable y las empresas abandonarían Cataluña para trasladarse a otras ciudades de España o del extranjero.

A los dirigentes políticos catalanes les trae más cuenta amenazar, amagar y no dar. Nunca tan pocos votos, 462.883 de ERC, un 1.89 % del total de votantes en las elecciones generales del 23J, y 392.634 de Junts, un 1.60 % del total, han conseguido tantos beneficios.

Saben que esos exiguos votos los necesita Pedro Sánchez para seguir en La Moncloa.

Los independentistas catalanes “apretarán” lo justo para que el Gobierno de Pedro Sánchez no cierre el grifo de transferencias y concesiones.

Pero de República de Cataluña independiente, ‘res de res’, nada de nada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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