27 de junio de 2021

El ruido de los indultos

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

La mayoría de los analistas políticos coinciden en atribuir los indultos concedidos por Sánchez a los golpistas catalanes al deseo del presidente del Gobierno de permanecer en el poder el mayor tiempo posible. Lo cual es una obviedad: todo gobernante hará cuanto esté en su mano para mantenerse en el puesto que ocupa.

Tratándose de un personaje que una y otra vez ha incumplido sus propias promesas con tal de seguir durmiendo en la Moncloa, nada tiene de extraño que su rechazo a los indultos repetidas veces proclamado se haya convertido en concesión de los mismos contra viento y marea. Y contra el sentir clara e insistentemente manifestado de los propios beneficiados por los indultos.

Sin embargo, algo no me cuadra en este, como digo, afán de todo mandatario por seguir mandando, cuando se aplica a Pedro Sánchez. Verdad es que necesita el apoyo de la Esquerra y demás nacionalistas antiespañoles para no ser desbancado del banco azul del Congreso de los Diputados, como lo necesitó para ocuparlo.

Pero Sánchez, a pesar de todas sus carencias e ignorancias, que son muchas, sabe perfectamente que el apoyo de los independentistas, de los indultados y de los que sin necesidad de indultos gobiernan en la Generalitat de Cataluña, está condicionado por unas exigencias, como son la amnistía y el referendo de autodeterminación, que un presidente del Gobierno de España no puede conceder a riesgo de violar flagrantemente la Constitución española.

Sí, se me objetará, pero mientras tanto, mareando la perdiz con una mesa bilateral de negociación, este presidente cortoplacista gana tiempo.

También esto es evidente en quien nos tiene acostumbrados a acercarse al precipicio sin despeñarse en él, con o sin la compañía imprescindible de su jefe de Gabinete Iván Redondo.

Pero, insisto, en los planes a corto plazo de este acreditado embaucador de propios y extraños hay algo más. Este algo más barrunto que consiste en lo que ya ha conseguido: que solo se hable de los indultos y del “conflicto catalán”.

¿Quién se acuerda ahora de su nefasta gestión de la pandemia, de los miles de muertos causados por la covid-19, que según los datos del Instituto Nacional de Estadística y de otros organismos competentes, superan con mucho las cifras aportadas por Sanidad y sus ineptos ministros y portavoces?

¿Quién trae a colación los pésimos datos económicos, la deuda pública, el paro no solo el juvenil, la quiebra de pequeñas y medianas empresas, el cierre de comercios, el abandono de los autónomos, la subida más o menos solapada de impuestos?

¿Quién habla ya de las fallidas mociones de censura en las Comunidades de Murcia y de Castilla y León, o del batacazo sufrido por el PSOE y Podemos en la elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid?

El peñazo del proceso soberanista catalán, incluidos los indultos, ha conseguido que temas verdaderamente importantes para el conjunto de la sociedad española queden relegados al olvido, mientras el presidente del Gobierno y sus serviles ministros, y ministras, se revisten de hueca palabrería, devaluando nobles conceptos como concordia, convivencia, armonía, perdón, magnanimidad, diálogo…

¿Pedro Sánchez y sus corifeos magnánimos y dialogantes?

¡Venga ya!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

20 de junio de 2021

El legado de Nacho Martín Baró

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

La Sociedad Interamericana de Psicología y la Academia de Psicología de España han organizado el pasado viernes 18 de junio un evento con el título “Recordando a Ignacio Martín Baró”. El dr. Carlos Zalaquett, catedrático de The Pennsylvania State University Departament of Educational Psychology, Counseling, and Special Education, ha sido el promotor de este homenaje a mi hermano Nacho, que fue asesinado, junto a otros cinco jesuitas y dos asistentas, por militares del ejército de El Salvador el 16 de noviembre de 1989.

Meses antes del acto, Manuel Berdullas, vicedecano y responsable de Relaciones Exteriores del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos, que reside en la Estación de El Espinar, se puso en contacto conmigo para invitarme a participar en dicho acto, que se celebraría por zoom, grabando en vídeo una entrevista que me hizo Carlos Zalaquett sobre mi relación y la de mi familia con Nacho.

Fragmentos de esta entrevista y de otra realizada a mi hermano Carlos se reprodujeron en el evento, en el que participaron los siguientes profesionales de la Psicología:

Dr. Amalio Blanco, miembro de la Academia de Psicología de España y catedrático emérito de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid.

Mg. Larissa Brioso, directora del Departamento de Psicología de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.

 Mg. Elisabeth Lira, magister en ciencias del desarrollo y premio nacional de humanidades y ciencias sociales de Chile (2017), decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado.

Dr. José Miguel Cruz, director de Investigación de Kimberly Green Latin American and Caribbean Center en la Florida International University.

Dra. Brinton Lykes, catedrática en la Lynch School of Education & Human Development, co--directora del Centro de DDHH y Justicia Internacional de Boston College y cofundadora de la Martín-Baró Fund for Mental Health and Human Rights.

Dra. Suzanne Ouellette, profesora emérita de Doctoral Programs in Social/Personality, Environmental and Developmental Psychology, in the Graduate School at the City University of New York (CUNY).

Dr. Nelson Portillo, vicepresidente para USA y Canadá, SIP.

Me ha impresionado y emocionado comprobar cómo la obra de Nacho, tanto en el campo del pensamiento como de la acción social, se mantiene viva en la memoria y en la praxis de todos estos profesionales, entre los que se cuentan profesoras, colegas y discípulos de mi hermano, algunos de los cuales no le conocieron en vida, sino a través de sus escritos y del legado que dejó, especialmente en la Universidad Centroamericana.

Siempre me admiró, y las intervenciones de los participantes en el homenaje me lo han confirmado, la amplitud de campos, teóricos y prácticos, a los que Nacho consagró su enorme capacidad de trabajo y dedicación, sobre todo en favor de los más necesitados.

Como han recalcado varios de los intervinientes, Nacho fue un pionero de la encuesta como instrumento para conocer la realidad y lo que piensan las personas, en su caso sobre todo los salvadoreños. Solo conociéndose a sí mismas, pueden las personas cambiar y superar situaciones de desigualdad, de injusticia, de pobreza y de opresión.

Se interesó de manera recurrente por los estragos de la violencia, de la guerra, que asoló durante años El Salvador, en especial su impacto en los niños y en los más desvalidos.

Junto a la labor académica y docente, las conferencias que impartió y los congresos en los que participó en toda Hispanoamérica, su entrega a la acción pastoral como sacerdote jesuita fue siempre un sello de su relación amorosa con el pueblo sencillo.

Con ese pueblo por el que una madrugada del 16 de noviembre dio su vida, no se la arrebataron, que nadie tiene mayor amor que el que da su vida por los demás.

Nacho, sigues vivo y presente en tus hermanos y en quienes continúan tu legado intelectual y social por un mundo más justo y solidario.

 

 

 

13 de junio de 2021

No hacer nada

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Se solía aconsejar a quienes se jubilaban que desarrollaran alguna actividad para que el tránsito del trabajo al ocio obligado no fuera traumático.

Este consejo de mantenerse activas las personas mayores sigue contando con muchos defensores, que ponderan los beneficios que el ejercicio físico y psíquico proporciona a la salud y frena el envejecimiento.

Nos hemos educado en una sociedad que valora el aprovechamiento del tiempo y menosprecia toda forma de vagancia. Se nos inculca desde temprana edad que sin esfuerzo y laboriosidad no se consigue nada de provecho en la vida.

Una de las principales consecuencias de esta filosofía de la actividad es que nuestra mente en raras ocasiones deja de estar ocupada por pensamientos, ideas, proyectos, preocupaciones…

Incluso en los tiempos de vacaciones dedicados oficialmente al descanso, al ocio, no sabemos desengancharnos del todo de ese trajín mental.

Se me ocurren estas reflexiones al haber leído recientemente unos llamativos escritos en los que cualificados médicos, psicólogos, psiquiatras y sociólogos defienden las ventajas que para el cerebro comporta dedicar un tiempo a no hacer nada.

Les recomiendo un documentado artículo del periodista Sergio Lozano en La Vanguardia del 18 de junio de2019, que a día de hoy todavía puede leerse en internet, con el título de “Los beneficios de holgazanear. Si quieres ser productivo ‘nadea’: dedica tiempo a no hacer nada”.

Y es que, como comenta Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, “nuestro cerebro necesita alimento, glucosa, oxígeno y también descanso”.

Cita Sergio Lozano el libro del ingeniero y científico Andrew J. Smart El arte y la ciencia de no hacer nada, en el que pone como ejemplos de las ventajas que la relajación mental proporciona a la creatividad a pensadores como Descartes y Newton, que lograron sus principales descubrimientos (los ejes X e Y en matemáticas el filósofo francés y la ley de la gravedad el físico inglés) mientras estaban holgazaneando.

He defendido siempre una moderada actividad, como pueden ser la lectura, la escritura y el escuchar música. Pero observo que, incluso en estas gratas ocupaciones, a menudo la mente no desconecta del todo.

En mi rutinario quehacer cotidiano, en el que comparto con mi mujer las tareas domésticas, apenas encuentro tiempo para ese no hacer nada que nos recomienda Andrew J. Smart. Siempre hay alguna faena que reclama mi atención: estirar la ropa de la cama, hacer la compra, regar las plantas, limpiar el polvo, poner el lavavajillas o la lavadora (¿a qué hora para que la factura de la luz no se nos dispare?), preparar la comida…

Miro a través de la ventana del cuarto de estar de mi casa de El Espinar y contemplo el pinar del monte de Peña la Casa y el más agreste de Cueva Valiente, coronados por un cielo azul, salpicado de algunas nubes blancas de algodón…

Sí, es hermoso mirar sin hacer nada, sin pensar en nada, dejándose llevar de la belleza y de la paz del silencio interior y exterior.

Ya lo descubrieron hace tiempo los italianos con su “dolce far niente”, ese dulce y gratificante no hacer nada.

6 de junio de 2021

La riqueza de El Espinar

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Dos incómodos clavos en la planta del pie izquierdo me impulsan a acudir al podólogo. Es un hombre joven, de 40 años, que ha abierto su consulta en el madrileño Parque de las Avenidas, al lado de la farmacia en la que yo me proveo de mascarillas, geles hidroalcohólicos y los pocos medicamentos que consumo, pues soy más aficionado a los productos de herbolario. Mientras el podólogo me atiende, converso con él, y así me entero de que nació en El Arenal, un pequeño pueblo de la provincia de Ávila cerca de Arenas de San Pedro. Muy pronto se trasladó a Madrid, donde alterna su trabajo de podólogo con el de enfermero en una clínica madrileña. A la pregunta obligada de cómo le va la consulta, me contesta que durante el confinamiento de las primeras olas de la pandemia estuvo a punto de echar el cierre. Nos une la afición al senderismo de montaña. El Arenal está situado en el entorno de la sierra de Gredos y en su vegetación predominan los pinos, pero también abundan los frutales y los olivos, en particular los cerezos, hasta el punto de que la localidad exporta cerezas, que constituyen una de las principales fuentes de ingresos para una población de menos de 1.000 habitantes.

Al tratar de responder a su pregunta sobre la población de El espinar, su paisaje y su economía, me avergüenza carecer de datos precisos y actualizados. He publicado cuatro libros sobre esta villa en la que estoy empadronado y en la que resido desde hace más de veinte años, además de haber veraneado en ella desde mi infancia: El cuaderno de San Rafael, Apuntes al oeste de Guadarrama, El cuaderno de El espinar y Paseos y excursiones por El Espinar. Este pueblo, su naturaleza y sus gentes han sido también tema preferente de mis más de 750 artículos, aparecidos en distintos medios y en mi blog.

Soy más propenso a cultivar la escritura literaria y costumbrista, y hasta a dejarme llevar de una afición nostálgica a evocar usos y trabajos del pasado. Me encanta leer, de la sabia mano de Juan Andrés Saiz Garrido, los esfuerzos denodados de los gabarreros. O la reciente publicación de Juan Frutos y Pedro Bigeriego sobre Los molinos harineros de El Espinar. En mis paseos, rememoro las huellas que quedan de la cantería, de la carpintería, de la minería…

Me pongo en contacto con mi gran amigo Juan María Martín Montejo, que fue alcalde de El Espinar y sigue vinculado al Ayuntamiento en el Gabinete de la Alcaldía. Como la Diputación no puede facilitar información debido a problemas informáticos, Juan me actualiza el dato de población, que a 1 de enero del presente año ascendía a 9.648 censados y que a día de hoy habrá aumentado ligeramente. Y en cuanto vaya a El Espinar, me pasaré para consultar el listado de actividades económicas elaborado por la Cámara de Comercio.

El Espinar ha sido declarado, junto con La Granja de San Ildefonso, Reserva de la Biosfera. ¿Qué ventajas de tipo económico y medioambiental reporta esta declaración a nuestro municipio?

También me interesaría disponer de un censo de las empresas ubicadas en polígonos industriales como Los Llanos. Me informan de que debo solicitar este dato en Urbanismo.

¿Qué actividad desarrolla la fábrica de maderas situada en la carretera de La Coruña, además de almacenar los troncos que veo cuando paso en coche de El Espinar a San Rafael?

Los ganaderos a menudo se han quejado de que la ganadería vacuna, predominante en nuestro pueblo, no es negocio. Mas yo sigo viendo pastar a las vacas en los verdes prados espinariegos. Y se ha construido recientemente un importante matadero en la carretera que une El Espinar con la de San Rafael-Segovia.

Además de las distintas administraciones públicas, de nivel estatal, autonómico, provincial y local, sé que existen asociaciones particulares que trabajan encomiablemente en distintos campos, como el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) y la Asociación Cultural Centenario Ermita del Carmen (ACCE).

A causa de la pandemia y de la covid-19, observo que no pocos comercios, negocios, bares y restaurantes han cerrado.

Estoy seguro de que el invencible ánimo de espinariegos y llegados de otros lugares de España, incluidos inmigrantes, pondrán en pie de resurgir económico nuevas actividades e industrias, que les permitirán a ellos y a sus familias vivir de su trabajo.

Que la Administración no les ponga trabas y les facilite llevar a buen término sus iniciativas.

Porque la principal riqueza de un pueblo son sus gentes.