30 de marzo de 2017

Los laboratorios farmacéuticos buscan la medicina que todo lo cura


por Carmen Silva

(Se puede ver una breve biografía de Carmen Silva en la entrada El brindis que no pude hacer.)

Los laboratorios farmacéuticos, los investigadores, los médicos y los enfermos desahuciados deberían celebrar un congreso para que entre todos descubrieran la fórmula para comercializar el cariño. Tal vez consigan crear un jarabe, un blíster con pastillas o inyectables, pues poco puede importarnos el pinchazo de una inyección si nos asegura una vida feliz. Puedo dar fe de que el cariño es más curativo que toda la farmacopea reunida, mucho más que el descubrimiento del doctor Fleming, más que las máximas recomendaciones de Sigmund Freud, que a fin de cuentas lo razonaba todo con la parte más material, pero incluida en las recetas de comunicación, de proximidad, de unión, de cariño: el sexo. Para Freud, toda dolencia necesitaba una buena dosis de sexo, y es posible que tuviera razón, porque la psique humana odia la soledad. No es bueno que el hombre esté solo, sentenció Dios después de la creación de Adán. Y de esta sentencia nació Eva. Hasta aquellos, entre los que me incluyo, que decimos amar la soledad y la independencia, mentimos al decirlo. No se trata de una mentira deliberada, amamos la soledad siempre que podamos optar por la compañía en un momento determinado.
Las manifestaciones de cariño son diversas, pero solo podemos considerarlas reales cuando van dirigidas a la consecución de un deseo no material del enfermo, cuando nuestros actos buscan la felicidad del ser querido.
Como casi todo el mundo, tengo mis aficiones, mis manías y mis caprichos.
Puedo asegurarles que he visto la muerte muy cerca de mi persona y que la mayor satisfacción me la ha dado una hija que, tras advertirme su disconformidad con su propio acto, me ofrece llevarme adonde yo sola no podría ir para cumplir un compromiso adquirido que me producía felicidad. Eso se llama Amor.
Recibir cientos de correos electrónicos, de whatsapps, de llamadas telefónicas a las que no contestaba…, todo eso es cariño
Ante esto me dirán ustedes que eso puede suceder cuando se tiene mucha familia o muchos amigos, y es cierto, pero díganme: ¿han dado ustedes cariño cuando alguna persona cercana lo necesitaba?

El cariño cura, pero no se fabriquen ustedes un cariño a su medida, sino a la medida del que lo necesita. Y, sobre todo, no administren la medicina con efectos secundarios, con contraindicaciones o contrapartidas.

La actualidad

Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
El periodista y todo profesional que trabaja en los medios de comunicación deben estar continuamente dispuestos a reaccionar ante los cambios imprevistos que nos depara la actualidad.
La actualidad, por definición, siempre ha sido y es efímera, mudable. Mutabilidad que, en nuestros días, está acentuada por factores como la globalización y la conexión en tiempo real con cuanto sucede en cualquier parte del mundo.
Ello exige del reportero, del corresponsal, pero también del articulista de opinión, flexibilidad y capacidad de adaptarse a la noticia candente. Más de una vez, por causa de un inesperado suceso, o a la espera de los resultados de unas elecciones, he tenido que cambiar o aplazar el artículo que tenía preparado para entregar a El Adelantado.
Las emisoras de radio y las cadenas de televisión interrumpen su programación para informar del último atentado, como el ocurrido en Londres el pasado miércoles 22 de marzo, que ha conmocionado de nuevo al Occidente civilizado.
Aún estábamos comentando el enésimo anuncio de desarme de los encapuchados de ETA, cuando el terrorismo islámico les roba la atención y el protagonismo mediáticos. Porque no olvidemos que uno de los principales fines de toda acción terrorista es la propaganda, el mantenimiento y la extensión del temor en la población civil, con vistas a la consecución de sus propósitos, por inalcanzables que puedan parecer.
A raíz de la difusión de la supuesta voluntad de ETA de entregar las armas, y de las negociaciones del Gobierno de Rajoy con el PNV para conseguir la aprobación de los presupuestos generales del Estado, salta la exigencia nacionalista del acercamiento de los presos de ETA, en la consabida conducta chantajista a la que nos tiene acostumbrados el nacionalismo cada vez menos disimuladamente independentista o declaradamente secesionista.
Junto a las novedades inesperadas están otras configuraciones de la actualidad, como los días dedicados a recordar un asunto o un problema: el Día Internacional de la Mujer, el Día del Síndrome de Down, el Día Internacional de la Felicidad, el Día Mundial del Agua, o el Día Internacional de la Vida, por citar solo algunas de las efemérides más recientes.
Puestos a expresar buenos deseos, o a combatir y cambiar conductas negativas, a la ONU, o a otros organismos patrocinadores de tales consignas, apenas les van a quedar días al año para sus bienintencionadas campañas. Si a la lucha contra el cáncer se agregan en sucesivas jornadas las demás enfermedades que amenazan y minan la salud humana, habrá que pensar en sumar días a los 365 del año sidéreo, 366 si es bisiesto.
Me ha causado grata sorpresa descubrir que existe un día consagrado a la felicidad. ¡Ahí es nada! Como si fuera posible saber en qué consiste ese estado dichoso al que todos aspiramos.
Deseamos a los recién casados que sean felices, se publican listas de los países en los que sus habitantes son más felices que los de otros. Se adoptan criterios para medir el mayor o menor estado de felicidad.
En el último informe de la ONU sobre el Índice de Felicidad se combinan seis variables: el producto interior bruto, las ayudas sociales, la esperanza de vida, la libertad, la generosidad y la falta de corrupción. Según tales baremos, en los que predomina un enfoque social y político, los más felices serían los noruegos, seguidos de daneses, islandeses, suizos y finlandeses. España ocupa el puesto 34 en esta clasificación.
En un plano más personal, salud, dinero y amor son tres requisitos que la sabiduría popular considera indispensables para que los individuos seamos dichosos. Otros ingredientes que se nos pueden ocurrir para una receta de la felicidad, como una familia bien avenida, amistades fieles, trabajo gratificante, bienestar y alegría de vivir, estarían incluidos en esa contundente triada.
Pertrechados con una buena salud, con unos recursos materiales suficientes para una vida aceptable y con la más satisfactoria de las emociones, el amor, el cariño de la pareja, de padres, hijos y demás familiares, de los amigos, los vaivenes de la actualidad no sacudirán ni harán tambalearse el sólido edificio de nuestra más profunda identidad.


29 de marzo de 2017

Recital del Grupo Literario Troquel

Salamanca al día
Redacción
Viernes, 24 de marzo de 2017
GRUPO LITERARIO TROQUEL
Poesía con mayúsculas en el recital poético del Casino
Con la intervención, entre otros, de Carmen Silva, Angelina Lamelas, Alberto Martín Baró, Mª Antonia García de León
El salón principal del Casino de Salamanca se ha llenado este viernes de versos, de la mano del recital poético a cargo del Grupo Literario Troquel, y que ha contado con la intervención de Carmen Silva, Angelina Lamelas, Alberto Martín Baró, Mª Antonia García de León, Trinidad Romero, Agustín Laguna y Fermín Fernández. El recital ha estado presentado por Isabel Bernardo.

Fotos: Alberto Martín

De izquierda a derecha, Fermín Fernández, Mª Antonia García de León, Trinidad Romero, Isabel Bernardo (de pie), Carmen Silva, Alberto Martín Baró, Angelina Lamelas y Agustín Laguna.
















Una vista del público.

> 

El brindis que no pude hacer

Carmen de Silva Velasco nos dedicó a Angelina y a mí este precioso brindis.

Para Angelina y Alberto

Quisiera haber brindado aquella tarde
con esas copas que buscaron aire
para anular el tiempo ya vivido.
Que buscaron misterios donde solo
la razón de un amor es la que impera.
Quisiera proclamar que amor existe,
pero pocos lo saben porque ignoran
que el amor no se busca, nos sorprende.

Y fue tarde de abril con luz y flores
cuando se despertó vuestro misterio,
vuestro beso entre nubes y poemas.

Muy pocos lo sabían pero existe.
A todas las edades lo buscamos
desesperadamente siglo a siglo.
Y algunos se lo encuentran escondido.

Difícil, muy muy difícil rozando el
imposible es vivir vuestro amor justo
que juega con los dichos y las risas
del que no lo conoce y no lo halla,
del que busca metal mejor que besos,
del que encaja sonrisas con problemas.

De las vilezas que buscan un porqué
cuando hay una sola respuesta real:
porque nos amamos, No lo dudes.
No busques más razones que no existen.


                                         Carmen Silva



Carmen de Silva Velasco, nacida en Madrid, es periodista, escritora, poeta y letrista de canciones. Ha publicado tres discos, ocho novelas y seis poemarios, y numerosas colaboraciones en prensa. Ha promovido y editado varias colecciones poéticas. Dirige el grupo literario Troquel y la revista del mismo nombre, en la que participan las figuras más sobresalientes de la poesía española e iberoamericana. Entre los numerosos galardones que ha recibido su obra literaria, cabe destacar el Premio Ciudad de Toledo 2002, el Ruta de la Plata 2002 y el Clarín de Cuentos 2003. El Ayuntamiento de Boadilla del Monte ha creado un premio con su nombre y el de la poeta Beatriz Villacañas.

23 de marzo de 2017

Viejos

Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
He vuelto, al cabo de más de treinta años, al barrio de Madrid en el que habité en dos etapas de mi vida y en cuatro casas distintas. No, no voy a abandonar El Espinar, pero alternaré la Sierra con la capital de España.
En la gran urbe añoraré el aire puro espinariego y en la capital, la vitalidad humana y cultural madrileña. En su estancia en Moguer, donde escribió la joya literaria que es Platero y yo, Juan Ramón Jiménez echaba de menos las tertulias, el teatro y los conciertos de Madrid.
He encontrado mi antiguo barrio envejecido, en sus edificios, en sus calles y comercios, y en sus habitantes. Sí, ya sé que el envejecimiento de la población es un fenómeno general de España y de Europa, del que se nos alerta desde las más diversas instancias.
Vivimos en viejos países de viejos, con los problemas que la vejez entraña para la sanidad, para las pensiones y, en general, para un equilibrado sistema de convivencia social.
Trato de localizar tiendas y establecimientos de mis anteriores estancias. ¿No estaba aquí aquel bar, aquella ferretería –siempre he sido buen cliente de estos comercios–, aquellos ultramarinos donde había de todo, aquella juguetería para mis hijos niños? Desaparecieron al jubilarse sus dueños o encargados, o llevados por el viento de la modernidad, o por los omnipresentes chinos. Otros permanecen arrostrando con garbo los nuevos tiempos y modas.
Contemplo con una mezcla de lástima y simpatía a las personas ancianas, a las que por un necio sentido de la corrección hemos dado en llamar “mayores” o “tercera edad”, como si yo fuera el espectador de Ortega, distante y distinto de mis coetáneos.
Carne de sintrón, de insulina, de las recetas del servicio médico, servicio que los viejos manejan con necesaria soltura. Bastantes de ellos se ayudan con andadores o, en su lugar, con el carrito de la compra para caminar sin perder el equilibrio, y no faltan quienes se sirven de sillas de ruedas. Otros, o los mismos, van acompañados de cuidadoras –predominan las mujeres–, la mayoría hispanoamericanas de rostro moreno y dulce.
Porque los viejos no se resignan, no nos resignamos, a quedarnos en casa. Y en parejas o solitarios llenamos las calles, hacemos la compra, frecuentamos los cafés y utilizamos sin arredrarnos los medios de transporte público, más el autobús que el metro.
Y, hablando de movilidad, viajan no solo por su ciudad, sino que participan con entusiasmo en los viajes a los más diversos países que el Inserso o la Comunidad les ofrece a precios muy ventajosos.
Los viejos no descuidan su atuendo, se les ve muy arreglados, quizá con prendas algo pasadas de moda.
Me cruzo con una abuela que lleva el cochecito de su nieto:
–Mira, una palmera.
Y, pasados unos metros:
–Mira, otra palmera.
¡Qué sería de muchas parejas jóvenes sin la ayuda de sus padres, abuelos de sus hijos! Porque, cuando salgo más temprano de lo habitual, sí que me encuentro con gente de mediana edad que va apresurada al trabajo y con estudiantes. Y me ha llamado la atención el hecho de que, a la misa de los domingos, junto a los habituales ancianos, asisten familias con el renuevo de sus hijos mozos.
Remozando están en nuestro barrio los jardinillos y zonas verdes que jalonan las avenidas. Ante la alarma de los vecinos, que observan, en muchos casos con justificado temor, cómo se talan árboles y arbustos en aparente buen estado. Plantas que han crecido con ellos y los han acompañado en su devenir vital. Prefieren que los árboles mueran de pie.

Como en pie siguen ellos, seguimos quienes no estamos dispuestos a dejarnos vencer por el deterioro de nuestras células ni por los inevitables achaques de la edad. Y con renovada ilusión y alegría salimos al sol de una primavera que acaba de nacer. 

21 de marzo de 2017

Recital del Grupo Troquel en Salamanca


Jardín de invierno




Mujer con mirlo soy desde febrero  
por gracia de El Espinar en cuanto llego.
Como vino el calor antes de tiempo
ya están las yemas a punto de ser flores.

Miro la tierra con falta de costumbre
y aprendo los nombres poco a poco:
vinca, celinda, santolina y verónica…,
así se llamarán cuando florezcan.

El mirlo, que sabe en lo que ando,
se me aproxima sin armar revuelo
y llama a otros pájaros vecinos:
Venid a saludar a una mujer urbana.

No la asustéis, les dice a los gorriones.
Haced como si nada,
disimulad un poco.
Está aprendiendo el nombre de las flores.


                                             Angelina Lamelas

Angelina Lamelas Olaran es escritora y periodista  santanderina, considerada una de las mejores cuentistas literarias españolas. Su obra está basada en recuerdos y raíces en los que afloran fantasía e imaginación. Ha ganado los más importantes premios literarios de narrativa breve, como la Hucha de Oro de Cuentos, el Premio de la UNED de Relatos Breves, el Alfonso Martínez-Mena y el Clarín de la Asociación de Escritores y Artistas Espaloles. Entre sus obras publicadas cabe destacar Un sombrero en el zaguán y otros relatos (1991), A dos manos (2003), Cuentos de la vida casi entera (2009), los cuentos para niños Dika mete la pata (décima edición) y Dika en Nueva York (cuarta edición), y los libros de poemas Recital de lluvia (1992), El arco del violín (2000) y El cuarto de jugar (2007).
Recientemente ha unido su vida a la mía.


16 de marzo de 2017

Debemos conocerlas

Las palabras y la vida

Alberto Martín Baró

Algo más de una semana antes del Día Internacional de la Mujer, en la tertulia literaria “El libro del mes”, que se celebra en El Espinar los primeros miércoles, Marifé Santiago Bolaños y Mercedes Gómez Blesa presentaron la obra Debes conocerlas, de la que son coautoras.
¿Y quiénes son esas ‘las’ que debemos conocer?
Pocos habrá que desconozcan a los poetas integrantes de la llamada Generación del 27, que estudiamos desde el Bachillerato, a la que pertenecieron nombres ilustres como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Hasta en los libros de texto escolares es de obligada ilustración la foto en la que aparecen los poetas citados con motivo de la celebración en el año 1927 del tercer centenario de la muerte de Góngora, cuya figura y obra reivindicaban.
Pues bien, un año antes, en 1926, se había fundado en Madrid el Lyceum Club Femenino, bajo la presidencia de María de Maeztu, con Victoria Kent e Isabel Oyarzábal como vicepresidentas y Zenobia Camprubí en la secretaría. Confieso que yo nunca hasta ahora había visto la foto en la que aparecen algunas de las fundadoras y socias del Club, como María de Maeztu, Clara Campoamor y Victoria Kent.
Mujeres intelectuales, escritoras, artistas, políticas, a las que la historia ha relegado a un plano secundario, subordinadas en muchos casos a sus maridos o compañeros varones.
Marifé Santiago Bolaños y Mercedes Gómez Blesa, ambas doctoras en Filosofía, coincidieron en el Instituto María Zambrano de El Espinar, donde fueron profesoras de esta disciplina en 1992, un año después de haber fallecido María Zambrano. Ellas mismas declaran que desconocían la obra de esta pensadora y filósofa, a la que suele citarse como discípula de Ortega y Gasset. Hoy ambas pertenecen al Patronato de la Fundación María Zambrano y se han convertido en especialistas y difusoras del pensamiento de esta última exiliada en regresar a España.
Sí, debemos conocerlas, a unas mujeres faro, de las que Marifé y Mercedes han recogido el testigo; las Sinsombrero, escritoras de la talla de María Teresa León, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcin y Concha Méndez, pintoras o artistas gráficas como Maruja Mallo, Rosario de Velasco, Margarita Manso y Ángeles Santos.
Cuando Clara Campoamor luchaba por conseguir el sufragio femenino, combatía por un derecho que no solo beneficiaría a las mujeres, sino a todas las personas independientemente de su sexo.
Es significativo de la subordinación de la mujer al hombre el caso de la escritora María Lejárraga, según la mayoría de los biógrafos autora de la obras que dieron fama a su marido Gregorio Martínez Sierra, el único que las firmaba. Ello no fue obstáculo para que María Lejárraga, que a la muerte de Gregorio comenzó a publicar con el nombre de María Martínez Sierra para poder cobrar los derechos de autor, llevara a cabo una gran labor feminista con multitud de iniciativas en la lucha por el sufragio de la mujer y la búsqueda de la igualdad entre los sexos en todos los órdenes.
El libro de Marifé y Mercedes Debes conocerlas es imprescindible para rescatar del olvido a estas y a otras “abuelas intelectuales”, como ellas las llaman.
Yo, que he dedicado gran parte de mi actividad profesional a la edición de diccionarios de la lengua, quiero concluir estas líneas con un recuerdo y un homenaje especial a la filóloga y lexicógrafa María Moliner, autora del Diccionario de uso del español, en el que se han inspirado todos los léxicos de la lengua española dignos de mención que se han editado con posterioridad al año 1966, en que apareció la primera edición del de María Moliner.

Cuidemos los derechos adquiridos por tantas mujeres luchadoras para que no se pierdan. Y no dejemos que un injusto velo de desconocimiento cubra la obra y la vida de quienes nos interpelan a través de su palabra y que han hecho posible que cada vez más mujeres desempeñen profesiones y ocupen hoy puestos antes reservados a los hombres.

10 de marzo de 2017

Mujer en casa

                                    La blanca casa del silencio
omnipresente se ha llenado
con tu palabra y con tu voz
desde una habitación a otra.

Unas tímidas vincas
y unas tempranas margaritas
te dan la bienvenida,
señora con jardín,
del coche copiloto
para salir al campo.

Habrá que recortar el seto
y contemplar los montes y el pinar
con nuevos ojos.

Descubrimos arcanos olvidados
del cuerpo y del espíritu.
Hay prendas femeninas
al sol del tendedero.

Cocinamos sabores compartidos
y besos en los labios
por todas las esquinas.

El sexto pino está al alcance
de nuestras manos enlazadas.

La blanca casa del silencio
omniperesente se ha llenado
de risas y campanas
que tocan a rebato del amor.

                              Alberto Martín Baró

Imágenes del escritor