Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Me resisto a utilizar el
término “desescalada”, un desafortunado calco del inglés, para designar el
final del estado de alarma. Si escalada denota ascenso o subida, su antónimo
significará descenso o bajada, que podría aplicarse al número de contagios y
muertes por el covid-19, pero no a la relajación de las medidas de
confinamiento que esta semana hemos venido a disfrutar por gracia de las
autoridades sanitarias.
Dos diarios nacionales,
el ABC y El Mundo, daban a conocer el lunes 22 de junio los resultados de
sendas encuestas realizadas entre los ciudadanos españoles sobre lo que opinan
acerca de diversas cuestiones de actualidad.
Así, el barómetro de
GAD3 para ABC destacaba en titulares que ocho de cada diez encuestados piden a
PP y PSOE un “pacto de reconstrucción”.
El sondeo de Sigma Dos
para El Mundo registra un fuerte ascenso del PP en intención de voto, que se
pondría a menos de tres puntos del PSOE, castigando a Sánchez por la gestión de
la pandemia. Como no estamos ante unas próximas elecciones generales, este dato
es un brindis al sol, aunque puede animar al partido que lidera Casado a
continuar con su labor de oposición.
Un resultado de la
encuesta de GAD3 es demoledor para el Gobierno: el presidente y todos los
ministros suspenden. En una valoración del 0 al 10, Sánchez obtiene la “mejor”
nota con un 4,3, empatado con Margarita Robles, quien a mi juicio merecería por
lo menos un notable. Los suspensos más bajos se los llevan Pablo Iglesias e
Irene Montero con 3,0. No se les ha preguntado a los ciudadanos en este
barómetro por la valoración de los líderes de los partidos, mientras que sí la
recoge Sigma Dos. No se froten las manos ni el PP, ni Cs, ni Vox con el suspenso
del Gobierno, pues tanto Casado con un 3,45, como Arrimadas con un 3,92 y
Abascal con un 2,55 suspenden por detrás de Pedro Sánchez, que merece un 4,21.
Por aquello de que “en
el país de los ciegos el tuerto es el rey”, Sánchez podría sacar pecho, pero
desde luego sus notas, a juicio de los entrevistados, están muy lejos del
sobresaliente que él mismo se ha otorgado en sus autocomplacientes
comparecencias televisivas.
Es decir, todos los
políticos sin excepción no llegan ni siquiera a un mísero aprobado. Con estos
mimbres hay que tejer los acuerdos que demanda una gran mayoría de españoles
para superar la crisis económica y laboral que ya se deja sentir en España
según las cifras de déficit, de deuda pública, de caída del PIB y de paro que
recogen todos los organismos nacionales e internacionales.
Un 79 % de los preguntados
por Sigma Dos temen rebrotes del covid-19. Ante las imágenes que hemos podido
contemplar por televisión de playas abarrotadas, de muchedumbres congregadas en
manifestaciones, fiestas y botellones en que los participantes ni llevaban
mascarillas ni guardaban las distancias de seguridad, no solo en España, sino
también en Francia, Bélgica y otros países europeos, se me han abierto las
carnes.
Este temor se ha visto
irónicamente reforzado por las declaraciones del director del Centro de
Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, sí, el doctor
experto en epidemias que aseguró al comienzo de la pandemia que “España no va a
tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”. La deficiente
sintaxis, marca de la casa, no impide entender el alcance de tal pronóstico.
Pues bien, el mismo certero augur declaraba el lunes 22 de junio: “Aunque se
produzcan brotes en España, es difícil que la transmisión sea la misma que al
principio”. Y concluía sin que le temblara la cascada voz: “Todo está bajo
control”.
¿Y qué dice el Gobierno
ante estos temidos rebrotes? Pues, mientras la vicepresidenta Carmen Calvo
manifestaba que, si fuera necesario, se volvería a implantar el estado de
alarma, la ministra portavoz María Jesús Montero descartaba que el Ejecutivo se
hubiera planteado esa posibilidad. Menos mal que eran dos miembros distintos
del gabinete de Sánchez, no el mismo presidente del Gobierno en las
contradicciones a que nos tiene acostumbrados.
Si los ingenuos
ciudadanos pedían mayoritariamente un pacto PSOE-PP por la reconstrucción de
España, en el debate sobre el Estado de la Nación y en la sesión de control al
Gobierno, ha quedado clara la voluntad de Sánchez de negarse a cualquier
acuerdo con el PP, al que ha acusado de deslealtad, de falta de sentido de
Estado y hasta de ser responsable de las muertes por el covid-19, mientras que
él se jacta de haber salvado 450.000 vidas.
A pesar de todos los
ataques del presidente y de sus ministros al principal partido de la oposición,
el PP, que ya había votado a favor de la declaración del estado de alarma y de
su prórroga tres veces, ha apoyado con su voto el Decreto sobre la Nueva
Normalidad y la candidatura de Nadia Calviño a la presidencia del Eurogrupo.
¿Seguirá Sánchez
prefiriendo el apoyo de ERC y de Bildu, que le han acusado de pactar con la
derecha reaccionaria y antidemocrática, ellos acreditados demócratas de toda la
vida?