3 de septiembre de 2023

El beso

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

El beso es, desde siempre, en los seres humanos manifestación de amor, de amistad, de ternura, de felicitación, de respeto, de reverencia, así como expresión y medio del deseo y de la unión sexual, que se lleva a cabo tocando u oprimiendo con los labios distintas zonas del cuerpo, como las manos, las mejillas, la boca, o hasta partes pudendas.

A lo largo de la historia, el beso ha sido plasmado en numerosas obras de arte. Así me vienen a la memoria entre otros famosos:

–Los besos de amantes griegos representados en ánforas y otros recipientes de cerámica de varios siglos antes de Cristo.

–El beso materno de la Virgen eleusa o de la ternura a su hijo, propia del arte bizantino.

–Los besos surrealistas del tríptico de El Bosco El jardín de las delicias, de principios del siglo XVI.

–La imagen de Psique despertada por el beso de amor del dios Cupido, talla de Antonio Canova de finales del siglo XVIII.

–La bellísima escultura en mármol blanco El beso de Rodin, ya en el siglo XIX.

–El colorido Beso pintado por Gustav Klimt a principios del XX.

Famosas se han hecho las fotos de un marinero y una enfermera besándose apasionadamente para celebrar el final de la Segunda Guerra Mundial, captadas por Alfred Eisenstaedt y Victor Jorgensen.

Pero, ay, en la España de estos tristes días, no hay otro beso digno de mención que el malhadado y justamente vilipendiado de un oscuro presidente de la Real Federación Española de Fútbol.

Y así, en vez de alegrarnos y celebrar por todo lo alto la victoria en la Copa Mundial Femenina de la FIFA de la selección española de fútbol, los medios de comunicación ocupan sus programas con el triste beso de un personaje que debería ser vilipendiado mucho más por sus numerosas corruptelas.

Pero al seudofeminismo progre le interesa más revolcarse en la mugre de la agresión sexual a una jugadora que desvelar y condenar tales casos de corrupción.

Y los políticos, embarcados en hacer concesiones anticonstitucionales a independentistas, secesionistas y terroristas para conseguir la investidura, prefieren que la opinión pública siga anestesiada dándole vueltas a un ósculo que mancilla la iconografía secular de la historia del arte.

El beso de los amantes ha sido en el cine imagen de final feliz. Que no nos quiten esos besos, como se cortaban en el cine de mi juventud y en la película Cinema Paradiso.

 

 

 

 

 

 

 

 

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