15 de diciembre de 2024

Papeles, documentos y carpetas

 

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

En mi blog de la semana anterior pasaba yo revista a una serie de objetos que, me parece a mí, se van acumulando en las casas conforme transcurren los años. Así me ocupaba de cosas que abundan en el domicilio de Madrid en el que vivo con mi mujer Angelina: lapiceros, bolígrafos, plumas estilográficas y rotuladores, a los que se añadían otros seres inanimados que aquí no voy a repetir.

Sí quiero mencionar los múltiples objetos de papel, o materiales similares, que proliferan tanto en la casa madrileña en que vivo con Angelina como en la de El Espinar que compartimos mi hijo Guillermo y, cada vez menos, yo.

Mi mujer y yo somos escritores y escribimos en cuadernos antes de pasar estos manuscritos al ordenador e imprimirlos en hojas de tamaño DIN A4, que antes denominábamos holandesas.

¿Cómo localizar en un momento dado esos papeles impresos, que voy a llamar documentos? El lector con un mínimo de conocimientos informáticos piensa para sus adentros: clasificándolos en carpetas.

En tales carpetas, en cuyo lomo pego una etiqueta autoadhesiva para distinguirlas, guardo, además de los mencionados escritos impresos, cartas, recortes de prensa, recibos, recuerdos, postales…

Iba a añadir fotos, pero estas conforman un capítulo aparte: unas están pegadas en álbumes, otras enmarcadas y expuestas en las estanterías delante de los libros –fotos que hay que retirar cuando queremos consultar estos– y otras finalmente están guardadas en cajas sin orden ni concierto.

Decía en mi anterior blog que las mudanzas de casa son una buena ocasión para desprenderse de cosas, de ropa que ya apenas usamos y hasta de libros, por más que nos duela prescindir de ellos.

Cuando mis muy queridos primos Mar Baró y Eduardo Bermúdez, ella carnal y él político, se mudaron de casa, el comprador se quedó también con los libros, no sé si con todos.

Mi yerno Gonzalo, que quiere a Guillermo como si fueran hermanos de sangre, no sólo políticos, le dedicó el siguiente chascarrillo: “En esta casa no vivió el excelso dibujante Guillermo Martín Bermejo”. Guillermo, un ejemplo de austeridad, amén de maestro en el arte del dibujo, ocupa la buhardilla de nuestra casa espinariega con todos sus enseres.

Un dibujo de Guillermo, un retrato del poeta Auden, se exhibirá desde mediados del mes de enero de 2025 en la exposición permanente de la National Portrait Gallery, que le dedica el siguiente elogio: “Está incluido en una pequeña muestra de dibujos llamada ‘líneas de sentimiento’, que resalta las cualidades emotivas del dibujo y las adquisiciones recientes de dibujos”.

Todos, creo yo, estaríamos dispuestos a desprendernos de nuestros objetos más queridos, si tuvieran un destino similar al del mencionado dibujo de Guillermo.

 

 

 

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