Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Cuando
por la mañana voy al quiosco de Puertochico a comprar el periódico, me llaman
la atención, frente al final de la calle de Castelar, las evoluciones, casi
pasos de baile, de veleros blancos en la bahía azul.
Se
lo cuento a Javier, el menor de los nueve hermanos Lamelas que sobreviven y que
fue marino mercante, y él me informa, con todo lujo de detalles, que esos
veleros se adiestran en el Centro Especializado de Alto Rendimiento Príncipe
Felipe, bautizado con el nombre del actual rey de España.
En
la página de Internet del Centro leo lo siguiente: “Desde su inauguración en
1995 como Centro de Alto Rendimiento y a partir de 2008 convertido en Centro
Especializado de Alto Rendimiento, el CEAR Príncipe Felipe ha venido prestando
grandes servicios al deporte de la vela tanto a equipos españoles como
internacionales, siendo principalmente base y centro de preparación del equipo
olímpico español”.
Buena
parte de mi trayectoria editorial ha estado dedicada a confeccionar
diccionarios, “Obras de referencia y consulta” llamábamos a estos y otros
libros similares. Hoy, en cuanto nos surge una duda o queremos averiguar un dato,
acudimos a Google. Todavía en algunas casas se conservan, en librerías y
armarios heredados de nuestros mayores, los voluminosos tomos de la
enciclopedia Espasa. En la casa de mi hija Gabriela en San Rafael, un armario
con las iniciales FB, de mi abuelo materno Fernando Baró, en sus puertas de
cristal alberga numerosos volúmenes del Espasa.
José
Fúster, hijo de mi mujer Angelina Lamelas, me proporciona otra interesante información
sobre el Centro de Alto Rendimiento: en las Olimpiadas del año 2000 se descubrió
que el agua de la bahía de Sidney, donde se celebraron esos Juegos, tenía una
composición similar a la de la bahía santanderina, la cual pasó a ser escenario
de adiestramiento de regatistas olímpicos.
Así,
la primera medalla de oro de vela en los Juegos Olímpicos de 2024 la han traído
de París el suizo Florian Trittel y Diego Botín, nacido en Madrid, de
ascendencia santanderina, quien a la edad de siete años ingresó en el Centro de
Alto Rendimiento de Vela Príncipe Felipe.
¿Entrenan a regatear, cuando yo los veo por la mañana, los veleros blancos en la bahía azul de Santander?
Desde joven tengo un cariño especial a Santander. Este paseo por la ciudad es de enamorado. Muy enamorado
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