Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Si
alguien piensa que en esta ocasión la ola de corrupción ha llegado tan alto
como para anegar a Pedro Sánchez, no conoce al personaje.
Un
personaje que llegó al poder en 2018 mediante una moción de censura contra
Mariano Rajoy, en la que tuvo un papel decisivo el discurso de José Luis
Ábalos, entonces secretario de Organización del PSOE y portavoz de los
socialistas en el Congreso de los Diputados, que acusó al PP de corrupto tras
haber sido condenado por el caso Gürtel.
Una
vez investido como presidente del Gobierno, el secretario general del PSOE
Pedro Sánchez, enarboló la bandera de la lucha contra la corrupción,
Pues
bien, quien le ayudó a alcanzar entonces la presidencia del Gobierno, José Luis
Ábalos, fue destituido por Sánchez como ministro de Transportes en julio de
2021, sin mediar ninguna explicación. El propio Ábalos renunció a su cargo en
la Secretaría de Organización, en la que le sustituyó Santos Cerdán.
Sin
embargo, a pesar de verse implicado en el caso Koldo, en la fraudulenta compra
de mascarillas durante el Covid, en el Delcygate y en el rescate de Air Europa,
Ábalos no ha renunciado a su cargo de diputado y se ha pasado al grupo mixto.
Sánchez
no duda en destituir a sus más estrechos colaboradores con tal de salir él a
flote de cualquier marea que pueda alcanzarle. Ábalos es uno más de una larga
lista de caídos en el tsunami que, según los más optimistas, amenaza cada vez
más de cerca al presidente del Gobierno.
Experto
en resistencia, Sánchez ha colonizado a dos de los bastiones que sustentan una
democracia: la judicatura y la prensa.
El
ejemplo del Tribunal Constitucional, presidido por Cándido Conde-Pumpido, quien
fue fiscal general del Estado en el gobierno de Rodríguez Zapatero y
protagonizó la negociación política con la banda terrorista ETA, tribunal en el
que hay una mayoría izquierdista, mal llamada progresista, es paradigmático de
otros órganos judiciales en los que la independencia frente al poder ejecutivo
brilla por su ausencia.
En
cuanto a la prensa, que ha podido ser considerada cuarto poder del Estado junto
al ejecutivo, el legislativo y el judicial, está amenazada por el plan de
regeneración democrática aprobado por el Consejo de Ministros del Gobierno de
Sánchez el 17 de septiembre.
¿Saldrá
a flote Pedro Sánchez después de que el informe de la UCO (Unidad Central
Operativa) de la Guardia Civil, entregado el pasado miércoles 9 de octubre al
juez Ismael Moreno, haya demostrado, entre otras implicaciones del presidente
del Gobierno, su conocimiento del viaje a España de la vicepresidenta
venezolana Delcy Rodríguez, y su asistencia como número "1” a la reunión en la
que se fraguó el rescate millonario de la aerolínea Air Europe entre Víctor de
Aldama, hoy en prisión, pero por su fraude en hidrocarburos, Nadia Calviño,
entonces ministra de Economía, y el mismo Ábalos?
Desmontar el informe de la UCO no va a resultar fácil, Pero de otros embates ha salido indemne Pedro Sánchez, experto en resistencia.
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