Queridos Alberto y Angelina:
Angelina, qué artículo tan bonito ha
escrito tu marido en "El Adelantado de Segovia", que ha puesto
solícita mi esposa sobre mi mesa de trabajo, siguiendo su costumbre, y qué
termino de leer.
"Qué artículo tan
bonito" es, más que una frase, un suspiro que ha salido de lo más profundo
de mi corazón, emocionado hasta las lágrimas ahora que escribo estas letras. No
es fácil hacerme reír, pero tampoco hacerme llorar.
En "Santander y la playa"
has puesto lo más granado de tu sensibilidad y lo más exquisito de tu bondad
proverbial. Con ese título tan infantil has homenajeado a la mujer que ha
obrado el milagro de que experimentes esa segunda juventud y, como milagro que
es, aunque fruto de todos tus merecimientos, vas describiendo palabra a
palabra, rincón a rincón, esa "novia del mar" que tan bien definiera
el inolvidable Jorge Sepúlveda, cuando los españoles teníamos tan pocas cosas
pero tanta ilusión.
Fue en Santander donde mi padre nos
llevó a mi hermano Enrique y a mí a conocer el mar, fue en la Playa de la
Magdalena, de noche, pues acabábamos de llegar en tren.
Este artículo es especial porque de
él emana la emoción contenida de su autor, que pasea contigo, Angelina, por la
amplísima orilla de las playas del Sardinero.
Recuerdo, Alberto, perfectamente los
lugares que vas nombrando, el Hotel Chiqui, la Avenida de la Reina Victoria,
los jardines de Piquío... Es un recuerdo lejano, dulce y estremecedor, que me
ha emocionado hasta el límite.
Que Dios os dé a los dos, a Angelina
(llevas el nombre de mi madre) y a ti, Alberto, muchos años de esa nueva
felicidad compartida y de esa tu mirada que se extasía contemplando el
anchuroso mar que, como un signo digno de tener en cuenta, ya no te produce el
frío tan desagradable que te atenazaba cuando entrabas en él: ahora entras en
su seno sin sentir frío alguno. Quizá tu esposa, con esa intuición que tenéis
las mujeres, sepa explicar el misterio profundo de esa metamorfosis.
Con un abrazo fuerte.
Germán Ubillos*
Germán Ubillos Orsolich es escritor y autor teatral, Premio
Nacional de Teatro. Y, como puede comprobarse en esta carta, amigo mío
incondicional e inmerecido.
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