3 de diciembre de 2023

El discurso del rey

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

El rey de España Felipe VI no tiene pelos en la lengua para cantar las verdades a quien quiera oírlas, ni tampoco padece tartamudez como le aquejaba al rey de Inglaterra Jorge VI, protagonista de la memorable película El discurso del rey. Así, en el discurso de inauguración de la legislatura en las Cortes el pasado miércoles 29 de noviembre de 2023 hizo una férrea defensa de la Constitución: “Debemos honrar su espíritu, respetarla y cumplirla, para hacer efectiva la definición de España como un Estado social y democrático de derecho”. Y en otro pasaje recordó el monarca: “Nuestra obligación, la obligación de todas las instituciones, es legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos”.

Que el rey defienda el cumplimiento de la Constitución y una España unida nada tiene de extraño en quien ha entendido y declarado la Monarquía como el bastión de los valores constitucionales. Lo verdaderamente extraño es que los parlamentarios asistentes al acto, incluidos los diputados y senadores del PSOE y los de Sumar, a excepción de los cinco diputados de Podemos, aplaudieran el discurso del rey.

Concedamos que la ley de amnistía, contra el parecer de una mayoría de juristas, de jueces, del Consejo General del Poder Judicial, de las asociaciones de fiscales, de altos funcionarios del Estado y de expertos constitucionalistas, tiene un encaje legal en la Constitución y que el propio Tribunal Constitucional, con el aval impagable de su presidente afecto a Pedro Sánchez, Cándido Conde-Pumpido, así lo declara.

Pero es que, al margen de la ley de amnistía, los pactos a los que han llegado el Gobierno de Sánchez y el Partido Socialista con los independentistas y terroristas, ERC, Junts y Bildu, son totalmente contrarios a los valores constitucionales, que consagran la unidad de España, la igualdad de todos los españoles ante la ley y la separación de poderes.

Ahora bien, me corrijo a mí mismo, Sánchez, el PSOE y Sumar están convencidos de que sus pactos con los citados partidos independentistas y terroristas, que por supuesto no acudieron a la inauguración de la legislatura, son enteramente constitucionales. Por lo que no tuvieron ningún reparo en aplaudir el discurso del rey.

Aunque, vuelvo a corregirme a mí mismo, me parece inverosímil que el presidente del Gobierno, sus ministros y miembros del PSOE, que antes de las elecciones del 23J se manifestaron contrarios a la ley de amnistía y a los pactos con los independentistas y terroristas, a la hora de la investidura de Pedro Sánchez, no sólo cambiaran de opinión, sino que consideraran totalmente constitucional lo que antes juzgaban inconstitucional.

No entro a valorar el discurso de la presidenta de las Cortes, la socialista Franzina Armengol quien, como ya he dicho en un anterior blog, no es más que un muñeco parlante que lee lo que le escriben desde La Moncloa. Lo suyo no fue un discurso institucional, sino un mitin del PSOE, y a los oradores de los mítines sólo los aplauden los asistentes del partido que convoca tales reuniones.

Me viene a la memoria una canción popular que, entre otros cantantes, la difundió el gran músico y folclorista Joaquín Díaz, y que yo se la oía cantar a mi abuela Valentina y a mi madre: “Ayer tarde en la función, / cuando el cura predicaba, / toda la gente lloraba / menos el pobre Simón. / ¿Cómo no lloras, Simón? / le pregunta la tía Eustoquia. / Yo no soy de la pirroquia / y los que lloran lo son”.

En una España polarizada, en la que Pedro Sánchez ha alzado un muro para aislar a más de medio país que no comulga con sus cambiantes ideas, ¿por qué, vocero del amo Sánchez, Patxi López, los políticos que no son de la pirroquia iban a aplaudir a la telonera del mitin socialista?

 

 

 

 

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