Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Me gustaba celebrar el 12 de octubre el Día de la Hispanidad, con esa abertura de España a Hispanoamérica, unidos los pueblos a ambos lados del océano Atlántico por el idioma, la religión y la cultura.
Pero no me opongo a que, como en el Día de las Fuerzas Armadas, los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire desfilen en solemne parada ante el rey Felipe VI –y en esta ocasión también ante la princesa de Asturias, su hija y heredera– en sentido homenaje a la Monarquía que nos une, a la bandera y a los caídos que dieron su vida por España.
Cuando veía la retransmisión del desfile por televisión, no podía dejar de pensar angustiado en la matanza terrorista de Hamas a civiles israelíes, incluidos niños, bebés y jóvenes que asistían a un concierto por la paz. Y en un mundo convulsionado por las guerras, ¡cómo no aprobar la necesidad de los países de dotarse de ejércitos poderosos con que defenderse de ataques enemigos!
Me venía a la mente el dicho latino: “Si vis pacem, para bellum”, “Si quieres la paz, prepara la guerra”, tomado con algún cambio del tratadista militar romano Vegecio, que en el año 390 escribió en su Epitoma rei militaris, Epítome de cuestión militar, lo siguiente: “Igitur, qui desiderat pacem, preparet bellum”, “Así pues, quien desee la paz, prepare la guerra”.
Ante las amenazas bélicas, y lo que es peor terroristas, que acechan a cualquier país, incluido el nuestro, me parecían insuficientes las Fuerzas Armadas que veía desfilar, los vehículos terrestres y los aviones de combate surcando el cielo.
Las guerras se libran hoy fundamentalmente con misiles que pueden alcanzar cualquier objetivo por lejano que esté. Los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial que asolaron ciudades, campos, puertos y barcos han sido en gran parte sustituidos por lanzamientos de misiles de gran precisión y poder destructivo. La invasión de Ucrania por Putin se ha llevado a cabo principalmente con misiles. Y el ataque terrorista de Hamas a Israel comenzó asimismo con el lanzamiento de potentes misiles.
¿Cuentan las Fuerzas Armadas de España con estas armas de destrucción certeras a distancia? Se me dirá que estamos dentro de la OTAN, protegidos por su paraguas nuclear y misiles de precisión. El mismo Felipe González, que enarboló el lema “OTAN de entrada no”, lo cambió por el de “OTAN de entrada sí”, y firmó el 30 de mayo de 1982 el tratado de ingreso en la Organización del Atlántico Norte.
Es muy hermoso el pacifismo en un mundo de naciones hermanas. Pero ese mundo no existe. No ha existido nunca. Desde el comienzo de la historia de la humanidad, los pueblos han atacado a sus vecinos para apoderarse de sus tierras y sus bienes. El mapa de las naciones y Estados no se traza por tratados de amistad, sino por la fuerza de las armas.
Hemos celebrado este 12 de octubre de 2023 la Fiesta Nacional. ¿Celebraremos esta Fiesta Nacional en 2024 cuando el epíteto de Nacional está siendo atacado por quienes quieren sustituirlo por Plurinacional, rompiendo la unidad que consagra la Constitución Española en su Artículo 2: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”?
El pueblo español está con el Rey y con el Ejército. No con el felón de Pedro Sánchez, que se arrima a Felipe VI en un intento fallido de no ser pitado y abucheado.
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