Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Pasar
por la experiencia de cambiar de compañía telefónica es un trance comparable a
un proceso de divorcio que, según cuentan quienes lo han vivido, lo cual no es
mi caso, deja amargas secuelas.
Cuando
un nuevo operador telefónico te ofrece sus servicios, todo son ventajas y
facilidades. Pero ¡ay de ti! si decides cancelar una cuenta. Puedes encontrarte
con cláusulas de permanencia que, por no leer la letra pequeña del contrato,
ignorabas y que, al ser incumplidas, te representan penalizaciones económicas.
Mi
mujer y yo hemos pasado por esta penosa experiencia en medio del supuesto feliz
Año Nuevo 2023.
A
estas alturas de nuestra relación con las compañías telefónicas y de nuestro
uso del móvil que se supone inteligente, aún desconocemos la mayor parte de la
terminología y de las siglas que se utilizan en este campo.
¿Usted,
apreciado lector, sabría contestarme, así a bote pronto, que significa la sigla
ADSL, de uso habitual en el mundo de internet? Yo he tenido que consultarlo en
Google. Según el Diccionario de la lengua española (DLE), ADSL es la sigla
inglesa de asymetric digital subscriber
line, o sea ‘línea de abonado digital asimétrica’, que se define como
“Sistema digital de modulación de señales que permite la transmisión a través
de la línea telefónica con elevado ancho de banda y mayor velocidad hacia el
abonado que desde este hacia la central”. Definición que, al menos a mí, me
deja más dudas de las que tenía.
Otra
palabra que se usa con frecuencia en este campo es router. De nuevo recurro al DLE, que la define como “Dispositivo
que distribuye el flujo de paquetes de información entre redes de la manera más
eficaz”. Y también: “Programa informático que realiza las mismas funciones que
un router”. Por cierto, que la RAE ya
ha introducido entre sus actualizaciones la adaptación al español de router como rúter. Y es posible que su
operador le explique que puede utilizar su móvil como rúter radio.
En
mi casa de El Espinar, de pronto me he encontrado sin conexión a internet,
porque ya el rúter no funcionaba y el operador me informó de que había que
instalar fibra óptica. O sea, de nuevo según el DLE, “Hilo o haz de hilos de
vidrio altamente transparente por el cual se transmite información a grandes
distancias mediante señales luminosas”. Muy bien, pero cuando los técnicos
vinieron para instalarla se encontraron con que el cajetín de la comunidad de
propietarios estaba lleno. Así que continúo sin internet.
Siguiendo
con el cambio de compañía, la anterior y la nueva darán por supuesto que usted
sabe qué es la portabilidad. Pues yo no lo sabía y, por si usted se encuentra
en mi caso, le brindo la definición del DLE: “Derecho que tiene el usuario de
telefonía de mantener su número de operador de telefonía móvil”. También
encuentro en Google la definición: “Acción de trasladar el número de teléfono
móvil de una compañía de telefonía a otra”. Por mi experiencia, esta definición
se ajusta más a la realidad que la del DLE.
Un
consejo a modo de conclusión: a no ser por causa de fuerza mayor, y aunque le
prometan el oro y el moro, no cambie de operador de telefonía.
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