Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Estaba yo viendo con mis
nietos mellizos de 4 años en su casa la primera película de Frozen, ya
descargada en televisión, sería por el año 2017, cuando mi nieto Mateo me dijo
de uno de los personajes:
–Es malo.
Mi hija, riendo, comentó
que Mateo me había hecho un spoiler. Para entonces ya había yo oído esa palabra
inglesa, pero hasta aquel momento no la había experimentado en mis propias
carnes.
Hacer un spoiler es
una de esas expresiones que hacen fortuna en nuestra lengua y que, una vez que
se instalan en ella, resulta muy difícil erradicarlas o tratar de encontrarles
un equivalente español que sea aceptado por los hablantes.
La lista de anglicismos
en español sería interminable. Por ceñirme a algunos casos más cercanos, ahí
tenemos selfie, que incluso fue declarada palabra del año por el Diccionario
Oxford en 2013. Aunque algunos propusimos para sustituirla “autofoto”, e
incluso en la edición digital del Diccionario de la Real Academia Española
(DRAE) la entrada selfi se remite a autofoto, no creo que hayan oído ustedes
a muchos usuarios de la lengua utilizar autofoto, a pesar de que cuenta con un
pariente cercano, autorretrato, de honda raigambre en nuestro vocabulario. Ahí
está el triunfante selfi, con todas las bendiciones de la Academia, que se ha
limitado a suprimir la ‘e’ final de la palabra inglesa.
Influencer no ha
tenido tanta suerte en la Academia, que (de momento) no la incluye en su
Diccionario y aconseja el uso del equivalente español “influyente”. Los cursis
dirán que no es lo mismo, que dónde va a parar un influyente al lado de un influencer.
De la misma manera que
es mucho más importante un CEO –siglas en inglés de Chief Executive Officer,
que puede traducirse en español literalmente como Oficial Ejecutivo Jefe– que
el consejero delegado o el director ejecutivo, puestos a los que equivale el
CEO en nuestras empresas.
El prestigio del inglés
en muchos ámbitos sociales, científicos y económicos no tiene hoy rival en
nuestro país, un prestigio que en otros tiempos y campos pudo estar ostentado por
el francés o el alemán. Por no remontarnos al griego o al latín, cuando las
lenguas romances aún estaban en formación.
En las modernas
tecnologías no hacemos sino tomar prestados términos provenientes del inglés.
Algunos han sido traducidos sin más a nuestra lengua, como es el caso del ratón
informático. Otros son adaptados a nuestra grafía, como escáner y escanear.
Otros, en fin, no acaban de encontrar acomodo en nuestro vocabulario, ni en
traducción más o menos literal, ni en adaptación gráfica, como sucede con los
famosos hard y software, que el DRAE no tiene más remedio que incorporarlos
tal cual.
Con el dichoso
whatsapp pasa tres cuartos de lo mismo. Algunos habíamos tirado por la calle
de en medio y en ocasiones escribimos “guasap”, como suena en español. Cuando
hete aquí que la Academia admite wasap y wasapear, que a mi juicio no es ni
chicha ni limoná.
Pero es hora de volver
al spoiler de marras. Desde tiempos tan antiguos como 1884 el DRAE admite
bajo el lema “destripar”, en su cuarta acepción, la siguiente definición: “4. tr.
coloq. Interrumpir el relato que está haciendo alguien de algún suceso,
chascarrillo, enigma, etc., anticipando el desenlace o la solución”. Se podrá
objetar que esta definición no recoge exactamente el significado de hacer un spoiler como desvelar un hecho desconocido en una obra de ficción. La propia Academia,
respondiendo en Twitter a la consulta de un usuario, aconsejó el 25 de marzo de
2019 utilizar el vocablo “destripe” para spoiler en el sentido de “revelación
de detalles de la trama de una obra de ficción que reduce o anula el interés de
quien aún no los conoce”.
Es muy antiguo el chiste
del acomodador que, descontento con la falta de propina de un espectador, le
dice por lo bajo: “El asesino es el mayordomo”. Vamos, que le destripó, reventó
o arruinó la película.
Creo que en un artículo
o reseña habría que avisar previamente “Ojo, destripe”, si se van a desvelar
detalles de la trama o del final de una obra de ficción.
Sin embargo, a mí me
gustaría que en algunos casos, y ya digo avisando con antelación, se me
descubriera el desenlace de algunas películas que he empezado a ver en
televisión y en las que no he tenido la paciencia de soportar las tandas de
publicidad que interrumpen la retransmisión cada vez con más frecuencia
conforme se acerca el final, cuando ya se supone que el espectador está
atrapado por la trama.
También me gustaría, en
estos días en que luchamos contra el coronavirus, que alguien nos destripara
cómo y cuándo va a acabar esta pandemia. Pero esto no sería un destripe, sino claramente
una adivinación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario