25 de junio de 2019

La Feria del Libro


Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró

Pero ¿no estábamos en que en España no se lee?
Hacía años que no visitaba la Feria del Libro de Madrid, que se ha clausurado el domingo pasado 16 de junio. Me ha sorprendido el gentío que deambulaba ante las más de 360 casetas, la mayor parte de editoriales y menos de librerías e institucionales.
En un gran panel luminoso, y también por los altavoces, aunque por este medio apenas se oye, se anuncian los nombres de los escritores que firman sus obras en las casetas de sus editoriales. Mi mujer Angelina Lamelas firma sus libros de cuentos, tanto para niños como para mayores, en la caseta de Palabra, la editora que ha publicado casi todos esos relatos, así como una recopilación de sus artículos periodísticos. Otro día ha firmado en la caseta del Gremio de Editores de Cantabria ejemplares de “Carne de cuento”, su último libro de relatos para mayores editado por la editorial cántabra Valnera.
Pregunto al responsable comercial de Palabra cuál puede ser el atractivo de la Feria del Libro de Madrid para congregar a tantas personas de todas las edades. Que no solo pasean, sino que también se acercan a que sus autores favoritos les firmen los libros que han adquirido, pues veo que muchas llevan la bolsa con el dibujo distintivo de la Feria.
–Buena pregunta –me responde quien conoce bien el mundo del libro–. Habría que buscar la explicación en un conjunto de motivos, y no todos tienen que ver con el interés de la gente por la lectura.
Repito la misma pregunta a algunos familiares y amigos.
–Quizá sea porque resulta agradable darse un paseo por el Parque del Retiro –me contesta alguien que frecuenta la Feria con esta intención añadida.
–¿Agradable –le objeto– tratar de abrirse paso entre la multitud que se aglomera ante las casetas y los pabellones de las firmas patrocinadoras en medio de un calor sofocante?
–La Feria –responde otro de mis entrevistados– es una ocasión especial para que los lectores conozcan a los autores de sus libros preferidos y para que les firmen y dediquen sus ejemplares.
Esta sí me parece una razón plausible. Aunque las largas colas que se forman ante los escritores de más éxito les impidan un contacto más detenido con sus lectores.
Cuando escribo estas líneas ya se ha publicado el balance de esta 78 edición de la Feria del Libro de Madrid. Así, la facturación ha sido de 10 millones de euros en ventas, que supone un incremento del 14 % respecto a la cifra del año anterior. La asistencia ha alcanzado los 2.3 millones de personas, siendo más numerosas las mujeres que los hombres. Y han firmado sus obras 1.800 autores.
El director de la Feria, Manuel Gil, y el secretario del Gremio de Librerías de Madrid, al presentar en rueda de prensa tales resultados, han mencionado otra circunstancia, que también puede responder a la pregunta que estoy formulando en este artículo: una amplia oferta cultural de encuentros, conferencias, talleres y mesas redondas en los diferentes espacios de la Feria para promover la lectura entre todos los públicos. Muchas de estas actividades han sido protagonizadas por escritores, artistas e intelectuales de la República Dominicana, país invitado en esta 78ª Feria del Libro de Madrid.
Observo con satisfacción que las casetas que exhiben libros de literatura infantil y juvenil atraen a numerosos niños y jóvenes. Aunque, como yo mismo pude comprobar en una reunión con colegiales de un centro de El Espinar, son mayoría quienes prefieren jugar con la play station a leer un libro.
Y el dato global, poco alentador, sigue siendo que más de un 40 % de los españoles no lee un libro nunca o casi nunca, según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España que publica la Federación de Gremios de Editores de España y que corresponde al año 2017.
Hoy resulta más barato y sencillo editar un libro por los procedimientos digitales que hace, pongamos, unos 25 años. Y el abaratamiento de los costes y la simplificación del trabajo redundan también para las empresas editoriales en una menor necesidad de personal contratado.
No obstante, según el Instituto Nacional de Estadística, de los 240.220 ejemplares editados en España en 2017 solo se vendieron 158.250.
Y, aunque nos parezcan muy numerosas las editoriales que participan en esta Feria, no olvidemos que en 2011 había en España 3.377 empresas editoras, que se vieron reducidas a 3.079 en 2017, según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Me salgo del paseo en el que se alinean las casetas y pabellones de la Feria y me siento en un banco del vial paralelo bajo la sombra de unos frondosos castaños. A mi lado se sienta un joven que saca de la bolsa de la Feria dos libros y se pone a leer. No me he atrevido a preguntarle qué títulos había comprado.

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