Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Las
elecciones del próximo 28 de mayo ¿no son municipales y autonómicas? ¿Qué
pintan entonces en la campaña electoral los líderes nacionales de los partidos
políticos?
A
los vecinos de un municipio nos interesa conocer a los candidatos a la alcaldía
y a concejales, y sus propuestas en el caso de salir elegidos.
De
las autonomías, soy partidario de suprimirlas, como propone Vox y como han
reconocido que debería hacerse la mayoría de los autores que las consagraron en
la Constitución Española en un intento, que resultó fallido, de atajar las
pretensiones separatistas e independentistas de los nacionalismos, en especial
catalanes y vascos.
Las
llamadas Comunidades Autónomas han resultado ser onerosas e inútiles. Onerosas,
porque España no puede permitirse 17 parlamentos regionales, además del
Congreso de los Diputados, con sus bien remunerados parlamentarios o
consejeros, y toda la maquinaria administrativa que comportan.
Inútiles,
porque no facilitan el acceso de los ciudadanos a los servicios públicos. Es
absurdo que yo, vecino de El Espinar, tenga que trasladarme a Valladolid, a 125
km, para una prueba médica para la que no hay tratamiento en el Hospital
General de Segovia, pero sí, por ejemplo, en el Hospital Universitario de
Torrelodones, a 37 km. Pero, al pertenecer esta localidad a la Comunidad
Autónoma de Madrid, a un censado en El Espinar, pueblo que pertenece a Castilla
y León, no le corresponde acudir al Hospital de Torrelodones. La sanidad, como
otros servicios públicos, debería ser accesible para todos los españoles,
residan donde residan.
Con
lo cual, si se suprimen las Autonomías, caen por su propio peso las elecciones
autonómicas.
Pero
es que, además, las presentes elecciones autonómicas se han convertido en una
especie de adelanto de las generales, con Sánchez y Feijoo rivalizando por la
presidencia del Gobierno.
Ya
dijo el profesor Tierno Galván que las promesas electorales se hacen para no
cumplirlas. Pero las que en sus mítines lanza el aún presidente Sánchez,
tirando con pólvora del Consejo de Ministros, son falsas e inalcanzables: ni
habrá viviendas sociales para los desfavorecidos, ni trabajo para los jóvenes o
los parados de larga duración, ni energía barata para todos, ni pensiones
dignas para los jubilados. Entre otras razones, porque no está en su mano
asegurar tales prestaciones. Y el cine de los martes a 2 euros para los mayores
de 65 años movería a risa si fuera la ocurrencia de un humorista en horas
bajas.
Lo
que sí estaría en la mano de Sánchez es romper sus pactos con Bildu, el partido
de ETA que, a juicio del fiscal general del Estado, es un partido democrático,
aunque presente en sus listas electorales a 44 criminales etarras, 7 de ellos
asesinos convictos.
Claro
que sin el apoyo de Bildu, y de otros socios enemigos declarados de España,
Sánchez no podría seguir en La Moncloa ni desplazarse en el Falcon.
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