7 de mayo de 2023

Música de cámara

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Bajo este título se agrupan 55 dibujos de Guillermo Martín Bermejo (GMB) que, desde el pasado 27 de abril y hasta el 10 de junio de 2023, se exponen en la galería Fernández-Braso, calle Villanueva, 30, Madrid.

La galería ha editado un espléndido catálogo con un texto introductorio de Óscar Alonso Molina (ÓAM) y la reproducción en tonos sepias y ahuesados de 38 de los dibujos expuestos.

Invito a los interesados en la trayectoria artística de GMB a leer detenidamente el estudio de ÓAM, que arranca de la primera exposición individual que él vio en el año 2002, titulada Pequeños ataques de ternura, en la sede de la librería madrileña Panta Rhei. Cito literalmente lo que, a mi juicio, constituye una magnífica síntesis del trabajo de GMB: “Entonces todavía trabajaba el artista con lápices de color sobre macizos soportes de DM, y sus personajes estaban más cerca de la infancia que de la pubertad. No obstante ya se manifestaba allí todo lo que habría de consolidarse en su trabajo a lo largo de los años hasta caracterizarlo: el gusto por recogerse en los tamaños mínimos; la concentración absoluta sobre la figura humana, desatendiendo el entorno; el aspecto arquetípico de los protagonistas; un sutil homoerotismo, tan inasible como innegable; el silencio plagado de gestos mínimos, implicando en la escena narraciones sincopadas, balbuceantes, apenas articuladas; y ese aire desasistido, frágil, absolutamente vulnerable tanto de los cuerpos como de las psicologías…”.

Sólo me atrevo a matizar la observación de que la concentración sobre la figura humana, que es real, desatienda el entorno. Como en varios de los dibujos de mayor formato apaisado de esta exposición puede advertirse, elementos del entorno, del paisaje, cobran un singular protagonismo: ramas de árboles, hojas, pájaros, edificios… y hasta la Osa Mayor de la que está enamorado un joven. Los amantes del pueblo serrano de El Espinar reconocerán montes y cascadas de su paisaje ya en anteriores exposiciones.

No puedo por menos de decirle a mi hijo que su cultura artística, literaria, musical y cinematográfica me desborda. Me cuesta identificar personajes de su mundo, que en sus dibujos desempeñan un papel protagonista.

La capacidad de GMB para el retrato, para reflejar los rasgos característicos de un rostro, de una figura, no se ciñe sólo al presente, sino a la historia, al pasado y, me atrevería a afirmar, auguran el futuro.

La cultura, sí, pero también el trabajo arduo, el amor a los débiles, libran a Guillermo del pesimismo. De la misma manera que da una nueva vida a los papeles viejos rescatados de libros antiguos.

La figuración en los dibujos de GMB supera un realismo estático para entrar en el terreno de la sugestión. A mí, como a Guillermo Pérez Villalta, me encanta su delicada técnica, su manera de hacer las cosas entre bella y melancólica.

Y no abandona los formatos mínimos, él, que no tiene más estudio que su mesa de trabajo, en habitaciones que podrían calificarse de monacales.

“Al fin y al cabo –son palabras del propio Guillermo–, siempre estoy destruyéndome para volver a construirme. Esa es la constante de mi obra”.

Sí, un día será otro. Como concluye la coda de ÓAM: “Porque en lo divino creen únicamente aquellos que lo son. Amén.”

 

1 comentario:

  1. IrTiene esta exposición la belleza que permanece, la poesía sorptendida en una mirada, en un gesto

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