Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
A todos, en algún
momento de nuestra vida, se nos puede aplicar el prefijo ex- para indicar que
hemos dejado de ser lo que significa el nombre o el adjetivo al que se antepone
dicho prefijo: exnovio, exministra, ex alumno de secundaria…
Según la Real Academia
Española (RAE), el prefijo ex-
se escribe unido a la palabra a la que precede: expresidente, pero separado
si va delante de una expresión formada por varias palabras: ex alto
ejecutivo. La norma de la RAE es que ex- no debe escribirse con guion, como se
acostumbraba no hace mucho tiempo: es incorrecto ex-marido. Lo cual me lleva
a concluir que a menudo quedamos marcados por la condición que expresa el
término al que va antepuesto el prefijo ex-.
Ex puede funcionar también como sustantivo
y designar a la persona que ha dejado de ser cónyuge o pareja sentimental de
otra: Este fin de semana nuestros hijos lo pasan con mi ex. Yo creo que esta
acepción y este funcionamiento de ex como sustantivo son relativamente
recientes, debido a la proliferación actual de separaciones y divorcios que en
el Valladolid de mi adolescencia podían contarse con los dedos de una mano. Por
cierto, que los divorcios se han incrementado en el confinamiento por el
covid-19: hay parejas que, lejos de aprovechar la más continua convivencia para
conocerse mejor y estrechar lazos de amor, han acabado tirándose los trastos a
la cabeza y han decidido divorciarse.
Días pasados han ocupado un primer
plano de la actualidad algunos ex-, como los expresidentes Felipe González y
José Luis Rodríguez Zapatero, y el rey emérito don Juan Carlos –aquí no se
antepone el prefijo ex- a la palabra rey–. Para González y don Juan Carlos, sin
tener en cuenta los muchos méritos que ambos han contraído con España, Unidas
Podemos y otras fuerzas de la izquierda radical han pedido a las Cortes comisiones
de investigación por los GAL, en el caso de González, y por las comisiones
cobradas de Arabia Saudí por la concesión del tren de alta velocidad, en el
caso de don Juan Carlos.
Rodríguez Zapatero, valedor de Maduro
y del chavismo venezolano, ha llegado a proponer como solución al “problema”
catalán la inclusión de independentistas enemigos de España en el Consejo de
Ministros del Gobierno de España.
No se resignan muchos ex- a vegetar en
el Consejo de Estado. Les corroe el gusanillo del poder que tuvieron. Piensen
el presidente Sánchez y sus ministros que a no tardar serán ex- y aprovechen su
paso por el Gobierno para trabajar por el bien común de los españoles.
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