14 de septiembre de 2025

Tres jóvenes cristianos de nuestros días

Las palabras y la vida  

Alberto Martín Baró

El asesinato del joven activista estadounidense Charlie Kirk el pasado jueves 11 de septiembre ha estado marcado en Estados Unidos y en todo el mundo por el recuerdo del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, al Pentágono en Washington y a otros objetivos de los terroristas.

Sin embargo, a mí me ha llevado a relacionar la figura de Charlie Kirk, quien tenía en las redes sociales millones de seguidores, con otros dos jóvenes, muy distantes en el espacio, pero que a mi modo de ver guardan una similitud alentadora e inspiradora para gran parte de la juventud actual.

Me refiero a los dos santos canonizados por el Papa León XIV Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati. ¿Qué tienen en común estos tres jóvenes, el estadunidense y los dos italianos?

Al margen de diferencias de carácter y aficiones, los tres se caracterizan por una serie de rasgos que les han llevado a erigirse en referentes de una juventud alejada de enfrentamientos ideológicos y sectarismos.

Se ha caracterizado a Acutis y Frassati como santos en chándal y zapatillas. Ambos eran aficionados al alpinismo. Y en lo religioso coincidían en su amor a la Eucaristía y a Jesús.

Profesionalmente, Acutis era un estudiante italiano, hábil programador informático aficionado. Dedicaba su tiempo libre a visitar a los ancianos y ahorraba dinero para dárselo a los pobres. Su madre dijo de él: “Su jornada giraba en torno a Jesús, que era su centro. Las personas que se dejan transformar por Jesús y tienen esta fuerte amistad con Dios interpelan a los demás, irradian la imagen de Dios”.

Por su parte, Pier Giorgio Frassati se distinguió como Acutis por ayudar a los demás, sobre todo a los más necesitados. Estudió ingeniería industrial mecánica y tenía el proyecto de trabajar en el sector minero para servir a Cristo cerca de los operarios pobres.

Fue miembro profeso de la Tercera Orden de Santo Domingo y se inspiró en las enseñanzas de Santo Tomás y del apóstol San Pablo.

En carta a uno de sus amigos escribe: “Yo quisiera que nosotros jurásemos un pacto que no conoce límites temporales ni terrenales: la unión en la oración”. Y a su hermana Luciana le dice un día: “Ayudar a los necesitados es ayudar a Jesús”.

Que dos santos canonizados utilicen un lenguaje religioso nada tiene de extraño. Pero que un activista o influencer laico como Charlie Kirk también lo emplee es menos corriente. Sin embargo, la fe cristiana de Kirk le llevó a acercarse al catolicismo y asistir a misa con su mujer y sus dos hijos. En sus charlas congregaba a cientos de personas y respondía a cualquier pregunta que quisieran hacerle, sin tratar de imponer nunca sus ideas, abierto siempre al diálogo.

En un último tuit en X el pasado domingo de septiembre escribió: “Jesús derrotó a la muerte para que tú puedas vivir”.

Palabras que podían haber sido pronunciadas por los santos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, y que a mí me llevan a confiar en lo mejor de la juventud actual.

Lamentablemente, frente a estos ejemplos del bien, también existe el mal en jóvenes como el asesino de Charlie Kirk y en quienes le secundan y aplauden.

 

 

 

 

 

 

 

 

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