Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
El asesinato del joven activista estadounidense Charlie Kirk el pasado jueves 11 de septiembre ha estado marcado en Estados Unidos y en todo el mundo por el recuerdo del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, al Pentágono en Washington y a otros objetivos de los terroristas.
Sin
embargo, a mí me ha llevado a relacionar la figura de Charlie Kirk, quien tenía
en las redes sociales millones de seguidores, con otros dos jóvenes, muy
distantes en el espacio, pero que a mi modo de ver guardan una similitud
alentadora e inspiradora para gran parte de la juventud actual.
Me
refiero a los dos santos canonizados por el Papa León XIV Carlo Acutis y Pier
Giorgio Frassati. ¿Qué tienen en común estos tres jóvenes, el estadunidense y
los dos italianos?
Al
margen de diferencias de carácter y aficiones, los tres se caracterizan por una
serie de rasgos que les han llevado a erigirse en referentes de una juventud
alejada de enfrentamientos ideológicos y sectarismos.
Se
ha caracterizado a Acutis y Frassati como santos en chándal y zapatillas. Ambos
eran aficionados al alpinismo. Y en lo religioso coincidían en su amor a la
Eucaristía y a Jesús.
Profesionalmente,
Acutis era un estudiante italiano, hábil programador informático aficionado.
Dedicaba su tiempo libre a visitar a los ancianos y ahorraba dinero para
dárselo a los pobres. Su madre dijo de él: “Su jornada giraba en torno a Jesús,
que era su centro. Las personas que se dejan transformar por Jesús y tienen
esta fuerte amistad con Dios interpelan a los demás, irradian la imagen de
Dios”.
Por
su parte, Pier Giorgio Frassati se distinguió como Acutis por ayudar a los
demás, sobre todo a los más necesitados. Estudió ingeniería industrial mecánica
y tenía el proyecto de trabajar en el sector minero para servir a Cristo cerca
de los operarios pobres.
Fue
miembro profeso de la Tercera Orden de Santo Domingo y se inspiró en las
enseñanzas de Santo Tomás y del apóstol San Pablo.
En
carta a uno de sus amigos escribe: “Yo quisiera que nosotros jurásemos un pacto
que no conoce límites temporales ni terrenales: la unión en la oración”. Y a su
hermana Luciana le dice un día: “Ayudar a los necesitados es ayudar a Jesús”.
Que
dos santos canonizados utilicen un lenguaje religioso nada tiene de extraño.
Pero que un activista o influencer laico
como Charlie Kirk también lo emplee es menos corriente. Sin embargo, la fe
cristiana de Kirk le llevó a acercarse al catolicismo y asistir a misa con su
mujer y sus dos hijos. En sus charlas congregaba a cientos de personas y
respondía a cualquier pregunta que quisieran hacerle, sin tratar de imponer
nunca sus ideas, abierto siempre al diálogo.
En
un último tuit en X el pasado domingo de septiembre escribió: “Jesús derrotó a
la muerte para que tú puedas vivir”.
Palabras
que podían haber sido pronunciadas por los santos Carlo Acutis y Pier Giorgio
Frassati, y que a mí me llevan a confiar en lo mejor de la juventud actual.
Lamentablemente,
frente a estos ejemplos del bien, también existe el mal en jóvenes como el
asesino de Charlie Kirk y en quienes le secundan y aplauden.
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