11 de mayo de 2025

Habemus Papam

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Es la primera vez en mi vida que presencio la elección de un Papa. Estaba merendando con mi mujer Angelina en la cafetería en frente de nuestra casa, cuando en el televisor del establecimiento apareció el cardenal Dominique Mamberti, el cual desde el balcón central de la basílica de San Pedro anunciaba: “Habemus Papam. Eminentissimum hac reverendissimum dominum Robertus Franciscus cardinalem Prevost. Qui sibi nomen impussuit Leone XIV”.

“Tenemos Papa. El eminentísimo y reverendísimo señor Robert Francisco cardenal Prevost. Que se ha impuesto del nombre de León XIV”. Eran las 19.13 horas.

Con el “Habemus Papam” aún resonando en nuestros oídos, mi mujer y yo volvimos a casa para seguir desde nuestra televisión la retransmisión de toda la ceremonia y la aparición del nuevo Papa.

Mientras el Pontífice se preparaba para presentarse ante los miles de personas congregadas en la plaza de San Pedro, la televisión mostraba imágenes retrospectivas de la fumata blanca, que había aparecido a las 18.07 hoas anunciando al mundo que se había elegido un nuevo Papa.

Que los cardenales y los fieles católicos pronunciaran el “Habemus Papam” es explicable. Lo que me llamó la atención es que los camareros y las camareras de la cafetería y el conserje de nuestra casa hicieran suyo ese “Habemus Papam”.

Aún se dilataría la aparición en el balcón central de la basílica de San Pedro del Pappa León XIV. Cuando por fin apareció, lo hizo con la sotana blanca, la muceta o esclavina (capa corta) de color rojo, una estola roja, el solideo blanco y la cruz dorada que el maestro de ceremonias había preparado, el mismo atuendo con el que en su día se presentó Benedicto XVI, marcando así una primera diferencia con el Papa Francisco, quien apareció solo con una sotana blanca.

El discurso que leyó el nuevo Pontífice de la Iglesia católica requiere un detallado análisis, que haré en otro blog.

En este quiero resaltar las impresiones favorables que el nuevo Papa ha dejado en mí.

1.    Robert Prevost, nacido en Chicago (Estados Unidos), tiene la doble nacionalidad, estadounidense y peruana, con ascendencia española, por lo que habla perfectamente el castellano, lengua en la que pronunció unas palabras en su discurso inicial.

2.    De su formación religiosa, me interesa destacar su condición de agustino, heredero del teólogo que, junto a Santo Tomás de Aquino, más impronta ha dejado en la teología de la Iglesia católica, así como el nombre elegido de León XIV nos recuerda la figura del Pontífice que marcó la doctrina social de la Iglesia, volcada en la atención a los pobres y necesitados.

3.    El nuevo Papa ha sabido aunar su labor como misionero en un pequeño pueblo de Perú con su actividad en importantes cargos de la Curia romana, confiados por el Papa Francisco.

4.    A su sencillez y humildad une León XIV una amplia formación en teología, derecho canónico y, lo que es más llamativo, en matemáticas y física, asignatura en la que impartió clases en un importante centro docente.

5.     Aunque nombrado cardenal y puesto en distintos cargos de la Curia por el Papa Francisco, ha marcado con un sello propio su actuación, distanciándose de posturas a mi juicio populistas de Bergoglio, aprovechadas por la izquierda radical para llevar el agua del Papa católico a su molino de ideología comunista.

Un apunte que acerca a Robert Prevost a la familia de mi mujer Angelina Lamelas Olaran es su íntima amistad con Ángel Camino Lamelas, primo de Angelina, quien horas antes del cónclave le puso un wasap al que Roberto, como le llamaba el también agustino Ángel Camino, le contestó: “Ángel. Todo en manos de Dios”.

Dios, que guía a la Iglesia y a su máximo representante en la Tierra por medio del Espíritu Santo para que siga y predique el Evangelio de Jesucristo, cuyo principal mandato fue el amor al prójimo, que San Agustín recogió en una máxima que se le atribuye: “Ama et fac quod vis”, “Ama y haz lo que quieras”.

 

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