Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
El discurso que, en su presentación como nuevo Papa ante Roma y ante el mundo, leyó León XIV constituye un programa fiable de lo que va a ser su actuación al frente de la Iglesia católica.
El
hecho de leer un texto escrito en vez de hablar improvisando coloquialmente
certifica la importancia que Robert Prescot concede a este documento, en el
cual resume las líneas maestras de su pensamiento y de su obra apostólica.
Este
agustino, algo tímido según certifican quienes bien le conocen, ha demostrado
en su trayectoria como sacerdote, como obispo y como cardenal firmeza en sus
convicciones y humildad en sus actos.
Y aunque
en el discurso inicial no se habla de de la Doctrina Social de la Iglesia, ya la
elección del nombre de León XIV es una clara referencia a esta doctrina, que
comenzó con la Rerum Novarum, la encíclica del Papa León XIII. También es una
alusión a los hombres y mujeres en su trabajo, en una época de inteligencia
artificial.
Diálogo
y encuentro
En
el frontispicio del discurso de Robert Prescot figura una petición de ayuda a
los católicos “para construir puentes con el diálogo, con el encuentro,
uniéndonos todos para ser un solo pueblo”.
Continuidad
con el Papa Francisco
Para
quienes se preguntan si León XIV continuará la obra del Papa Francisco, hay en
su discurso inicial unas claras palabras que manifiestan su voluntad de
continuidad: “Todavía conservamos en nuestros corazones esa voz débil, pero
siempre valiente del Papa Francisco, que bendecía a Roma”.
Español
y misionero
Es
Roberto el primer Papa que habla en español en su salutación inaugural. Así en
español recordó sus años como misionero en Perú y después como obispo en
Chiclayo: “Si me permiten una palabra, un saludo a todos aquellos, de modo
particular a mi querida diócesis de Perú (Chiclayo), donde un pueblo fiel ha
acompañado a su obispo y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de
Jesucristo”.
“Quisiera
agradecer a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser el
sucesor de Pedro y caminar juntos buscando siempre la paz, la justicia,
trabajar con el hombre, fieles a Jesucristo, para proclamar el Evangelio y para
ser misioneros”.
Aunque no
figuran en el discurso de León XIV que estoy comentando, quiero reproducir en
este contexto las palabras que pronunció en su despedida de los católicos
peruanos de Chiclayo: “Soy un misionero, he venido enviado, he estado con
ustedes con mucha alegría. Pero ahora el Espíritu Santo, a través de nuestro
Papa Francisco, me dice una nueva misión. Y aunque puede ser difícil para
muchos, hay que responder al Señor, hay que decir sí, Señor, si tú me has
llamado, voy a responder”.
Llamamiento
a la paz en el amor de Dios
El
llamamiento a la paz, a la terminación de las guerras que asolan nuestro mundo,
es asimismo un leitmotiv en las palabras inaugurales del nuevo Papa:
“La
paz esté con todos ustedes, queridos hermanos y hermanas. Quisiera que este
saludo llegue hasta sus corazones, les alcance en las familias”.
Se
describió como portador de “una paz desarmada, desarmante y perseverante, que
proviene de Dios, Dios
que nos ama a todos incondicionalmente
“Dios nos
quiere mucho y ama a todos. El mal no prevalecerá. Ayúdennos ustedes a
construir puentes con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser
un solo pueblo”.
Una
Iglesia sinodal, no jerárquica
Su
propuesta de Iglesia es más sinodal que jerárquica: “Podemos todos caminar
juntos, ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de
diálogo, siempre abierta a recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que
tienen necesidad de nuestra caridad y de nuestra presencia, de diálogo, de
amor”.
El
mensaje de León XIV puede resumirse en estas palabras a modo de despedida:
“Queremos ser una Iglesia sinodal, que camina, que busca siempre la paz, que
busca la caridad, estar cerca de los que sufren”.
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