Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Hacía
mucho que no viajaba en el metro de Madrid. Pero en unos días he tenido que
utilizar tres líneas para llegar a mi destino: la línea 7 para ir a la Avenida
de América, la 4 para enlazar con Argüelles y la 3 para bajarme en Palos de la
Frontera.
A
menudo empleas más tiempo andando de una línea a otra que lo que tarda el tren
en efectuar el recorrido de una estación a otra.
Sí
recordaba que la mayoría de los pasajeros que comparten viaje conmigo van
pendientes de su móvil. Admiro y envidio a quienes con dos dedos teclean un
mensaje de wasap. Pocos son los que hablan con un interlocutor, Y supongo que
muchos se entretienen con algún juego o mirando fotografías.
Yo,
de un tiempo a esta parte, también practico un juego que se denomina “Wordle
hoy” y que consta de tres partes: la Palabra del día, Modo tildes, Modo científico
y la Frase del día. Pero juego tranquilamente en mi casa, no en el metro.
En
estos viajes me dio por comparar el metro de Madrid con el de Londres, que pude
experimentar en una reciente visita a la capital del Reino Unido: los asientos
presentaban un estado lamentable, los coches estaban viejos y sucios.
Mientras
que el metro de Madrid es rápido, los coches están nuevos, en las estaciones
han instalado puntos limpios, en los que depositar papel, restos y envases.
La
megafonía funciona perfectamente, anunciándote la siguiente estación y los
enlaces con otras líneas. Hasta te avisan, si la estación está en curva, que
tengas cuidado para no introducir el pie entre coche y andén.
Por
eso digo en el título de este blog que hay que escribir Metro de Madrid con la
inicial en mayúscula.
Además,
con la tarjeta transporte de la que disfrutamos los mayores, los viajes en
metro y autobús nos salen gratis.
Y a
mí, aunque me dé vergüenza decirlo, cuando los asientos están todos llenos,
siempre hay alguien que se levanta para cederme el sitio.
Sí,
Metro de Madrid con mayúscula inicial.
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