12 de enero de 2025

El reino del Corazón de Jesús

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

No sé quién sea Lalachus, a la que se atribuye una ofensa al Corazón de Jesús. Esta ignorancia mía nada tiene de extrañar, toda vez que la tal actúa en un programa de televisión de la Primera, cadena pública que tengo recomendado no ver por prescripción facultativa, dada su entrega incondicional a las directrices políticas de Pedro Sánchez.

Y sí ha llegado a mi conocimiento que Lalachus actúa en la Primera por haberse mofado de los sentimientos religiosos de muchos católicos con una imagen del Sagrado Corazón de Jesús con la cara de la vaquilla del Grand Prix que mostró en las campanadas de la pasada Nochevieja.

Como también me he enterado, a pesar de mi renuencia a ver la Primera, de los millones de euros que cobra de dinero público, o sea del dinero que pagamos todos los contribuyentes, el cómico Broncano por su programa La Revuelta, en el que interviene la mencionada Lalachus.

La salud mental de la mayoría de los creyentes católicos les ha llevado a abstenerse de participar en la polémica suscitada por la mofa de la actriz y cómica Lalachus contra la imagen del Corazón de Jesús, burla que los defensores de Lalachus consideran amparada por el derecho a la libertad de expresión.

Yo también prescindo de intervenir en dicha polémica. Pero la alusión al Corazón de Jesús me ha traído a la memoria un antiguo motete, que recuerdo en latín y que dice así:

“Cor Iesu sacratissimum, adveniat regnum tuum, regnum veritatis et vitae, regnum sanctitatis et gratiae, regnum iustitiae, amoris et pacis”.

Comprendo que a los defensores de la república como forma privilegiada de gobierno, a pesar de su fracaso a la hora de implantarse en España las dos veces que se ha llevado a cabo, les desazone esa insistencia del citado cántico religioso en apelar a la venida del reino.

Sin embargo, fue el mismo Jesús de Nazaret quien, en la oración que comunicó a sus apóstoles cuando estos le pidieron que les enseñara a rezar, pidió a Dios Padre: “Venga a nosotros tu reino”.

Siguiendo con las características que el mencionado motete al Corazón de Jesús enumera, pienso que cualquier persona de bien las suscribirá, a excepción de la santidad y la gracia, que supera el alcance de cualquier no creyente, incluso del creyente.

Así quiero pensar que tanto creyentes como no creyentes convendrán en considerar certeras las restantes características del reino: la verdad y la vida, la justicia, el amor y la paz.

Cinco aspiraciones que sin duda nos unirán por encima de ideologías y credos a todos los hombres de buena voluntad.

 

 

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