Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
Comprendo
que determinados anglicismos tienen su justificación en nuestra lengua por
designar objetos o realidades de tecnologías inventadas en países de habla
inglesa.
Así,
a nadie le extraña que se hable de wasap, o guasap, que es la adaptación al
español aprobada por la Real Academia Española (RAE) de los mensajes enviados
por WhatsApp, palabra que, al ser nombre propio, no tiene posible adaptación
castellana.
Sí
se ha permitido escribir con minúscula inicial internet, la red de redes, que
ha pasado a ser un nombre común, aunque muchos usuarios siguen escribiéndolo
con la inicial en mayúscula, Internet.
Pero
fuera del ámbito tecnológico observo el uso masivo de términos ingleses que no
tiene una clara justificación al existir los correspondientes vocablos
españoles.
Un
ejemplo de esta utilización injustificada es CEO, sigla de chief executive officer, para denominar al máximo ejecutivo de una
organización. Es más importante a juicio de muchos ser el CEO de una empresa
que director general, consejero delegado, presidente ejecutivo o gerente
general, términos que recomienda la RAE.
No
sólo en programas o revistas que antes llamábamos “del corazón” se habla de influencers para referirse a personas
que ejercen gran influencia sobre otras, especialmente sobre sus hábitos de
consumo, a través de las redes sociales. ¡Qué duda cabe que un o una influencer influye mucho más en otras
personas que un simple influyente o influidor!
En
los medios de comunicación, tanto en la prensa como en la radio y la
televisión, siempre han circulado noticias falsas. Pero nada que ver con las fake news, que se han impuesto a los
vulgares bulos.
Y
para nombrar o titular programas de televisión, tienen más tirón los títulos
ingleses, como pueden ser La Voz Kids, Mask Singer o Got Talent. Este fenómeno
también puede deberse a que se trata de programas o series importados de otros
países.
El
término usado en inglés para referirse a las fotos hechas por uno mismo,
especialmente con la cámara del móvil, selfie,
fue declarado palabra del año en 2013. Selfie o selfi se impuso a otros
vocablos castellanos como autorretrato, de notable abolengo en el mundo del
arte, o autofoto, de escasa utilización.
¿Enriquecen
estos usos el acervo del idioma español? No sabría decirlo.
Desde
siempre ha existido este trasvase de terminología de las culturas dominantes a
las dominadas. El latín ejerció su influencia en nuestra lengua, que nació y
evolucionó a la par que el imperio Romano dominaba la península Ibérica.
Unas
denominaciones inglesas tienen más fortuna que otras. Este hecho se aprecia
claramente en el ámbito del deporte. Mientras que fútbol se impuso
decididamente al castellano balompié, handball cedió protagonismo a balonmano,
y básquet ha alternado en fortuna con baloncesto.
¿Persistirá
el prestigio de los CEO, las fake news
y los influencers?
Chi lo sa.
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