Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró
En
seguida se entera el espectador de que el “Doble o nada” del título de la obra
es la propuesta que Ricardo, el director de un importante medio de
comunicación, le hace a Miky, la subdirectora del diario digital del grupo:
asumir la dirección de la empresa, o ser despedida de la misma, abandonando la subdirección
que desempeña.
No
había yo querido leer ninguna reseña o crítica de esta obra teatral antes de
verla en el teatro Luchana de Madrid para no ir condicionado por opiniones
ajenas.
Pero
he de confesar que me hubiera ayudado conocer de antemano algunos pormenores
del argumento para poder seguir con mayor detalle el desarrollo de la trama. A
mis problemas de audición se unían los argentinismos de ese gran actor que es
Miguel Ángel Solá y la rapidez y complejidad de los diálogos entre él y esa no
menos grande actriz que es Paula Cancio. Y eso que mi mujer, mi cuñada y yo
estábamos sentados en la fila 2, prácticamente compartiendo escenario con los
intérpretes, pues la fila 1 creo que no se pone a la venta.
Cuando
voy al cine o veo en casa la televisión me resultan imprescindibles los
subtítulos en castellano, aunque los actores hablen en esta mi lengua materna.
La
obra comienza “in medias res” y los dos protagonistas de Doble o nada son los únicos que aparecen en escena, aunque hay
otros personajes que, sin salir al escenario, desempeñan un papel, como el otro
candidato a dirigir la empresa; o el consejo de administración, especie de
“gran hermano” que todo lo controla, según atinada comparación de Miky; o la
esposa del director, ambos celebran ese día un aniversario de su boda; un tal
Raúl, con quien conversa por el móvil varias veces Ricardo, y no entendí bien
si es su chófer o ayudante; o hasta la tormenta que retiene a los protagonistas
en el despacho del director…
Por
supuesto que no voy a desvelar el desenlace de la acción dramática, en la que
vamos enterándonos de la admiración que Miky siente por Ricardo, ¿que desemboca
en amor? O de la petición de Ricardo a Miky de que le ayude a escribir sus
memorias y, aún más, de que se case con él.
Hay
atracción sexual entre ambos, ¿o es estrategia de la subdirectora para lograr
el ansiado puesto de directora?
Los
giros argumentales, sutiles o manifiestos, mantienen en ascuas al espectador,
combinando la intriga dramática con rasgos de humor y de amor.
Todos
los componentes de las relaciones humanas entre un hombre y una mujer, sin
descartar la ambición, la lucha por el poder, la violencia, el machismo, van
aflorando en las palabras que intercambian el director, hombre mayor y enfermo,
y la joven subdirectora, espléndida, atractiva y llena de vitalidad.
Había
pocos espectadores, no más de treinta, en la función a la que nosotros asistimos,
después de un año de representaciones. Miguel Ángel solá, al saludar y dar las
gracias a los asistentes al término de la representación, nos pidió que la
recomendáramos a amigos y conocidos.
Es
lo que yo hago a mis lectores: no les defraudará, saldrán enriquecidos.
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