6 de diciembre de 2021

Doble o nada

 Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

En seguida se entera el espectador de que el “Doble o nada” del título de la obra es la propuesta que Ricardo, el director de un importante medio de comunicación, le hace a Miky, la subdirectora del diario digital del grupo: asumir la dirección de la empresa, o ser despedida de la misma, abandonando la subdirección que desempeña.

No había yo querido leer ninguna reseña o crítica de esta obra teatral antes de verla en el teatro Luchana de Madrid para no ir condicionado por opiniones ajenas.

Pero he de confesar que me hubiera ayudado conocer de antemano algunos pormenores del argumento para poder seguir con mayor detalle el desarrollo de la trama. A mis problemas de audición se unían los argentinismos de ese gran actor que es Miguel Ángel Solá y la rapidez y complejidad de los diálogos entre él y esa no menos grande actriz que es Paula Cancio. Y eso que mi mujer, mi cuñada y yo estábamos sentados en la fila 2, prácticamente compartiendo escenario con los intérpretes, pues la fila 1 creo que no se pone a la venta.

Cuando voy al cine o veo en casa la televisión me resultan imprescindibles los subtítulos en castellano, aunque los actores hablen en esta mi lengua materna.

La obra comienza “in medias res” y los dos protagonistas de Doble o nada son los únicos que aparecen en escena, aunque hay otros personajes que, sin salir al escenario, desempeñan un papel, como el otro candidato a dirigir la empresa; o el consejo de administración, especie de “gran hermano” que todo lo controla, según atinada comparación de Miky; o la esposa del director, ambos celebran ese día un aniversario de su boda; un tal Raúl, con quien conversa por el móvil varias veces Ricardo, y no entendí bien si es su chófer o ayudante; o hasta la tormenta que retiene a los protagonistas en el despacho del director…

Por supuesto que no voy a desvelar el desenlace de la acción dramática, en la que vamos enterándonos de la admiración que Miky siente por Ricardo, ¿que desemboca en amor? O de la petición de Ricardo a Miky de que le ayude a escribir sus memorias y, aún más, de que se case con él.

Hay atracción sexual entre ambos, ¿o es estrategia de la subdirectora para lograr el ansiado puesto de directora?

Los giros argumentales, sutiles o manifiestos, mantienen en ascuas al espectador, combinando la intriga dramática con rasgos de humor y de amor.

Todos los componentes de las relaciones humanas entre un hombre y una mujer, sin descartar la ambición, la lucha por el poder, la violencia, el machismo, van aflorando en las palabras que intercambian el director, hombre mayor y enfermo, y la joven subdirectora, espléndida, atractiva y llena de vitalidad.

Había pocos espectadores, no más de treinta, en la función a la que nosotros asistimos, después de un año de representaciones. Miguel Ángel solá, al saludar y dar las gracias a los asistentes al término de la representación, nos pidió que la recomendáramos a amigos y conocidos.

Es lo que yo hago a mis lectores: no les defraudará, saldrán enriquecidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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