12 de enero de 2020

El Parlamento de España ya no es español


Las palabras y la vida
Alberto Martín Baró

La investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España se ha caracterizado por una serie de circunstancias que se pueden resumir como sigue:
1. Es la primera vez en la historia de nuestra democracia, desde la aprobación en referéndum por la mayoría del pueblo español de la Constitución de 1978, que se presenta a la investidura un candidato apoyado por una coalición de partidos, en este caso el PSOE y Unidas Podemos (UP).
2. Esta coalición, que ya pudo haberse formado después de las elecciones del 28 de abril de 2019, no se llevó efecto por las profundas discrepancias entre los líderes de ambos partidos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. A Pedro Sánchez –recordemos sus propias declaraciones– le quitaba el sueño, no solo a él, sino también al 95 % de los españoles, la posibilidad de introducir en el Consejo de Ministros a Pablo Iglesias y a otros miembros de la formación podemita.
3. 48 horas después de las elecciones del 10 de noviembre de 2019, sin que las posiciones de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias, y de sus respectivos partidos, hayan cambiado en lo sustancial, y sin tantear cualquier posibilidad de llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas, se firmó un pacto entre el PSOE y UP.
4. Como la suma de los 120 diputados del PSOE y los 35 de UP estaban lejos de la mayoría absoluta, que en el Congreso español se cifra en 176, Sánchez tuvo que iniciar unas negociaciones con otras agrupaciones políticas para conseguir, si no dicha mayoría absoluta, al menos una mayoría simple en segunda vuelta, a saber obtener más síes que noes.
5. El resultado de la votación de la mañana del 6 de enero ha sido también la victoria más escuálida de nuestra historia democrática: 167 votos a favor (PSOE, UP, PNV, Más País, Teeruel Existe, BNG, Compromis y NC) frente a 165 votos en contra (PP, Vox, Cs, JpC, CUP, Navarra Suma, PRC y CC) y 18 abstenciones (ERC y Bildu).
6. Nada menos que diez partidos, entre los que se cuentan comunistas, nacionalistas y regionalistas, han dado su sí a la candidatura de Sánchez, mientras que se han abstenido los independentistas catalanes de ERC y los herederos de los terroristas vascos de Bildu. Habrá, sí, Gobierno, pero es problemático que haya gobernabilidad. La intervención del portavoz de ERC Gabriel Rufián ha dejado bien claras las exigencias de su formación: autodeterminación, amnistía para los presos sediciosos y mesa de negociación entre Gobiernos al mismo nivel. Por si hubiera alguna duda sobre la postura de ERC, su diputada Montserrat Bassa puso el broche de oro de las preocupaciones republicanas: “Me importa un comino la gobernabilidad de España. No son solo los jueces, ustedes (al PSOE) también son verdugos”. Tales declaraciones hacen presagiar una legislatura no solo breve, sino además marcada o bien por la traición y prevaricación de Sánchez si concede lo que legalmente no puede dar, o bien por la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. ¿Y van…?
6. Frente al bipartidismo, tan denostado por no pocos analistas políticos y las formaciones que venían a regenerar nuestra democracia, ahora impera en las Cortes españolas un regionalismo o cantonalismo que nos retrotrae a 1873 y la Primera República. España tiene un Parlamento que ha dejado de ser español. Los diputados que se sientan en sus escaños, con la excepción de los constitucionalistas, entre los que ya no se cuenta el PSOE de Sánchez, solo miran por los intereses de sus regiones, que ellos pretenden “naciones”. Junto a los independentistas catalanes declarados, que no solo aspiran a la secesión de España, sino a la creación de un Estado independiente en forma de república, están también representados en el Congreso diputados del País Vasco, que solo se sienten vascos, no españoles, y de una manera menos abrupta que los independentistas catalanes trabajan asimismo por su independencia; el BNG, Nueva Canaria, Cmpromis y hasta Teruel Existe, únicamente interesados por sus hasta ahora Comunidades Autónomas, “naciones” para Iceta y otras lumbreras.
7. Bajo el señuelo del progresismo se agazapan ideologías y prácticas que han demostrado ser funestas no solo para el desarrollo económico y la creación de puestos de trabajo, sino también para la democracia, la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos, lo que es patente en regímenes como el bolivarismo de Venezuela que defienden los comunistas podemitas.
8. Se ha tildado a Pedro Sánchez de “mentiroso compulsivo”. Puede que sí haya mentido. Pero a mí me preocupan, más que sus mentiras, su falta manifiesta de principios éticos, su incoherencia al afirmar una cosa y su contraria, su palabra carente de todo valor.
9. Se ha instalado en la vida política el frentismo de unos bloques incapaces de llegar a acuerdos por el bien común de una España sustituida por “este país”.
Y 10. ¿A qué vienen al Parlamento hasta ahora español los independentistas y nacionalistas de toda laya? ¿A cobrar un sustancioso sueldo por atacar a las instituciones que se lo pagan? Culpa también del Estado y de los votantes.

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