21 de febrero de 2021

Los hechos en las elecciones catalanas

Las palabras y la vida 

Alberto Martín Baró

Para evitar el fenómeno del “déjà vu”, o del “tabarrón”, del independentismo catalán, muchos comentaristas políticos se esfuerzan por ofrecer puntos de vista originales sobre las elecciones de la Generalitat del pasado 14 de febrero.

Yo procuraré en este breve análisis atenerme a los hechos y resumir las principales consecuencias que, a mi juicio, se derivan de los resultados electorales de la autonomía catalana.

El primer aspecto que conviene tener presente es, precisamente, que han sido unas elecciones autonómicas, pues hoy por hoy, y pese a quien pese, Cataluña sigue siendo una comunidad autónoma. De ahí se deriva que toda extrapolación de lo sucedido en Cataluña al resto de España entra en el terreno de la especulación, o de los deseos o temores de quienes así elucubran.

Un segundo dato de crucial importancia es la elevada abstención, que se cifra en un 46,5 % del censo, y que ha podido deberse al miedo a contagiarse. Pero es evidente que si el separatismo contara con el 80 % de la población catalana, como alardean algunos líderes independentistas, no se habrían quedado en casa ese elevado porcentaje de catalanes. Y solo el 26,7 % de los censados han apoyado a ERC, Junts y la CUP, mientras que en las elecciones de 2017 esos tres partidos consiguieron el 37,4 % de los votantes.

En tercer lugar, el excelente resultado del PSC, que ha obtenido 33 escaños, o sea, 16 más que en las elecciones de 2017, no va a permitir a Salvador Illa erigirse en presidente de la Generalitat y formar gobierno. Su victoria puede compararse a la de Ciudadanos en los últimos comicios, en los que ganó las elecciones con 36 diputados, con la diferencia de que Inés Arrimadas no se presentó a la investidura y sí lo hará el candidato socialista.

En cuarto lugar, la debacle del PP, con ser sonada, no quiere decir que el partido de Casado tuviera antes algún peso en la política catalana. Escasa diferencia hay entre contar con 3 escaños en vez de 4. En cambio, el triunfo de Vox, que ha entrado por primera vez en el Parlament con 11 escaños, sí permite al partido de Abascal y Garriga como cuarta fuerza parlamentaria ejercer una significativa oposición desde una postura constitucionalista.

¿Repercusión de los resultados de estas elecciones en el resto de España?

Que los defensores de la unidad de nuestra nación estén tranquilos: los independentistas, a pesar de que se jactan de que “lo volverán a hacer”, a lo más que se atreverán es a anunciar que “el pueblo catalán desea una Cataluña independiente en forma de República”, como ya hizo Carles Puigdemont el 11 de octubre de 2017 para, a renglón seguido, dejar en suspenso dicha declaración. Y a los pocos días, después de que se aplicara en la comunidad autónoma de Cataluña el 155, fugarse a Bélgica, donde continúa, lamentándose de que su partido haya cedido a ERC el primer puesto del pelotón independentista. Sánchez seguirá durmiendo en la Moncloa, dialogando con ellos, pero sin poderles dar el derecho a la autodeterminación que reclaman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario